Desconozco el motivo que impulsó a este joven lisboeta a grafitear un tranvía en esa gran pared y tampoco sé si detrás de él, otro grafitero dejará su obra sobre dicho tranvía. De todas formas, este arte urbano es efímero, como un fado que flota en el aire y se eleva sobre los tejados de Lisboa hasta desaparecer sobre las aguas azules del Estuario del rio Tajo...
No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río. Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar