No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

SEGUIDORES

jueves, 20 de enero de 2022

la pequeña edad de hielo.

Conquista de la Sierra. Cáceres.
                                        
Conquista de la Sierra. Cáceres.
                                        
Conquista de la Sierra. Cáceres.

              

Muchas veces me he preguntado la razón de la existencia de antiguos molinos hidráulicos en lugares donde aparentemente no existen corrientes de agua importantes capaces de accionar los mecanismos de molienda. 

Eso me ha ocurrido recientemente, por ejemplo, en Magacela, en Botija, en Conquista de la Sierra, en Arroyomolinos o en Monroy, donde he podido visitar y fotografiar molinos en ruinas situados en las cercanías de arroyos o riachuelos donde apenas corre un hilo de agua, incluso durante el periodo invernal. 

Ya sé que estos molinos disponían de un azud donde embalsaban el agua en la época de lluvias y que con posterioridad, mediante un sistema de acequias y compuertas, se conducía y regulaba el caudal hasta provocar el movimiento de las ruedas, pero así y todo cuesta entender que ciertos cauces condujeran un caudal de agua suficiente. 

Arroyo del Molar. Magacela. 

Monroy. Cáceres.

Río Ortiga. 

Río Ortiga.

Eso me hace pensar -y así lo comentamos siempre los amigos que suelen acompañarnos en este tipo de cosas- que cuando estos ingenios fueron ideados y construidos, las lluvias eran más abundantes. Pero quizás esta percepción, lógicamente carente de rigor científico, tenga visos de realidad teniendo en cuenta que entre entre los siglos XIV y  XIX, hubo un periodo conocido como Pequeña Edad de Hielo, durante el cual hubo una serie de anomalías que afectaron al Hemisferio Norte provocando temperaturas más bajas de lo normal y fuertes lluvias. Según las fuentes consultadas estas anomalías climáticas fueron más acusadas cuanto más al norte. En la península ibérica también se tiene constancia de temperaturas muy bajas y abundantes precipitaciones, frecuentes tormentas, fuertes ventiscas, etcétera. Naturalmente estas irregularidades provocaron cambios e incomodidades a los habitantes de extensas zonas pues las cosechas se vieron mermadas, sufriendo también sus efectos la ganadería. Se ha escrito incluso que estas circunstancias cambiaban a veces el curso de las guerras, ante las dificultades de las tropas de vadear ríos o avanzar en campo abierto, por lo que las batallas y escaramuzas se producían principalmente durante los periodos estivales. 

En internet hay suficiente información para todo aquel que sienta curiosidad respecto a este periodo en la península y resto de Europa. Sin embargo, no he podido encontrar nada que se centre realmente en los efectos de estas anomalías en Extremadura aunque puede seros interesante la lectura de los siguientes artículos: 

Notas sobre el clima en Extremadura. (1463-1550) Julián Clemente Ramos.

La explotación de la nieve en la Pequeña Edad de Hielo. 


Arroyomolinos. Cáceres. 

Botija. Cáceres.

Compuerta de azud. Conquista de la Sierra. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario