Esta tarde, mientras paseábamos por las inmediaciones del dolmen de Magacela, nos sorprendió una impresionante tormenta. Bueno, en realidad sabíamos que, tarde o temprano, la tormenta iba a descargar sobre nosotros. Pero los negros nubarrones, la luz de la tarde y los relámpagos alumbrando el cielo, daban al lugar una belleza casi mágica que impedía que echáramos a correr hacia los coches para volver a casa.
¿Cuántos años hace que pusieron aquí esta pesadas piedras? nos preguntábamos. ¿Y cuál sería el significado de los gastados símbolos que dejaron hendidos en la piedra? Después, pudimos leer en un cartel informativo próximo que el dolmen había sido construido tres o cuatro mil años antes de nuestra era y que, probablemente, los esquemas grabados tenían un significado ritual, mágico, funerario o religioso. Lamentablemente, la cúpula pétrea y las piedras que formaban el corredor habían desaparecido.
Más tarde, bajo un tremendo aguacero, volvimos a Villanueva. Y mientras conducía, no podía dejar de preguntarme que sentirían los hombres que levantaron aquellas grandes losas al ver aproximarse hacia ellos una tormenta tan tremenda como la de aquella tarde.
Villanueva de la Serena. A unas horas de producirse el equinoccio de otoño.
Lo que más me gusta es lo bien que has captado este rayo.
ResponderEliminarBesos
Me gusta la primera foto, pero la última, con la tormenta sobre el pueblo y el castillo, es excepcional.
ResponderEliminarMG