Hace aproximadamente 30 años que el profesor de Arte Juan Rosco Madruga y Elisa Téllez, su esposa, repararon en un ruinoso edificio situado en un bonito paraje cercano a la localidad cacereña de Alcuéscar. Enseguida les llamó la atención la antigüedad de aquellas piedras invadidas por las zarzas, rodeada de viejos olivos, alcornoques y naranjos y habilitada como antigua casa de campo y establo, y pensaron que podrían haber encontrado un edificio singular. Pronto comenzaron las excavaciones y los estudios arqueológicos confirmaron que, efectivamente, el valor del hallazgo era importante ya que se trataba de una basílica construida alrededor de los siglos VI-VII d.C. Posteriormente se llevó a cabo la rehabilitación de la vieja iglesia aunque para algunos entendidos esta no obtuvo los resultados más deseables, sobre todo por su cubierta y por el uso de marmol blanco en su interior.
Pero empecemos por el principio. Algunos cientos de años antes de que los romanos se asentaran en estas tierras, estas ya estaban habitadas por un pueblo que adoraba a la diosa Ataecina. Posteriormente los romanos incorporaron a su amplia gama de dioses a esta deidad llamándola Proserpina y representándola con la imagen de una cabra. Quizás hubiera, donde ahora se levanta la basílica, un templo dedicado a ella, a juzgar por los exvotos en forma de cabra que se han encontrado y otros restos...
Pero empecemos por el principio. Algunos cientos de años antes de que los romanos se asentaran en estas tierras, estas ya estaban habitadas por un pueblo que adoraba a la diosa Ataecina. Posteriormente los romanos incorporaron a su amplia gama de dioses a esta deidad llamándola Proserpina y representándola con la imagen de una cabra. Quizás hubiera, donde ahora se levanta la basílica, un templo dedicado a ella, a juzgar por los exvotos en forma de cabra que se han encontrado y otros restos...
Varios siglos más tarde se levantó la iglesia, aprovechando como era costumbre los sillares del antiguo templo. No se sabe exactamente cuando se construyó ni quien lo hizo. Algunas teorías afirman que lo hicieron, ya en tiempo de dominación árabe, los mozárabes. Otros opinan que la construyeron, algunos años antes, los visigodos y por eso tal vez recuerda tanto al prerrománico asturiano. Incluso hay teorías acerca del origen arriano de la iglesia debido a su cabecera o ábside de tres cuerpos. En cualquier caso y debido a razones aún desconocidas su vida fue efímera puesto que pronto fue abandonada.
Al parecer así permaneció varios siglos hasta que, aproximadamente en el siglo XV, fue reparada, produciéndole algunos cambios significativos y utilizada de nuevo durante un largo periodo hasta que fue de nuevo abandonada. La Desamortización, los franceses y el paso inexorable del tiempo hicieron el resto..
Hoy, rodeada de viejos alcornoques y olivos, se encuentra este edificio, enigmático, mágico y único, formando parte del paisaje extemeño y mostrando en su interior arcos de herradura, otros elementos arquitectónicos y algunas inscripciones, pero guardando para si secretos que nunca llegarán a desvelarse. Pero...¿cuantos otros tesoros guardan estas tierras convertidos ahora en establos o en naves agrícolas en espera de que un inquieto profesor de Arte los descubra antes de que sea demasiado tarde..?