No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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jueves, 21 de julio de 2016

las corralás de torrequemada. cáceres.


Una de las muestras más interesantes de arquitectura vernácula que he encontrado últimamente en la provincia de Cáceres son las corralás de Torrequemada, un conjunto de zahúrdas y cercados de piedra que tenían la función de acoger al ganado porcino, elemento básico en la subsistencia de las familias. Lógicamente estos interesantes ejemplos de arquitectura rural tradicional dejaron de tener uso hace ya algunos años, aunque por suerte todavía se conservan para mostrarnos el modo de vida de los habitantes de gran parte de la provincia cacereña. Al indudable valor etnográfico de las 230 corralás de Torrequemada, hay que añadir la belleza de la dehesa donde se encuentran, muy cerca además del casco urbano de la referida población.

Como decía este conjunto de zahúrdas estaba concebido para acoger en su interior los cerdos de los que cada familia disponía. Allí parían las hembras y amamantaban a los lechones. Allí también era alimentada la piara, aunque es de suponer que cuando las condiciones meteorológicas lo permitían estarían montaneando.

Según se puede leer en la cartelería instalada en la zona, las corralás están construidas en gran parte en piedra seca, es decir, sin argamasa de unión, y se pueden clasificar, según su tamaño y complejidad, en varios tipos; corralá simples, dobles o comunales.

Así, las corralás simples constan de una cerca de piedra en cuyo interior se halla la zahúrda y uno o varios abrevaderos. Estos abrevaderos pueden estar excavados directamente en la roca o bien aparecer como pilones exentos.

La zahúrda que integra este tipo de corralá suele ser de planta circular y como indica la cartelería antes mencionada, está coronada con un tejado cónico abovedado construido con ramas de retamas y tierra apisonada. A veces este tipo de corralá simple se muestran aisladas, apareciendo a veces anexas a otras construcciones similares. En este último caso pueden aparecer en distintos niveles del terreno.

Otro elemento típico de estas construcciones son los saltaeros, piedras salientes donde los ganaderos apoyaban el pie para poder acceder al interior de las cercas, puesto que las puertas habilitadas solían quedar demasiado bajas y estrechas para el paso de los hombres. Respecto a estas, señalar que las piedras utilizadas para conformar los huecos son de mayor tamaño que las utilizadas en el resto de la corralá.

Corralá simple, formada por corrral, zahurda y abrevaderos excavados en los
afloramientos rocosos.
En ocasiones, los abrevaderos son pilones circulares o rectangulares exentos.
Habitualmente, las piedras utilizadas como dinteles y jambas
son de maor tamaño que las que conforman los muros.

Las corralás dobles, como su nombre indica, son dos corralás cuyas zahúrdas están unidas por un muro medianero. En este caso, la planta deja de ser circular aproximándose más a planta rectangular u oval. Por lo demás, los elementos constructivos son semejantes a los de los corrales sencillos, ya descritos.

Corralá doble.  Se puede observar que la planta deja de ser circular. 
En esta ocasión tampoco falta la pila ni las piedras de gran tamaño
para conformar las puertas.

Y para finalizar, las corralás comunales, como las anteriores, propiedad del Ayuntamiento. En este caso eran cedidas a los vecinos con menos medios. Las imágenes siguientes muestran dos zahúrdas rectangulares  enfrentadas con gran número de habitáculos y bóveda de cañón, y un corral central. Lógicamente este tipo de construcciones, mucho más complejas, requerían de la intervención de personal más especializado.

Corralá comunal. 
Este tipo de corralá era cedida por el Ayuntamiento
a los vecinos con menos medios de subsistencia.

Por último, puntualizar que la Dehesa Boyal de Torrequemada no es el único lugar donde podemos encontrar este tipo de construcciones. A bote pronto, me viene a la memoria la falda de la preciosa Sierra de Santa Cruz. La verdad es que siempre había sentido gran curiosidad por este tipo de humildes construcciones que salen al encuentro durante el ascenso del Risco de San Gregorio. Lo que no imaginaba es que el extenso espacio natural de los Llanos de Cáceres escondía este pétreo poblado, este valioso y excepcional ejemplo de la forma de vida de nuestros antepasados...

Corralá en Santa Cruz de la Sierra.
El cerdo ibérico, verdadero protagonista en el pasado del sustento
en el medio rural, es todavía pieza básica de la economía
y en la conservación de la dehesa extremeña.