Tras asentarse a finales del siglo XV en el Partido de la Serena, el noble placentino Juan de Zúñiga quiso rodearse de maestros que le enseñaran las distintas ramas del saber. Así, llevo consigo a juristas, músicos, médicos y a dos personajes que posteriormente serían reconocidos como los máximos exponentes en sus campos; al astrologo judío Abraham Zacut y al humanista andaluz Elio Antonio de Nebrija.
Pero dejemos que sea el cronista villanovense Torres y Tapia quien nos
cuente ese hecho tan trascendental:
“Y en Villanueva de la Serena, a la entrada de la villa a la parte de poniente, hizo el Maestre don Juan de Zúñiga una fuerte y lustrosa casa como para un gran señor, con dos corredores que caen a un patio que está a la entrada de la puerta principal. También hizo labrar en Zalamea, arrimada a la fortaleza un pedazo de casa para su aposentamiento, porque gustaba también de vivir en esa Villa.
Era don Juan aficionado a todas buenas
letras y además de los religiosos que allí tenía llevó consigo a algunos
hombres insignes en ellas: el astrólogo Abasurto, el maestro Antonio de Lebrija,
el doctor De
La casa para un gran señor en Villanueva a la que se refiere el cronista estuvo situada en la actual calle San Benito, en lo que hoy es el convento de las monjas concepcionistas. Y la fortaleza de Zalamea se corresponde con el castillo de Arribalavilla, en cuyo solar todavía se pueden observar balconadas y empedrados originales del siglo XV.
Restos del palacio de Zúñiga en Zalamea de la Serena. |
El maestro Antonio le enseñó latín. El judío Abasurto le leyó la Esfera y todo lo que era lícito saber en sus Artes. Recreación para el documental corto "Nebrija. Un humanista en la Serena." |
Pero no fueron Villanueva y Zalamea las únicas localidades
donde habitó Nebrija. El investigador Dionisio Martín Nieto ha encontrado pruebas que
evidencian la existencia de una casa propiedad de Nebrija en Alcántara. Precisamente el lebrijano
dedicó al monumental puente romano uno de sus poemas. Después de haber vivido
en Sevilla, Córdoba, Salamanca y Bolonia, Nebrija se había convertido en un
ferviente admirador del mundo clásico, dedicando a su estudio parte de su
empeño.
Puente romano de Alcántara. |
Alcántara. Centro histórico. |
Igualmente, Nebrija frecuentaría en los últimos años de su vida la localidad de Brozas, donde su hijo Marcelo residía por ser Comendador de una Encomienda y donde tenía un palacio, todavía en pie. Dicha Encomienda le había sido concedida por Zúñiga al hijo de Antonio de Nebrija años antes, en agradecimiento a su padre.
Brozas. Interior del palacio de frey Marcelo de Nebrija. |
Brozas. Vista general. |
Pero además se tiene constancia de la presencia de Nebrija en
otras localidades extremeñas, como Plasencia o Mérida, a la cual dedicó un
poema donde describía el mal estado en se encontraban los monumentos romanos,
lamentándose a su vez de la escasa estabilidad de las cosas humanas.
El estudio de las “antiguallas” de Mérida demuestra que no era la Gramática el único afán de Antonio de Nebrija, aunque pasaría a la posteridad gracias a ella. El inquieto lebrijano se interesó también por otras disciplinas, escribiendo varios tratados de Astrología, Botánica, Historia, Poesía… Nos hallamos, por consiguiente, ante un gran humanista, tal vez no suficientemente reconocido.
Interior del Colegio Español de Bolonia. (Italia) Nebrija pasó un largo periodo de aprendizaje en esta ciudad y en esta institución. |
Bolonia. Centro histórico. |
En cualquier caso, el mecenazgo de Zúñiga y la estancia de Nebrija en estas tierras supusieron probablemente el comienzo del Renacimiento en Extremadura. Hay que tener presente que estamos ante una de las fechas más determinantes de la Historia. Las guerras entra la Beltraneja e Isabel de Trastámara, conocida posteriormente como Isabel la Católica, habían terminado y nuevos aires empiezan a entrar. Así en 1492, Colón llega con sus naves a las Indias, se produce la conquista del Reino nazarí de Granada y como nota negra, se expulsa a los judíos del Reino de Castilla.
Además, ese mismo año se publica la Primera Gramática en
castellano. Distintos investigadores afirman que, por coincidencia de fechas,
dicho manual se habría escrito en Zalamea, tal vez en la casa que el andaluz
poseía en la parte alta, muy cerca del castillo.
Se convierten de esta manera, Antonio de Nebrija y su
mecenas Juan de Zúñiga, así como el territorio donde el gramático pasó sus años más fecundos, en personajes y lugares claves en la Historia de España porque
estamos sin duda ante un hecho trascendental; el
castellano es hoy día, según el Instituto Cervantes, la lengua materna de casi
500 millones de personas.
Boceto de Antonio de Nebrija. Obra del escultor Ricardo García Lozano. |