A medida que los ejércitos cristianos iban conquistando la enorme extensión de territorios que actualmente conocemos como Extremadura, dichos territorios eran repartidos entre las diversas Órdenes militares que, para tal empresa, habían hecho acto de presencia; las Órdenes de Alcántara, de Santiago y del Temple.
Finalmente, tras algunas disputas y trueques, la Orden del Temple disfrutó durante varias décadas de las encomiendas o bailías de Alconétar, Capilla y Jerez. Realmente, para Francisco J. Durán Castellano en su artículo Los templarios en la Baja Extremadura, la primera no alcanzó tanta importancia militar y económica como las encomiendas de Capilla y de Jerez. Además para este mismo autor, aunque la importancia de ambas fue muy similar, la Encomienda de Jerez ha sido mejor conocida, tanto por su privilegiada situación geográfica como por la leyenda creada tras su trágico final. (Recordemos que en Jerez de los Caballeros existe una torre llamada Torre Sangrienta donde murieron ajusticiados los últimos templarios.)
Hasta la conquista cristiana de las actuales comarcas de la Serena y la Siberia, dicha zona era una región poco poblada donde se habían asentado diversas tribus bereberes, dedicándose a la ganadería y a la vigilancia de los caminos naturales por los cuales discurrían importantes rutas comerciales que unían Mérida con otras relevantes poblaciones. Para ello, en los puntos más altos habían levantado fortalezas como Capilla, Benquerencia, Magacela y Almorchón. Alrededor de ellas crecían pequeñas alquerías, mientras en los extensos pastizales se criaban rebaños de ovejas. Los bereberes vivían, por tanto, de manera muy similar a como lo habían hecho en las serranías del norte de Marruecos, de donde procedían.
Pero, tras las diversas campañas organizadas por Fernando III, parte de este extenso territorio acabó perteneciendo a la Orden del Temple. En el articulo citado anteriormente, Francisco J. Durán Castellano afirma que la donación tuvo lugar el 9 de septiembre de 1236, fecha del establecimiento de la Encomienda de Capilla, una de las más importantes de las 24 que tuvo el Temple en Castilla y León.
Igualmente este autor estima que la bailía o encomienda de Capilla ocupó una superficie de 1397 Km2. Este territorio incluía las actuales poblaciones de Capilla, Siruela, Baterno, Sancti Spiritus, Risco, Garlitos, Zarza Capilla, Peñalsordo, Cabeza del Buey, Tamurejo y Garbayuela. Como es de suponer, esta extensión proporcionaba a la Orden destacables ingresos, procedentes de sus pastos y de las miles de cabezas que se alimentaban de ellos, pero también de los impuestos que recaían sobre la caza, la pesca, las colmenas, los pasos, etcétera.
Castillo de Almorchón. De origen árabe, posteriormente cayó en manos de los templarios. Una vez disuelta la Orden del Temple fue cedido a la Orden de Alcántara. |
Ermita de Belén. Cabeza del Buey. Al parecer, en origen fue un convento templario. |
Hasta la conquista cristiana de las actuales comarcas de la Serena y la Siberia, dicha zona era una región poco poblada donde se habían asentado diversas tribus bereberes, dedicándose a la ganadería y a la vigilancia de los caminos naturales por los cuales discurrían importantes rutas comerciales que unían Mérida con otras relevantes poblaciones. Para ello, en los puntos más altos habían levantado fortalezas como Capilla, Benquerencia, Magacela y Almorchón. Alrededor de ellas crecían pequeñas alquerías, mientras en los extensos pastizales se criaban rebaños de ovejas. Los bereberes vivían, por tanto, de manera muy similar a como lo habían hecho en las serranías del norte de Marruecos, de donde procedían.
Pero, tras las diversas campañas organizadas por Fernando III, parte de este extenso territorio acabó perteneciendo a la Orden del Temple. En el articulo citado anteriormente, Francisco J. Durán Castellano afirma que la donación tuvo lugar el 9 de septiembre de 1236, fecha del establecimiento de la Encomienda de Capilla, una de las más importantes de las 24 que tuvo el Temple en Castilla y León.
Igualmente este autor estima que la bailía o encomienda de Capilla ocupó una superficie de 1397 Km2. Este territorio incluía las actuales poblaciones de Capilla, Siruela, Baterno, Sancti Spiritus, Risco, Garlitos, Zarza Capilla, Peñalsordo, Cabeza del Buey, Tamurejo y Garbayuela. Como es de suponer, esta extensión proporcionaba a la Orden destacables ingresos, procedentes de sus pastos y de las miles de cabezas que se alimentaban de ellos, pero también de los impuestos que recaían sobre la caza, la pesca, las colmenas, los pasos, etcétera.
Castillo de Puebla de Alcocer. El tiempo que esta fortaleza permaneció en poder de los templarios fue muy escaso. |
Restos de una capilla templaria en la Sierra de Lares. |
Los restos de muralla que todavía se conservan dan una idea de la importancia que en determinados momentos tuvo el castillo de Lares. |
En los primeros años del siglo XIV, Clemente V disuelve la Orden del Temple. Tras ello, la mayoría de las posesiones de la Encomienda de Capilla fueron cedidas a la Orden de Alcántara. A pesar del tiempo transcurrido, en algunas de sus antiguas posesiones extremeñas todavía ondea la bandera con el emblema templario...
Emblema de la Orden del Temple ondeando en la Torre Sangrienta. Jerez de los Caballeros. Badajoz. |
Hola, Jesús. Imprescindible la entrada, como siempre.
ResponderEliminarTodavía me quedan algunas de esas piedras por conocer. Bueno, y mucho más de La Baja Extremadura.
A ver si algún día...
Hasta pronto
JM
(Una cosilla. En la bandera que ondea en la última imagen luce la cruz patada de los Templarios y no la de la Orden de Alcántara que es verde y con los brazos en forma de flores de lis)
Corregido José Manuel. Gracias por tus palabras y por advertirme del error. Las prisas de última hora...
ResponderEliminarPor cierto, cuando quieras te acercas y nos damos una vuelta por los maltrechos castillos de la Serena y la Siberia.
Un abrazo y hasta pronto.
Un reportaje interesante. Tengo que ir a conocer esas tierras. Besitos.
ResponderEliminarA pesar de que el año pasado estuve viendo algunas zonas de la tierra extremeña, este es otro de los lugares que se me quedó atrás.
ResponderEliminarMuy buen reportaje con una muy buena información. Me ha encantado la fotografía segunda.
Besos
http://ventanadefoto.blogspot.com.es/
¡Fantástica entrada! Ya va siendo hora de que esta Extremadura se conozca bien de verdad.
ResponderEliminarQué pena que en este reportaje –tan interesante como los anteriores y los que lo sigan– no hayas podido ilustrarlo más que con ruinas: hermosas, pero ruinas. Somos especialistas en despreciar el pasado, abandonar sus huellas y, en casos no infrecuentes, destruirlas.
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