Es muy agradable comprobar, cada vez que subo al castillo de Capilla, la buena labor que desde hace varios años se viene realizando en dicho castillo, y la continuación de los trabajos de excavación y puesta en valor del yacimiento islámico situado en la falda donde este se asienta.
Desconozco de donde viene la financiación para estas mejoras pero lo cierto es que la diferencia existente desde la primera vez que lo visité (cuando era un verdadero peligro subir a sus torreones y recorrer sus murallas, a punto de desmoronarse) y la actualidad es abismal. Y esto se debe casi en su totalidad al interés y al trabajo que desarrollan sus habitantes, su alcaldesa y demás miembros del Ayuntamiento, y el arqueólogo Diego Sanabria, con quien hemos tenido la suerte de coincidir esta mañana, el cual nos ha explicado in situ los trabajos que se están realizando. Así, una vez consolidados en campañas anteriores diversos elementos constructivos de la fortaleza y preparado su interior para la visita, los trabajos se centran ahora en sacar a la luz restos pertenecientes a la ocupación almohade de la elevación.
Lo más curioso de todo, y lo más estimulante, es que esta pequeña población de La Serena cuenta con apenas doscientos habitantes. Un enorme ejemplo de recuperación del patrimonio monumental de manos de los propios vecinos y una buena manera de emplear el dinero público.
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