No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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viernes, 30 de octubre de 2009

nogales.badajoz.

Situado sobre un promontorio desde el que se dominan grandes extensiones de la Tierra de Barros se alza el castillo de Nogales. Dicho castillo fue mandado construir en 1468 por el primer Duque de Feria, poderoso noble, dueño de enormes extensiones de tierra y de los castillos de Zafra y Villalba. Consta la fortaleza de una gran torre rodeada de una muralla con cuatro torreones cilíndricos en las esquinas. Es posible observar todavía los adornos con ladrillos que decoran sus muros y almenas, por lo que es probable que en su construcción intervinieron alarifes mudéjares, aunque predominan el mampuesto y el granito. Entre los elementos que más llaman la atención se encuentra la puerta, muy bien conservada, y los escudos que hay tallados sobre ellas. Recientemente los alumnos de Jardinería del Taller de Empleo Barros I han realizado trabajos de ajardinamiento y adecentamiento en la explanada sobre la que se asienta el castillo.










Las vistas que desde la torre del homenaje se pueden contemplar son espectaculares. Por el norte se puede divisar una enorme llanura de barro rojo ocupada en su mayor parte por viñas, de las cuales se obtienen vinos de calidad pero poco conocidos fuera de Extremadura, y que tienen la Denominación de Origen Ribera del Guadiana. Por el sur los pueblos empiezan a ser blancos mientras se hacen dueñas del paisaje onduladas sierras donde el cerdo ibérico, bajo la sombra de encinas y alcornoques centenarios, rebusca la bellota.

 

Pero Nogales no es solo su castillo, su iglesia y su cementerio, curioso trío que desde hace años convive en lo más alto. Al recorrer su pequeño casco urbano, se pueden encontrar preciosas muestras de arquitectura popular, empinadas calles y como no, el bar "El Pipa" donde se pueden saborear unas sabrosas migas que ayudaran a entrar en calor y a recobrar fuerzas puesto que los amantes de la Naturaleza tienen la oportunidad de dirigir sus pasos hacia distintas rutas senderistas. Entre ellas destaca la denominada de "Los doce apostoles", llamada así por que al final de dicha ruta se pueden contemplar enormes ejemplares de estos árboles, que desafiando al paso de los años, esperan a todo aquél que quiera comprobar lo pequeño que es el hombre.

jueves, 22 de octubre de 2009

vía verde del guadiana.



Cruzando la comarca pacense de las Vegas Altas discurre en gran parte, por donde antaño lo hiciera el ferrocaril, la Vía Verde del Guadiana. A través de ella, es posible cubrir un total de 57 km. a pie o en bicicleta, desde Villanueva de la Serena a Logrosán. Parece ser que está previsto el acondicionamiento de dicha vía hasta Guadalupe. Antiguas estaciones como las de Rena, Zorita, Madrigalejo, o Logrosán (ya casi en las Villuercas) salpican el recorrido aunque de ellas solo quedan en pie las paredes y el aire triste y melancólico que siempre flota alrededor de una estación abandonada.

Ideado durante la dictadura de Primo de Rivera, paralizada su construcción durante la guerra civil y retomadas las obras durante los años 50, solo llegó a ver pasar el ferrocarril el tramo Logrosán-Villanueva (estaba previsto que llegara a Talavera de la Reina). A mediados de los 60, fue definitivamente suspendido. Un tunel en Cañamero, las ya mencionadas estaciones y el viaducto de Guadalupe quedaron abandonados a su suerte para mostrar la historia de un fracaso. ¡Cuanto esfuerzo quedó enterrado en vano en aquella obra!

Al menos ha quedado para disfrute de senderistas y cicloturistas y sobre todo para los ornitólogos que tienen aquí una magnifica oportunidad de disfrutar de cigueñas, fochas, garcillas, grullas y otras aves que encuentran un lugar propicio en el medio humedo de arrozales y maizales. La Via Verde atraviesa tres Zepas (Zonas de Especial Protección para Aves) transcurriendo su primera parte entre cultivos de regadío, apareciendo a partir de Madrigalejo las primeras manchas de dehesa.











"Arrozales"


"Río Gargáligas"

lunes, 19 de octubre de 2009

dolmen de lácara. badajoz.

Es, a decir de los entendidos, unos de los dolmenes de mayor tamaño que se conocen en la peninsula e incluso en Europa. Desgraciadamente, tras el paso del tiempo y tal vez también a causa de los expolios, actualmente se encuentra muy deteriorado, sobre todo en lo que se refiere a la camara mortuoria. Esta, a juzgar por las piedras que todavía se mantienen en pie, debió ser impresionante. Sin duda el viajero que las contempla no puede dejar de preguntarse como pudieron mover dichas piedras, hace tantos miles de años y con tan escasos medios, los constructores del dolmen de Lácara. Algunos ortostatos han desaparecido así como la gran losa que cubría la cámara y que estaría situada a más de 5 m. de altura. Por suerte, el corredor, de varios metros de longitud, se encuentra en mejor estado de conservación y permite recrear el monumento y la importancia que debió tener el personaje que en él fue sepultado. A medio camino entre Aljucén y La Nava de Santiago, pero en el término municipal de Cordobilla (este dato no lo he podido confirmar) y en una finca privada, cuyo dueño mantiene el portillo abierto (cosa que es de agradecer) se encuentra esta joya megalítica. Pero esta no es la única joya que posee dicha finca; hermosos berruecos, piedras de granito que a causa de la erosión han quedado al descubierto, salpican el paisaje adehesado de encinas y retamas. Uno de estos inmensos bolos presenta una escalera tallada en la roca que un vez más hace que la imaginación del viajero se dispare. ¿Cuando, porqué y quien talló estos escalones? No muy lejos, una semiderruida zahurda de piedra espera, impaciente sin duda, a algún etnólogo que la haga objeto de su estudio.
Mientras, a orillas del río Lácara, centenarios y esplendidos alcornoques muestran sus torcidos troncos, desnudos ya tras el descorche. En espera de las ansiadas lluvias, pues el verano ha sido largo y el otoño se ha iniciado seco, los alcornoques parecen bailar imitando tal vez las danzas de los primeros habitantes de estas tierras de dolmenes, de bellotas y de olivos. Existen por la zona otros dolmenes, como los de la la Roca de la Sierra o el de Carmonita, más modestos pero igualmente interesantes para el viajero, ávido de descubrir los tesoros que guarda esta tierra extremeña, aspera a veces, pero siempre sorprendente.







"Semillas
del majuelo "



"El baile de los alcornoques"

domingo, 4 de octubre de 2009

puebla de guadalupe. cáceres.




Situado en la agreste comarca de las Villuercas y entre bosques de castaños y robles se encuentra la Puebla de Guadalupe. Y es que, de esta manera se conoce al dédalo de calles que a la sombra del célebre Monasterio surgió para albergar a los primeros pobladores y posteriormente, para alojar a los peregrinos que en gran número acudían para venerar a la que es actualmente Patrona de Extremadura, de la isla de la Gomera y de México. Pasar bajo los arcos medievales que aún se conservan o caminar por las calles repletas de macetas, cuidadas primorosamente por los vecinos, hace evocar al viajero los tiempos en que la Puebla era una populosa villa a la que llegaban gentes de todos los confines.


La Puebla fue muy frecuentado por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón, puesto que allí, dentro de los muros del Monasterio encontraba la reina la paz y el recogimiento que en otros sitios similares faltaba. El aragonés, sin embargo, tenía otras aficiones más mundanas. (Muy cerca, en Madrigalejo, le sorprendió la muerte debido a un uso continuado de un afrodisíaco extraído de un escarabajo verde cuando, dicen las malas lenguas, iba a reunirse con una de sus amantes.)

Y como no. Si allí estaba Isabel, allá que se presentaba un oscuro navegante de origen incierto, para encontrar quien sufragara su arriesgado viaje. A la vuelta de su primer viaje a las Indias, Colón dirigió sus pasos a Guadalupe para agradecer a la Virgen Morena el éxito de su aventura.

En la Puebla estuvo también Miguel de Cervantes para dejar sus grilletes en la Ermita del Humilladero (templete de estilo mudéjar que se puede apreciar en una de las fotografías) tras ser liberado de su cautiverio de Argel.



Afortunadamente, como en otros muchos lugares de Cáceres, en Guadalupe se conservan preciosas muestras de su arquitectura tradicional: piedra, adobe, madera, soportales y balcones conforman un hermoso entramado que ha merecido ser declarado Conjunto Histórico-Artístico. Durante el recorrido por sus empinadas calles el olor a pueblo antiguo, a leña y a humo envuelve al viajero que, cohibido quizás ante el majestuoso Monasterio y los tesoros que guarda dentro (y tras haber saboreado el vino de Cañamero y la sabrosa morcilla que ofrecen en cualquiera de las casas de comidas que alrededor del Monasterio hay) dirige sus pasos hacia el río Guadalupejo para pasear por su ribera.