Veréis; Astérix y Obélix partieron de su irreductible aldea en barco, navegando hasta el actual País Vasco francés. Después, tras cruzar los Pirineos, llegaron a Pompaelo (Pamplona), en cuyas cercanías, en un paisaje coronado por hermosos molinos de viento, tuvieron un fugaz encuentro con dos personajes asombrosamente parecidos a nuestros queridos don Quijote y su fiel y orondo escudero. Está claro que aquí Uderzo y Goscinny se tomaron una pequeña licencia geográfica y situaron La Mancha mucho más al norte.
Tras cruzar los Pirineos... |
...tuvieron un encuentro con una curiosa pareja cerca de Pompaelo. |
Después visitaron Cauca (Coca) y Segovia. |
Y con posterioridad Helmántica (Salamanca) y Courdoba. |
Finalmente llegaron a Híspalis. (Sevilla) |
Casi inevitablemente, (para viajar de Salamanca a Córdoba), la pequeña comitivita, como todos sabéis, tuvo que transitar la Vía de la Plata hasta Mérida y posteriormente atravesar las actuales comarcas de Vegas Altas y la Serena, hasta entrar en la actual provincia de Córdoba. Este sería, al menos el itinerario más cómodo y rápido.
Es decir, durante este recorrido pasarían por Caparra, y las actuales Plasencia o Cáceres. Ocurre, sin embargo, que en el año 50 a.C. (año en que los autores sitúan las aventuras de Astérix), Plasencia todavía no existía como ciudad, como tampoco Caparra y Cáceres, que serían fundadas algunos años más tarde. A la altura de la actual Mérida, consistente en aquellos momentos en un asentamiento de origen prerromano, tomarían la calzada en dirección a Córdoba, hasta llegar a Metellium (Medellín), que como tal tan solo tendría una antigüedad de unos veintiocho años. Con posterioridad se adentrarían en la comarca de la Serena pasando cerca tal vez del recinto fortificado de Hijovejo (Quintana de la Serena) y de una quizás incipiente Iulipa (Zalamea de la Serena) donde todavía no se habría erigido el impresionante dístilo. Después cruzarían el Zújar gracias, si existía en esos momentos, al puente de las Alcantarillas, cerca ya de Monterrubio.
En un hipotético viaje de Asterix a través de la Serena es probable que encontrara numerosos recintos fortificados, como el de Hijovejo (Quintana de la Serena). |
Interior del recinto-torre de Hijovejo. Estas estructuras de control del territorio fueron levantadas durante los siglos II y I a.C. durante la romanización de la zona. |
Por lo tanto, el paso de los galos por la península tal vez no fue como lo reflejaron sus autores. Hispania en el año 50 a.C. todavía no había alcanzado el esplendor que conseguiría gradualmente siglos después. Esa Hispania repleta de circos, teatros, ciudades protegidas por altas murallas, acueductos y demás maravillas de la arquitectura e ingeniaría romana existirían pero no en la medida que imaginamos. Hay que tener en cuenta que la conquista romana de la península fue un largo proceso nada fácil y que durante el siglo I a.C. las guerras civiles romanas se trasladaron también a territorio hispano. De hecho, la última batalla de esas largas guerras tuvo lugar en Munda (Montilla, Córdoba) en el año 45 a.C.
Eso sí, como era de esperar, los autores franceses describieron, con gran ironía y humor, una Hispania llena de tópicos. Así, bandoleros de castizo estilo, corridas de toros, vías atascadas por el turismo y posadas repletas de rubios barbaros del norte, cante y baile flamenco alrededor de una fogata nocturna, obras interminables y apáticos peones camineros desfilan ante los ojos del lector en un volumen magnífico para guardar en el rincón de los libros más preciados. Como era habitual tampoco olvidaron los consabidos jabalíes asados, los mamporros marca Obélix o el breve encuentro con los desdichados piratas.
En fin, hubiera sido magnífico ver a nuestro héroe de rubio bigote y a sus acompañantes en algún punto de la geografía extremeña durante su aventura hispana, pero no pudo ser; tirón de orejas por tanto a Uderzo y Goscinny.
Por cierto, están locos estos romanos...
Vía de la Plata. Puente de Santiago de Bencáliz. Aldea del Cano. |
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