Ya lo he escrito otras veces. Me gustan mucho esas ruinas situadas en lugares algo escondidos, de difícil acceso, invadidas por los matorrales. Para mí, evocan más cosas que esas restauraciones agresivas de hierro y hormigón. Sin embargo, hay lugares como Lacimurga, ciudad romana asomada al Guadiana y levantada sobre sustrato indígena, (post-orientalizante o tal vez con marcada influencia del Tartessos final), que se merecen algo más.
Muchos años después de las excavaciones, realizadas en la década de los noventa del siglo pasado, el yacimiento sigue abandonado a su suerte, con numerosos agujeros en su valla perimetral, pudiéndose observar en el interior de este recinto, distintos tipos de basura e incluso agujeros que denotan la acción de los expoliadores. (Al menos, en febrero de 2021, ese era su estado. Ojalá me equivoque y se haya iniciado algún tipo de proyecto de conservación y/o puesta en valor del yacimiento)
Aun así, recomiendo su visita por su interés arqueológico y por la belleza del entorno. Su emplazamiento es excepcional. Agua y más agua, cormoranes y garzas, dehesa y ovejas. Y en esta época del año, verde, verde y más verde.
No voy a añadir nada más sobre Lacimurga ya que podéis obtener excelente información en la Lista Roja de la web de Hispania Nostra, donde mi amigo Samuel Rodríguez Carrero (divulgador y defensor del Patrimonio Monumental como pocos) dejó en su momento un completísimo estudio y numerosas fotografías.
https://listaroja.hispanianostra.org/ficha/ciudad-antigua-de-lacimurga/
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