la ruina es bella

 

Molino. Rio Ortiga. Badajoz. 

Ermita. Sierra de Lares. Badajoz. 

                                              

Convento. Garrovillas de Alconetar. Cáceres.

                              

Han sido muchos los que han sucumbido ante la rara belleza que emana de los restos de antiguas castillos, iglesias, molinos o acueductos, dejándonos de esta forma bellas paginas. Así, en el siglo XVI el lebrijano Antonio de Nebrija o el utrerano Rodrigo Caro ya poetizaron ante las otrora grandiosas ciudades de Emerita o de Itálica. Siglos más tarde, otro andaluz, Gustavo Adolfo Bécquer cayó rendido ante misteriosos castillos o desoladas ermitas en ruinas, situándolos como escenario de muchas de sus leyendas. 

Sin embargo, a veces estas ruinas son objeto de agresivas restauraciones, sustrayendo gran parte del encanto que estas poseen. Hormigón, hierro y aluminio entran a saco en escena desluciendo hermosos conjuntos. Otras veces, la desidia e incompetencia de las autoridades, interminables tramites burocráticos o litigios con los propietarios se enredan en una espesa madeja que ni el mismo Alejandro Magno sería capaz de cortar, como hiciera con el nudo gordiano que le impedía la entrada a Asia. 

El caso es que, afortunadamente, todavía existen lugares singulares y escondidos, sin apenas intervenciones posteriores al abandono que causaron las desamortizaciones, las guerras civiles o la ocupación napoleónica. Esas son para mí las ruinas más atrayentes; las que invadidas por los matorrales desaparecen lentamente, de forma natural, mostrando la belleza del paso del tiempo...

Molino. La Cumbre. Cáceres.

Instalaciones ganaderas. Aldea del Cano. Badajoz. 

Construcción agroganadera. Magacela. Badajoz. 

Convento. Puebla de Alcocer. Badajoz. 

Castillo. Torreorgaz. Cáceres. 

Convento. Santa Cruz de la Sierra. Cáceres.