El pasado fin de semana, después de visitar la Mezquita de Córdoba y la antigua ciudad de Medina Azahara, "descubrí" con asombro algunos datos sobre su construcción que indicaban que los magníficos arcos de herradura de ambos monumentos podrían estar inspirados en el no menos monumental Acueducto de los Milagros de Mérida. Los que habéis visto dicho acueducto recordaréis que consta de tres niveles de arcos y que alterna el ladrillo rojo con el granito. Pues bien, según se puede leer en algunas webs, los constructores islámicos que levantaron los bellísimos arcos que hoy asombran a propios y extraños, podrían haber tenido muy presente la tremenda obra de ingeniería romana que todavía podemos contemplar en algunos de sus tramos.
Observando con detenimiento las fotografías de los arcos de herradura de la Mezquita, se puede ver con claridad que alternan dovelas de ladrillo rojo con dovelas de granito. Esta alternancia de materiales y colores es precisamente uno de los motivos que hacen tan característico el interior de la Mezquita. La existencia de dos pisos de arcos es otra de sus singularidades. Y precisamente estos dos aspectos son los que hacen pensar que los constructores tuvieron en mente el acueducto emeritense cuando idearon el bosque de columnas que podemos ver en el interior del templo.
Pero la Mezquita de Córdoba no es el único lugar donde se utilizó este peculiar arco de herradura como elemento constructivo, puesto que en Medina AZahara, la ciudad que Abderraman III mandó construir a menos de diez kilómetros de Córdoba, también se utilizó esta técnica. La particularidad reside en esta ocasión en que estos arcos se pueden ver actualmente en el suelo, igual que hace varios siglos. El incendio y el saqueo que la ciudad sufrió solo setenta años después de su construcción, provocó su desplome y así los podemos ver ahora, apreciándose perfectamente la alternancia de ladrillo rojo y granito. Aplauso por tanto a aquellos que decidieron dejar los restos de estos arcos en el mismo lugar y posición en que quedaron tras la destrucción de la efímera ciudad.
Sin embargo, estas no son los únicos aspectos que relacionan los citados monumentos cordobeses y Extremadura, ya que al parecer los mármoles que recubrían algunos de los edificios y calles de Medina Azahara procedían nada más y nada menos de Estremoz (Portugal), cuyas canteras surtieron también de material al circo y a otros edificios de Mérida y más tarde al Monasterio de Batalha y a la Torre de Belén. Tremendo viaje de 330 km a través de la vieja calzada romana, el que tuvieron que realizar los encargados de transportar el mármol en pesados y fuertes carruajes desde Estremoz a Córdoba.
Por último señalar también que muchas de las columnas que hoy podemos ver en el interior de la Mezquita proceden de la urbe emeritense, desmantelada y utilizados sus restos para la construcción, por ejemplo, de la Alcazaba de Mérida y de la misma Mezquita cordobesa.
La próxima vez que vayáis a Córdoba, por tanto, pensad que gran parte de las 1300 columnas que soportan los 365 arcos que nos han llegado proceden de las ruinas de la Mérida romana, y que, probablemente, los constructores de la inmensa mezquita tenían muy presente el Acueducto de los Milagros emeritense cuando idearon la decoración de la que fue en su momento la segunda mezquita más grande del mundo.
En el siguiente texto, (tomado del artículo que sobre los acueductos de Mérida publiqué en este mismo blog 15 de noviembre de 2013) podéis ampliar información sobre el acueducto de los Milagros:
"De los dos acueductos de Mérida, el Acueducto de los Milagros es, sin duda, el más monumental. Fue construido en el siglo I d.C. y abastecía de agua a la urbe romana desde la presa de Proserpina. Esta obra salvaba, por tanto, una distancia de más de once kilómetros, aunque en su mayor parte eran conducciones subterráneas. Su altitud máxima, 25 metros, la alcanza sobre el cauce del arroyo Albarregas. En la actualidad se conservan 73 pilares.
Como decía, este acueducto tiene algunas peculiaridades que lo hacen distinto. Una de ellas es el empleo del ladrillo para la construcción de los arcos. Igualmente original es el empleo de hileras de ladrillos intercaladas con los sillares de granito. Como se puede ver en las distintas fotografías, esta técnica constructiva confiere al monumento una alternancia de colores muy característica.
La tercera particularidad, y tal vez la más importante, es que está dotado de una triple arcada. Al parecer, estamos ante el único acueducto romano de la península que presenta tres niveles de arcos. (La geometría de los acueductos romanos en Hispania. Carlos Rubio Bardón.). El monumental acueducto de la ciudad portuguesa de Elvas tiene, en algunos de sus tramos, hasta cinco niveles de arcos, pero fue construido a partir del siglo XVI."
los acueductos de mérida. Para los no entendidos, entre los que me incluyo, los acueductos romanos que han llegado a nuestros días son, simplemente, grandes obras de ingeniería, que proporcionan un enorme atractivo a aquellas ciudades que han sabido conservarlos. En ese sentido, podemos considerar que Mérida es una ciudad afortunada, puesto que se encuentra entre las escasas ciudades que cuenta en la actualidad con dos acueductos.