No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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viernes, 29 de abril de 2011

cáceres.



Hace unos años tuve la suerte de vivir, aproximadamente durante diez meses, en la ciudad de Cáceres. Mi mujer y yo viviamos en la calle Camino Llano, por lo que apenas recorríamos unos metros de empinada cuesta y entrabamos, como por encanto, en plena ciudad medieval. Palacios-fortalezas, conventos, iglesias, callejones empedrados, cigüeñas revoloteando sobre los torreones...todo, de repente, se mostraba ante mi. Acostumbrado a las calles blancas del sur, la sobria arquitectura cacereña me llamó especialmente la atención. Recuerdo sobremanera los paseos nocturnos por las solitarias calles del casco antiguo, entre la niebla o la fina lluvia...Recuerdo también como caminabamos sin rumbo por la calle Pintores y las calles aledañas, curioseando en los escaparates de las tiendas. Y como no, el placer de saborear un Ribera del Guadiana, sentado en algunos de los bares de la Plaza Mayor, contemplando la majestuosa torre de Bujaco y el resto de edificios que conforman la ciudad antigua. Creo que fue allí, en Cáceres, (y durante las escapadas que hicimos al Valle del Jerte, a la Vera o a Hervás) donde me di cuenta del potencial de una desconocida, al menos para mi, Extremadura.

Hay algunos blogs en los que aparecen muy buenas fotografías de esta ciudad. Hoy quiero poner mi granito de arena virtual con las imágenes que muestro en esta entrada.



lunes, 25 de abril de 2011

ícaro.


Seguro que todos conocéis la leyenda de Ícaro, el joven que quiso volar tan alto que provocó que el calor del sol derritiera las alas de cera que Dédalo, su padre, había confeccionado para él. Hoy he descubierto que en Plasencia hubo también un Ícaro y que éste, como el griego, tuvo un desgraciado final de viaje.

Esta tarde, hojeando "Viage a España" de Antonio Ponz, me ha llamado la atención la historia que cuento a continuación. No sé si habéis visto u oído hablar de la sillería del coro de la Catedral de Plasencia. Pues bien, este coro, tallado en madera de nogal allá por el año mil quinientos y poco, presenta extrañas, obscenas e irreverentes escenas que, sin embargo, pasan desapercibidas para la mayoría de los visitantes. Dice la leyenda que el autor de estas figuras murió cuando, para escapar del encierro al que había sido sometido en la propia catedral, ideó un artilugio con el que poder volar.

"El asunto es, que lo que creemos fabuloso en Dédalo, fue un hecho verdaderamente sucedido en Plasencia. Voló un hombre y voló un gran trecho.

Es opinión que el tal avechucho fué el que hizo la sillería del coro de la catedral. (...) Atravesó trepando por los vientos toda la ciudad, desde el castillo hasta la Dehesa de los Caballos, medio quarto de legua distante de Plasencia. La causa de este vuelo la cuentan de dos maneras.

Dicen uno, y son los del populacho, que lleno de vanidades el artífice de la sillería prorrumpió en gran blasfemia (...) , que habiéndole puesto en una de la torres aguzó el ingenio hasta encontrar el modo de salir volando.(...) Pasmados todos cuando le vieron, le conjuraron, y cayó haciéndose pedazos en la Dehesa de los Caballos, no habiendo permitido Dios que tal blasfemo quedase sin castigo.

Otros aseguran que habiendo consumido muchos millares, más de los que debía percibir durante dicha obra, le citaron sus acreedores ante la justicia y temeroso de que le prendieran se retiró a sagrado, en el que estuvo más de un año, siendo su habitación la torre de la iglesia (...) y cuando hubo compuesto su artificio, dió el famosos vuelo.(...)

Para escapar determinó dos cosas, comer poco para adelgazarse y que todo su alimento fuera de aves, a las que mandaba llevar con sus plumas hasta que juntó gran porción. Pesaba la carne de las aves peladas y luego sus plumas y sacaba por computo fixo que para sostener dos libras de carne eran necesarias quatro onzas de plumas.(...) Averiguada dicha proporción pegó con cierto engrudo seis libras de plumas a los pies, cabeza y brazos y a todas las demás partes del cuerpo, dexando hechas dos alas para llevarlas en las manos , y remar con ellas: así se arrojó este emplumado al viento."

Antonio Ponz. Viage de España. Tomo VII.

Ya conocéis el final. Rodrigo Alemán, que así se llamaba el intrépido tallista, no tuvo, digamos, un buen vuelo, y se estrelló con todo el equipo en las afueras de Plasencia. Habréis advertido que ya por aquellos años los presupuestos se hacían principalmente para rebasarlos y que al igual que ahora, los acreedores no solían tener buenas intenciones.

No sé si las aventuras y desventuras del Ícaro extremeño son ciertas o si lo que refiere Ponz se trata simplemente de una leyenda. Aunque supongo que eso es lo de menos...



lunes, 11 de abril de 2011

zafra. badajoz



Decenas de veces he viajado por la Vía de la Plata, entre Sevilla y Mérida, pero nunca había tenido la oportunidad de visitar Zafra. No hace mucho tuve por fin ocasión de hacerlo y atravesé los arcos de sus antiguas puertas, paseé por sus calles limpias y blancas y admiré el mudéjar de sus plazas...Parecía como si ya antes hubiera estado allí. Parecía que paseaba por Carmona, no sé, por Ecija...Los olores, la arquitectura, las sensaciones...Recordé entonces que Zafra es conocida como Sevilla la chica.

Y es que la luz que rebota en sus paredes, las flores en los balcones y por qué no, sus bares y terrazas repletos de gente, (hablando a voces, aunque no tanto como en Sevilla, claro) te hacen sentir que has dejado los extremos del Duero, sus pastos y sus recias encinas y te encuentras en el sur. Aquí la sobria arquitectura popular extremeña de dinteles de granito y fachadas simples adquiere otro aire. Se podría afirmar que el sur empieza en Zafra.

El casco antiguo de esta localidad no es muy extenso y todos los caminos llevan al mudéjar de las dos plazas, la Grande y la Chica, verdaderas obras maestras de este estilo hispano-musulmán o al impresionante Alcázar de los Figueroa. Por cierto, esta fortaleza es desde hace tiempo Parador Nacional y ha sido incluida recientemente entre los cincuenta mejores hoteles del mundo por un periódico británico. Tomar un café en su esplendido patio renacentista, callejear, tomarse una caña y una tapa en cualquiera de sus bares, curiosear en alguna tienda, respirar aires sureños...son cosas que se pueden hacer en Zafra...



lunes, 4 de abril de 2011

molinos.

Siempre me han atraído los viejos molinos harineros, abandonados, invadidos por las zarzas y expoliados de su maquinaria, que todavía subsisten en las orillas de nuestros ríos... Por toda Extremadura hay valiosas muestras de estos molinos, cada uno de ellos construidos con distintos materiales y con una tipología diferentes según la zona. Muchos, demasiados, apenas conservan restos de sus muros. Otros todavía se conservan bastante bien aunque lógicamente están en desuso o cumplen una función distinta de la que fueron concebidos.

Normalmente estos molinos se construían en el cauce de un río o arroyo y aprovechaban la fuerza del agua para mover una compleja maquinaria que con el tiempo se iría perfeccionando. Para poder controlar el agua, en ocasiones se levantaban presas, como en Campanario (Badajoz), donde aguas abajo de la Presa del Paredón, de origen romano, existían al menos catorce molinos. Estas construcciones incluso dieron nombre al cauce de agua donde se construyeron; Arroyo del Molar.

No muy lejos de allí, en el río Zújar, existen todavía algunos molinos harineros, pero otros muchos desaparecieron para siempre cuando se construyeron los grandes embalses que ahora riegan las fértiles vegas del Guadiana. Las imágenes que siguen a continuación corresponden respectivamente al molino de Santa María del Zújar y al Molino del Capellán, ambos en el río Zújar.

Las fotografías siguientes muestran un molino, del cual no conozco su nombre, situado en un paraje singular y poco conocido, concretamente en el río Ortigas, muy cerca de Don Benito (Badajoz). Como se puede apreciar en la fotografía, aguas arriba existe un azud o presa construida seguramente con el fin de abastecer, de manera controlada, de agua al molino. (Azud, aceña, acequia...que bonitas palabras de inequívoco origen árabe, cada vez menos usadas y todas relacionadas con el agua...)

Este otro también está situado en el término municipal de Don Benito, concretamente en la finca municipal de Doña Blanca. Como se puede observar ha sido objeto de diversas restauraciones.

Otro lugar que debe su nombre a la existencia de los molinos es Arroyomolinos de Montanchez (Cáceres). No he podido constatar si existen molinos de este tipo en algún otro lugar. Estos curiosos ingenios, a los que se les podría denominar "de montaña", aprovechaban el desnivel de la sierra para conducir el agua mediante acequias, que finalmente al caer desde una cierta altura, movería las piedras de moler.

www.extremosdelduero.blogspot.com/2010/04/montanchez-caceres

Pero otras veces la maquinaria era movida por el viento. Al parecer hubo varios molinos de viento en Castuera (Badajoz). Creo haber reconocido la planta circular y restos de muros de algunos de estos molinos en una ladera del cerro donde se asienta esta localidad. Desconozco si en algún otro lugar de la geografía extremeña se ha documentado la existencia de molinos de viento.

El caso es que el hombre, desde tiempo inmemorial, se las ingenió para poder moler el grano. Bien mediante la energía eólica o gracias a la energía hidráulica, y anteriormente de modo manual, nuestros antepasados se valieron para realizar la molienda y obtener la harina, sustento principal del hombre durante cientos de años. Aquí y ahora, donde todo nos resulta tan fácil y donde nos impacientamos si un archivo tarda unos segundos en descargarse de la red, deberíamos detenernos, de vez en cuando, a pensar que no hace tanto tiempo todo era bastante distinto. Tal vez, de esta manera, sabríamos valorar mejor lo que tenemos.

Piedra de moler. Castro vetón de Villaviejas de Tamuja (Cáceres)

Santa Cruz de la Sierra (Cáceres). Zahúrda construida sobre posible chozo prerromano. En primer término se puede ver un hueco en la piedra utilizado hasta no hace muchos años como abrevadero para el ganado. ¿Pudo ser utilizado para moler el grano?