Muchas veces encontramos en nuestras excursiones viejas construcciones y otros elementos que tuvieron uso ganadero o agrícola. La mayoría de ellas, abandonados varias décadas atrás, fueron construidas con materiales -maderas, barro, piedras, cañas, o retamas- que la propia Naturaleza ofrecía en las mismas dehesas, campiñas o sierras donde se hallan dichas construcciones. Mostraban sin embargo la belleza de los sencillo, de lo humilde, enseñándonos que hay pequeñas cosas cerca de nosotros, poco reconocidas, que quizás deberíamos aprender a tener más en cuenta.
Chozos, zahurdas, cochiqueras o corralás, fuentes, pilones, acequias, cercados en piedra seca, portalones, norias, piedras "pasaeras", potros de herrar y otros singulares elementos de gran valor etnográfico mueren poco a poco, azotados por el viento y la lluvia, sin que generalmente se pongan medios para evitarlo. Al menos, mientras esto ocurre, podemos fotografiarlos y contemplarlos.
Por cierto, la arquitectura en piedra seca está considerada por la Unesco desde 2018, Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.