En los últimos tiempos he tenido la oportunidad de contemplar y fotografiar algún verraco vetón para añadir a mis archivos de esculturas zoomorfas prerromanas. Así, a los ya mostrados en otras ocasiones en este blog (verracos del museo de Cáceres, de Segura de Toro, de Villar del Pedroso, etcétera.) hay que añadir tres más.
Como veis uno de ellos es muy conocido ya que fue citado en la fabulosa novela pícara El Lazarillo de Tormes, en un episodio que sin duda recordaréis. Andaba el infeliz protagonista de la magistral obra por Salamanca sirviendo a un ciego, cuando este le invitó a acercarse al pétreo animal.
"Salimos de Salamanca, y llegando a la puente, está a la entrada de ella un animal de piedra, que casi tiene forma de toro, y el ciego mandóme que llegase cerca del animal y, allí puesto, me dijo:
-Lázaro: llega el oído a ese toro y oirás gran ruido dentro dél.
Yo simplemente llegué, creyendo ser así. Y como sintió que tenía la cabeza par de la piedra, afirmó recio la mano y diome una gran calabazada en el diablo del toro, que más de tres días me duró el dolor de la cornada, y díjome:
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