No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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domingo, 31 de enero de 2010

magacela. badajoz.


Magacela es una pequeña población, situada en la comarca de la Serena, que cuenta actualmente con poco más de seiscientos habitantes y que debe su origen al impresionante castillo que se alza en la cima de la sierra del mismo nombre.

Probablemente dicho lugar fue ocupado por turdetanos y después por romanos, pero fue durante la dominación árabe cuando se construyó gran parte de la fortaleza tal y como ha llegado a nuestros días. Debió ser, en su momento, una fortaleza inexpugnable puesto que gran parte de su extenso perímetro amurallado está construido sobre verticales paredes, dominando además una gran extensión de la enorme llanura que es la Serena y las sierras que la rodean: sierras de Montanchez, de Santa Cruz, de Orellana, de Tiros, de las Cruces e incluso las Villuercas.

De aquella época aún pueden observarse algunos restos almohades en aceptable estado como la torre (poligonal) del Homenaje y el torreón que guarda la puerta principal, con acceso en recodo. Durante este período hubo en la Serena otras fortalezas, como las de Zalamea, Benquerencia, Arsa, Lares y Mojafár, pero de estas tres últimas apenas queda rastro

Después, tras la conquista de estas tierras por los ejercidos cristianos, fue ocupada durante varios siglos por los monjes guerreros de la Orden de Alcántara, durante los cuales la fortaleza alcanzaría sus mejores momentos. Actualmente en su interior se pueden encontrar, aparte de lo ya citado, varios aljibes, algunos torreones, un cementerio y una iglesia, la de Santa Ana, que al parecer estuvo abierta al culto hasta no hace demasiado tiempo, en la que destaca la portada mudéjar.

Es de lamentar el ruinoso estado en que se encuentra gran parte del castillo, aunque ello no debe hacer desistir al viajero de dirigir hacia allá sus pasos para disfrutar de la inmensidad de la comarca desde este lugar, donde se escribieron importantes páginas de la historia de Extremadura.

De igual manera, no se debe dejar de recorrer la parte alta de su casco antiguo, que cuenta con empinadas calles de casas blancas e interesantes portadas de cantería. Abajo, dirección a La Coronada, la antigua Aldehuela, se encuentran los restos de un dolmen, construido al parecer hace unos 5000 años, en cuyo interior se pueden observar todavía algunos grabados y muy cerca un conjunto de hornos de ladrillos del siglo XVI. Es de destacar también las pinturas rupestres halladas en diversos abrigos de la sierra y la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, adosada a la cual se hallaba el Convento Prioral de Magacela.

Es, como veis, demasiado para una sola jornada, por lo que quizás sea conveniente volver en otra ocasión a Magacela, para saborear despacio los jirones que la Historia ha ido dejando por allí.

miércoles, 27 de enero de 2010

orellana de la sierra. badajoz.

Esta población, conocida en toda la comarca como Orellanita, está situada entre el embalse de Orellana y la sierra del mismo nombre. En ella viven en la actualidad poco más de trescientas personas. Desde su pequeño casco urbano se pueden obtener muy buenas vistas del enorme embalse que se extiende bajo la población pero merece la pena hacer un pequeño esfuerzo y caminar, bordeando la falda de la sierra, hacia la cascada que los vecinos conocen como el chorrero. Esta cascada cae desde un cortado de considerable altura y se puede apreciar desde bastante distancia. Al parecer solo es posible ver el agua correr en años tan lluviosos como este.

Lamentablemente los alrededores del cauce, aguas abajo, sufren un gran deterioro ambiental puesto que está ocupado por un huerto y hay varias pozos, vallas y obras de canalización.
Los más osados pueden subir, entre jaras, cantuesos y enebros, al nacimiento de la cascada (cuidado con las resbaladizas piedras) y contemplar y fotografiar, una vez más el embalse en la lejanía o seguir el cauce del arroyo, que discurre aguas arriba entre viejos olivos y antiquisimos muretes de piedra. La sierra de Orellana se une con la de Pela para producir un exquisito aceite de oliva. Ambas, junto con el embalse, sirven de refugio a numerosas especies vegetales y animales, especialmente aves, y se ofrecen generosamente a biologos, ornitólogos, fotógrafos, senderistas y otros amantes de la naturaleza.

martes, 19 de enero de 2010

embalse de orellana.badajoz




En pleno corazón de Extremadura, entre las comarcas de las Vegas Altas y de la Serena, se encuentra el embalse de Orellana. En él, el Guadiana se hace grande y ofrece al viajero la posibilidad de pasear por su pequeño puerto deportivo y conseguir fotografías propias de todo un puerto de mar. Tiene su encanto sentarse en algún pantalan y observar el vuelo de las numerosas especies de aves que por sus alrededores anidan...

Este embalse es muy frecuentado durante el verano por los habitantes de toda la comarca, pero aquellos que huyen de la masificación pueden encontrar aquí, durante los cortos y nublados días de invierno, un rato de tranquilidad y naturaleza. Desde aquí es posible visitar los numerosos embalses, rebosantes este año después de la últimas lluvias, que hay por esta parte de Extremadura: del Zujar, de la Serena, Puerto Peña...

Pero no todo va a ser maravilloso. Digamos tan solo que la especie vegetal que predomina en parte de los alrededores es el eucalipto y que las autoridades pertinentes no se han ocupado demasiado de proteger y restaurar el entorno.








De vuelta a Villanueva, por la maltrecha carretera que une el embalse con Gargáligas, es posible ver liebres y perdices que se cruzan asustadas por delante del coche, abundantes nidos de cigueñas sobre las copas de enormes encinas (como último reducto de la dehesa que el regadio se llevó por delante) y como no, a las grullas, que son las estrellas invitadas en esta época del año.

¿Quién se resiste entonces a bajarse del coche y ante un atardecer de pelicula, aunque haga frío y haya prisa por llegar a casa por que al día siguiente es lunes y hay que madrugar, gastar las últimas fotos del carrete...? (Perdón, de la tarjeta de memoria.)