No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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jueves, 23 de abril de 2020

ciudades y recintos abaluartados. costa de cadiz.





Hoy me quiero llenar de azules, de sal, de viento, de arena...

Por eso, os quiero invitar a un somero recorrido por la costa de Cádiz, a través de los distintos tipos de construcciones defensivas que podemos encontrar. Entre ellos, tal vez el conjunto arquitectónico militar más conocido e importante de la provincia gaditana sea su propia capital. Sin embargo, este tipo de edificios no son exclusivos de la bonita ciudad. Recorrer la costa con ojos curiosos implica, además de llenarse los ojos de ese azul intenso de mar y blanco de arena, encontrar numerosos restos de arquitectura militar. Algunos son relativamente modernos, como los búnkeres de Conil de la Frontera, construidos durante la postguerra, que resisten a duras penas los envites de las olas atlánticas y de los turistas. Otros tienen varios cientos de años, como las torres nazaríes desde las que se vigilaban posibles ataque por mar, o los castillos medievales erigidos por los nobles, celosos del destino del preciado atún que se capturaba en sus almadrabas.

De esta manera continúo con la serie Ciudades y recintos abaluartados, aunque esta vez no me voy a limitar a este tipo de defensas construidos entre los siglos XVII y XIX,  sino que voy a referirme a cuatro tipos distintos, atendiendo a la siguiente clasificación, como veis muy general:

Castillos de origen nazarí y medieval
Torres de vigilancia costeras de los siglos XVI
Recintos abaluartados de los siglos XVIII y XIX
Búnkeres de la postguerra.


Castillos de origen nazarí y medieval. La mayoría de las poblaciones que hoy se asoman a la costa gaditana tienen un origen muy antiguo. Así, a lo largo de todo el litoral se han encontrado restos fenicios -castillos de Sancti Petri (Chiclana de la Fra)  o de San Sebastián (Cádiz)- y romanos -Baello Claudia o el teatro romano de Cádiz-. Sin embargo, quizás el verdadero origen de estas localidades debemos buscarlos en la toma de estas plazas por parte de distintos señores feudales cristianos y en su posterior asentamiento y construcción de castillos, seguramente sobre restos nazaríes. Rota, Sanlúcar de Barrameda, Conil de la Frontera, Tarifa o Chipiona muestran todavía estas fortalezas alrededor de las cuales se desarrollaron sus respectivos cascos urbanos.

Chipiona. La principal función de su castillo era
la vigilancia de los corrales de pesca.
Castillo de Luna. Rota. Siglo XIII-XV
Puerta del Mar. Rota.
Torre de Guzmán. Construida por Alonso Pérez de
Guzmán para defender sus almadrabas.
Conil de la Frontera. 
Tarifa. Castillo de Guzmán el Bueno desde el puerto.
Tarifa. Monumento a Sancho el Bravo en las proximidades
 del castillo de Guzmán el Bueno. En su interior tuvo lugar el famoso episodio en
el cual Guzmán el Bueno se negó a entregar la plaza a cambio de la vida
de su hijo.
Palacio de los Condes de Castellar. Castellar de la Frontera.
Monumento Histórico Artístico. A la izquierda el Peñon de Gribaltar.


Torres de vigilancia costera del siglo XVI. Durante el siglo XVI, reinando Felipe II, ante el temor que infundían las flotillas de piratas berberiscos que merodeaban por el litoral se construyeron numerosas torres de vigilancia por toda la costa. Así, desde Ayamonte hasta Algeciras, se dispuso un gran número de torres, muchas de las cuales están actualmente convertidas en faros. De otras apenas quedan sus cimientos.

Al parecer, los torreones de planta circular, como la Torre del Puerco (Chiclana de la Frontera), fueron promovidos por el rey, mientras que los de planta cuadrada tuvieron como promotor al duque de Medina-Sidonia, dueño de numerosas almadrabas.


Torre de Castilnovo desde la Playa de los Bateles. Conil de la Frontera. 
Faro de Trafalgar. A la derecha los restos de la torre de vigilancia.
En 1805 tuvo lugar en sus proximidades
 la tristemente famosa Batalla de Trafalgar.
Torre de Roche desde la playa Fuente del Gallo. Conil de la Frontera.
Torre de Roche, reconvertida en faro en 1986. Conil de la Frontera.
El faro de la Isla de las Palomas de Tarifa también fue en principio
 una antigua torre de vigilancia. Los días claros se aprecia perfectamente
 la costa norteafricana.


Recintos abaluartados de los siglos XVIII y XIX.
A la hora de hablar de arquitectura militar abaluartada en la costa gaditana, a todos nos viene a la mente la ciudad de Cádiz. No en vano, junto a San Fernando, fue refugio del gobierno español cuando toda la península ibérica estaba ocupada por el ejército napoleónico. La necesidad de protegerse ante los ataques de las flotas según los distintos avatares políticos y militares que se iban sucediendo propició que la Isla de León se convirtiera en un lugar inexpugnable.  (Ver: Ciudades y recintos abaluartados. Cádiz.)

Castillo de San Sebastián. Cádiz. 

Además de las fortificaciones que defendían la Isla de León, y los fuertes franceses situados en la Bahía desde los cuales se bombardeaba dicha isla, hubo un islote que también tuvo gran importancia militar y estratégica; el islote de Sancti Petri. Actualmente podemos encontrar sobre él una torre medieval y numerosos elementos defensivos como garitas, troneras, baluartes, murallas, etc. A veces con la marea baja podemos ver incluso los restos de una calzada romana que unía este precioso enclave con Cádiz.

El islote de Sancti Petri tuvo un importante papel durante la Guerra de la
Independencia, por encontrarse en la desembocadura del Caño del mismo
nombre, en cuya margen derecha estaban apostadas las tropas francesas. 
Islote de Sancti Petri. Algunas empresas de turismo activo
hacen posible la visita a este singular enclave.
Vista parcial del castillo de Santi Petri. Al fondo, la ciudad de Cádiz. 

Otra de las ciudades que también fue fortificada durante este extenso periodo fue Tarifa, situada donde se acaba el Atlántico y empieza el Mediterráneo. La cercanía a África la hacía especialmente vulnerable, de manera que al viejo castillo medieval se le fueron añadiendo en las cercanías defensas abaluartadas entra las que destaca el conjunto fortificado de la Isla de las Palomas.

La Isla de las Palomas estuvo separado de Tarifa hasta 1808,
año durante el cual se construyó un espigón para unirlo a tierra firme.
Recinto militar de la Isla de las Palomas. Tarifa.
Las primeras baterías se instalaron en el siglo XVII.

Entre este numeroso listado de torres, recintos y castillos, merece ser destacado también el curioso caso de La Línea de la Concepción, población que debe su nombre y su origen a un sistema de fortificaciones, murallas y baluartes conocido como La Línea de Contravalación de Gibraltar. Estas defensas habían sido dispuestas por el gobierno español ante los incumplimientos del Tratado de Utrech por parte de los ingleses y su política expansionista. Con el tiempo, fueron añadiendose viviendas, almacenes y oras construcciones hasta convertirse en la populosa ciudad que es hoy.

El Peñón de Gibraltar. En el fondo La Línea de la Concepción, localidad
surgida a partir de la línea defensiva levantada para contener a los ingleses.
La costa norteafricana desde el Peñón de Gibraltar. El estratégico lugar
que ocupa el peñón así como la altura que alcanza, supuso que
 siempre fuera plaza codiciada. 

Búnqueres del siglo XX. Finalizada la Guerra Civil, ante el temor por parte de las autoridades franquistas de una invasión aliada, se construyen decenas de búnqueres por todo el litoral gaditano. Muchos de ellos todavía perduran. Otros han caído ante el empuje de los temporales. En todo el Campo de Gibraltar, lugar especialmente delicado durante la II Guerra Mundial por su proximidad al Peñón, en manos británicas, hubo más de trescientos. Uno de ellos, en San Roque, está musealizado y ofrece información sobre ese periodo.

Búnker. Cala del Puntalejo. Conil de la Frontera. 
Playa de La Caleta. Tarifa. Al fondo, nido de ametralladoras.
Castillo de Santa Catalina. A pesar de su aspecto renacentista, data de
1933. En la parte inferior de la roca en la que se asienta, se conserva aún
un interesante búnker.



ciudades y recintos abaluartados. cádiz. Siempre me he preguntado cómo de la arquitectura militar, diseñada para contrarrestar los peores instintos del hombre, puede emanar tanta belleza. Si tenéis la suerte de conocer Cádiz y habéis recorrido su perímetro entenderéis a que me refiero

Enlaces de interés:

https://www.castillosnet.org/espana/lista.php?mun=110035

https://es.wikipedia.org/wiki/Torres_de_vigilancia_costera#Torres_de_vigilancia_de_la_provincia_de_C%C3%A1diz

domingo, 12 de abril de 2020

rayos y truenos en villanueva de la serena.





Esta noche ha caído una gran tormenta sobre Villanueva de la Serena. He tenido suerte y he podido captar algunos rayos. Lo más curioso de todo quizás sea la cigüeña que aparece sobre uno de los bolos de la Iglesia de la Asunción, que no parece inmutarse ante la fuerte lluvia y los numerosos rayos y truenos que se veían y oían a su alrededor. 



(He recortado una de las imágenes para ampliarla y que se vea mejor la cigüeña a la que me refiero)






sábado, 4 de abril de 2020

ruth matilda, henri breuil y el abrigo de la calderita.

Henry Breuil y Ruth Matilda Anderson.
Fuentes: https://es.wikipedia.org/wiki/Henri_Breuil
http://www.heroinas.net/2019/02/ruth-matilda-anderson-fotografa.html


Todos los aficionados a las pinturas esquemáticas conocemos más o menos la figura del abate francés Henri Breuil (1877-1961), el cual recorrió en 1916 varias zonas de Extremadura estudiando y clasificando los abrigos rupestres más importantes, entre ellos el Abrigo de las Viñas (La Zarza, Badajoz), conocido hoy como Cornisa de la Calderita.    

Sin embargo, la figura de la fotógrafa Ruth Matilda Anderson (1893-1983) es todavía muy desconocida, a pesar de que es autora del libro "Spanish costume Extremadura", una obra publicada en 1951, que supone una fuente tremenda de información sobre la indumentaria tradicional extremeña y sobre otros muchos aspectos. Francamente,  Ruth Matilda era una autentica desconocida también para mi hasta que hace unos días, -gracias a la incansable y meritoria labor de Manuel Trinidad (Biblioteca Virtual de Extremadura y Club Universal Extremeño)- pude hojear y ojear en pdf el referido libro. Enseguida comprobé que estaba ante una obra importantísima, con numerosas descripciones y fotografías.

"Spanish costume Extremadura"


Pero este libro, además de ser de gran atractivo para todos los interesados en este tipo de cosas, es una fuente inagotable de anécdotas, entre las cuales quiero destacar la que protagoniza la autora en La Zarza, cuando se detiene allí al tener noticias de la existencia de un abrigo rupestre descrito y estudiado por Breuil, y con la ayuda de un maestro de la localidad y unos niños sube por la intrincada sierra para observar las pinturas. 

El siguiente párrafo es una traducción libre de la subida de Ruth Matilda al Abrigo de la Calderita, uno de los abrigos más destacados del Arte Parietal extremeño:

"Al sur de Mérida nos detuvimos para indagar sobre unas pinturas rupestres en una cornisa de la sierra. En “Zarza junto Alange” un maestro de escuela sabía que unos alumnos suyos conocían las pinturas y los oficiales encontraron fácilmente un par de jóvenes que hicieran de guías. Una hora y media ascendiendo “como cabras”, según Manuel, nos condujo a través de campos y olivos crecidos entre las rocas desnudas. Desgraciadamente, las pinturas se habían diluido, y era imposible identificar con certeza las figuras que Breuil había representado como una mujer con falda larga y un hombre con túnica corta. Sin embargo, el paisaje bajo nosotros era gratificante. En primer plano la arboleda de color verde plata brillaba sobre la tierra rojiza. Más allá los campos arados, muy rojizos, se encontraban divididos por grises líneas de muros rectos y curvos formados por piedras apiladas pacientemente por los labradores. Un gran puente delataba la presencia del Guadiana, cuyos reflejos azules se asomaban aquí y allá enre la tierra de barro o entre el verde que tapizaba las colinas suavemente redondeadas, punteadas con olivos o con pequeños cortijos blancos."

Párrafo a través del cual Matilda Anderson describe el ascenso
 hasta el Abrigo de la Calderita.

Portada del Volumen II de las Pinturas Rupestres Esquemáticas de la
Península Ibérica. A la derecha calco del Abrigo de Las Viñas,
conocido actualmente como La cornisa de la Calderita. 

Bitriangulares. HenrI Breuil. 

Leyendo este pasaje comprobamos que es indudable que Matilda conocía la obra del investigador francés pues dejó descritas las figuras que esperaba encontrar. No obstante, como podéis leer, Ruth se llevó una pequeña desilusión al comprobar que, tras hora y media subiendo a la sierra "como cabras", las pinturas de los hombres y mujeres descritas por el abate Breuil no se percibían tan claramente como ella suponía. 

Sin embargo, es patente que la fotógrafa pudo disfrutar del interminable paisaje rojizo de la Tierra de Barros que se extendía bajo ella. Además, este paisaje tuvo que impresionarle bastante y por ello, lo describió con gran fuerza narrativa y poética; el tapiz verde de la hierba, las colinas de barro rojo suavemente onduladas, sus olivares, sus blancos cortijos, los reflejos de las aguas azules del Guadiana...

Como os decía, una gran aportación de Manuel Trinidad al poner a disposición de todos, mediante su magnífico trabajo, un obra de tanto interés sobre el patrimonio inmaterial de Extremadura. 


Bitriangulares. La Calderita. La Zarza. 
Bitriangulares. La Calderita. La Zarza. 
La comarca de Tierra de Barros (sus colinas ligeramente onduladas,
sus olivares, el suave tapiz verde...) desde la Cornisa de la Calderita.