Muy cerca ya de Portugal y en la sierra que lleva su nombre se ubica la villa de Gata. No es dificil imaginar a los caballeros de la Orden de Álcantara, capas blancas y cruz verde en el pecho, subir a lomos de sus cabalgaduras por sus empinadas callejas. Allí estableció don Juan de Zúñiga, último maestre de la Orden, lo que se ha venido en llamar una academia literaria, a la cual atrajo a los más insignes maestros de la época. Entre ellos se encontraba el andalúz Antonio de Lebrija. Aquello fue hacia 1485. Aún hoy el viajero que llega a Gata puede encontrar con facilidad bajo las sobrias casas de piedra, simbolos o imagenes de un pasado que no deberían perderse: Lo que parecen ser aperos de labranza, apoyados en la pared de piedra, esperando las hábiles manos que las enganchen a la terca mula o ese curioso escudo que se diría fue colocado por el maestro albañil tras un largo trago de vino de pitarra.
Pero, ¿cual es el significado de las tenazas y las demás herramientas? ¿Señalaban tal vez un taller de carpintería?
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