Hubo un tiempo en que los espacios libres de aceras y plazas de nuestros ciudadades y pueblos lo ocupaban algunas pequeñas zonas verdes. Después llegaron el hormigón, el granito, o el hierro y lo invadieron todo. Duros y vacíos espacios muy inapropiados -sobre todo para los meses cálidos- sustituyeron entonces a esas islas de vegetación que nos alegraban la vista además de servir de refugio a la fauna urbana y en ocasiones, nos proporcionaban sombra.
Afortunadamente, todavía quedan algunos espacios de ese tipo, por ejemplo en Villanueva de la Serena, donde todavía podemos ver algunas zonas "relictas" en las cuales setos y arbustos sobreviven entre farolas, papeleras, señales de tráficos y demás mobiliario urbano.
Nice post thank you Ryan
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