No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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domingo, 28 de septiembre de 2025

el río tajo de oeste a este

Recorrer en un mapa los mil kilómetros de curso del rio Tajo, desde su nacimiento en la Sierra de Albarracín (Teruel) hasta su desembocadura en el Océano Atlántico, concretamente en el estuario que lleva su nombre y que baña la capital lusa, Lisboa, es viajar a través de siglos de Historia y comprobar la diversidad y belleza de los paisaje que va dejando atrás. A mí, además, me sirve para seguir aprendiendo y revisar mis viejos archivos de fotografías.

Pero vamos a centrarnos en el curso cacereño, empezando por la localidad de El Puente del Arzobispo (Toledo), donde el río Tajo deja de ser castellano manchego y se convierte en extremeño, y donde el azar y la Historia quisieron que actualmente cada mitad del puente pertenezca a una comunidad autónoma distinta. Dicho puente fue construido en el siglo XIV para facilitar un mejor acceso a los peregrinos que se dirigían a Guadalupe, dando origen a la localidad citada. Constaba de dos torreones para controlar el paso, ya desaparecidos. 

El rio Tajo hace de linea divisoria entre las provincias
de Toledo y Cáceres. Puente de El Puente del Arzobispo,
mitad castellanomanchego, mitad cacereño


A no mucha distancia, en la orilla extremeña, un precioso desfiladero nos conduce a una fortaleza -muy desconocida y poco visitada-, anterior a dicho puente, puesto que fue construida en el siglo X, durante el periodo islámico. Su función, vigilar posibles avances enemigos en un territorio que hacía de frontera con los reinos cristianos. Su nombre, Castillo de Castro, invoca además tiempos muy anteriores, cuando el pueblo vetón poblaba la zona y construía castros, es decir, poblados defensivos. El hallazgo de varios verracos vetones de piedra, así lo atestigua. Algunos de estas formidables esculturas se pueden ver en el casco urbano de Villar del Pedroso. 

Fortaleza de Castro. Villar del Pedroso. 

Verraco vetón. Villar del Pedroso. 


Sin embargo, ese largo viaje no ha hecho más que empezar. A continuación, molinos hidráulicos, castillos medievales en ruinas y puentes renacentistas que solo emergen en periodos de sequía, jalonan el curso del río, que corre a veces encajonado, a través de vastas dehesas hasta expandirse, unos treinta kilómetros después, en el Embalse de Valdecañas. 

Allí, bajo sus aguas se hallan monumentos megalíticos, antiguas haciendas ganaderas y los restos de Talavera La Vieja, población que quedó abandonada a su suerte, cuando sus habitantes fueron forzados a marchar, tras la construcción de la presa. Se da la circunstancia de que dicha población se hallaba construida sobre una antigua ciudad romana, Augustobriga, cuyos restos quedan a la vista durante los cíclicos periodos de sequías que afectan a la península. En esas ocasiones, es posible identificar también en ella el cardo y el decumano, las dos calles principales que vertebraban las ciudades romanas y lo que fue un templo utilizado con posterioridad como cilla o almacén de grano. Además, al pie de la EX-118 es posible contemplar un hermoso templo, desmontado y trasladado de su lugar original en 1963, antes de la finalización de las obras de la presa. Dicho templo se conoce actualmente como Los Mármoles. 

Los Mármoles. Bohonal de Ibor. 

Talavera la Vieja, en septiembre de 2011. 


Prosigamos el serpenteante recorrido del río unos 15 kilómetros, para avistar en la lejanía Belvís de Monroy y su poderoso castillo de origen medieval, que alcanzaría su máximo esplendor en el siglo XVI. Eran tiempos de belicosos nobles señoreando por los caminos, orgullosos de sus posesiones y de sus castillos y casas fuertes, en cuyo interior todavía se pueden apreciar esgrafiados y patios al gusto renacentista.

No muy lejos, un agradable paseo por la dehesa cacereña nos conduce a un convento donde tuvo lugar un hecho muy relevante en la aventura americana, de la que tantos extremeños tomaron parte, puesto que de dicho convento doce franciscanos partieron hacia México en 1523 con la misión de evangelizar a los nativos.

Castillo de Belvís de Monroy. 

Monumento a los Doce Apóstoles 
de México. 

Convento de San Francisco del Berrocal.


Ocho kilómetros río abajo, una vez sobre el puente de Albalat tendremos la oportunidad de conocer más vericuetos de la Historia, porque pocos lugares habrá tan desconocidos para el gran publico y tan llenos de batallas, escaramuzas, idas y venidas de tropas y por supuesto, de absurdas muertes como el citado puente y sus alrededores.

Construido al final del siglo XV y dotado de un magnífico escudo de Carlos V, el Puente de Albalat significaría en adelante un lugar estratégico respecto a la comunicación entre Madrid y Extremadura. Por ello, durante la invasión francesa fue volado en parte por el ejercito español para impedir el paso de las tropas invasoras, tras lo cual algunos metros aguas abajo, los franceses idearon un puente de pontones, es decir de barcas, para el traslado de sus tropas, y sendos fortines, Fort Ragusa y Fort Napoleón. Escondidos entre eucaliptos y matorrales, es posible todavía ver sus restos. 

Un esplendido molino abandonado, los restos de una posada y una ciudad amurallada de origen árabe actualmente en proceso de excavación, completan el llamado Lugar Nuevo, lugar que rezuma historia por los cuatro costados. 

Los más veteranos recordarán cuando a bordo de un flamante seiscientos, orgullo patrio, Lugar Nuevo era parada obligatoria para los que viajaban a Madrid, donde reponer fuerzas, ir al baño y añadir agua al radiador del sobrecalentado motor. Hoy día, de aquello solo quedan escombros y el esqueleto del restaurante.

Puente de Albalat. Finales del siglo XV. Romangordo. 

Escudo de Carlos V. Puente de Albalat. 

Restos de Fort Napoleón, construido para vigilar el puente de 
pontones establecido tras la voladura del puente de Albalat.

Restos de Albalat, ciudad del periodo islámico.

Lugar Nuevo. Antiguo restaurante, parada obligatoria 
antes de la construcción de la Autovía del Suroeste

Y por fin, corriendo un tupido velo ante la Central Nuclear de Almaraz, llegamos a Monfragüe, -monte fragoso y bosque mediterráneo, hábitat de numerosas especies y paraíso actualmente de biólogos y aficionados a la fotografía de Naturaleza-, inaccesible territorio por donde el Tajo avanza a duras penas abriéndose paso entre los roquedos que un día escogieron los hombres del Calcolítico para dejar sus pinturas rupestres. Después los vetones construirían sus castros, los romanos establecerían minas y los árabes castillos. Más recientemente, fue lugar escogido por temibles bandoleros para asaltar a los incautos viajeros, hasta el punto que en el siglo XVIII se determinó el establecimiento de tropas para  evitar dichos desmanes dando lugar a Villarreal de San Carlos, el único núcleo existente en el interior del Parque Natural. 

Pinturas rupestres del Calcolítico. Sierra de Santa Catalina.
Serradilla.

Castillo de Monfragüe sobre el río Tajo. 

Castillo de Monfragüe. 

Cierva en las proximidades de Villarreal
de San Carlos.

Ciervas bebiendo en el río Tajo.

Buitres. El Salto del Gitano.

Prosigamos aguas abajo, -todavía en las retinas decenas de buitres leonados y con suerte, alguna cierva con su cría-, pero teniendo en cuenta un recomendable desvío a Talaván, población de apenas 800 habitantes que alberga un viejo cementerio plagado de misteriosos personajillos sobre los cuales se han vertido multitud de teorías.

Condenado. Ermita del Santo Cristo. Talaván.

Condenado. Ermita del Santo Cristo. Talaván.

Visto lo visto, tal vez sea pronto para elegir solo uno entre todos los lugares que el Tajo toca en su recorrido de oeste a este de la provincia cacereña y más teniendo en cuenta que, pronto, sale a nuestro encuentro parte de un majestuoso puente romano, eso sí, trasladado piedra a piedra en 1970 para que no quedara sumergido para siempre bajo las aguas del Embalse de José María Oriol. Otros monumentos no tuvieron igual suerte y solo son visibles en determinadas ocasiones, como el castillo de Rocafrida o Floripes, al que se le atribuye origen templario si bien podría ser de posterior construcción.  

En este punto, sería imperdonable no hacer un alto en el camino y desplazarnos mediante un pequeño desvío a Garrovillas de Alconétar y a su plaza, probablemente una de las más hermosas de la península. En las afueras de su bien conservado casco urbano, otra gran obra arquitectónica y artística languidece a la espera de una actuación por parte de las autoridades que nunca llega. Impresionante el convento franciscano de San Antonio de Padua, desamortizado y saqueado, en proceso de ruina progresiva.  

Puente romano de Alconétar. 
                                    
Castillo de Floripes, apenas visible desde 1969. 
Fotografía cedida por Samuel Rodríguez Carrero. 

Plaza Mayor o de la Constitución. Garrovillas de Alconétar. 

Convento de San Antonio de Padua. Garrovillas de Alconétar.


Y por fin, después de admirar pinturas rupestres de la Edad del Cobre, recorrer territorios vetones, transitar por puentes romanos, atravesar ciudades de origen islámico, cobijarnos en castillos y casas fuertes medievales y renacentistas y otear el Tajo desde un fortín francés, entramos en los dominios de los monjes guerreros de Alcántara. Cansados quizás ya, pero satisfechos, no podemos tener un colofón mejor que el colosal puente romano sobre el Tajo y un sistema abaluartado erigido en un alto para su vigilancia. En su interior, un bonito casco histórico, la iglesia de Almocóvar y el grandioso Conventual de San Benito, ambas de gran interés artístico. Como en otros muchas poblaciones, aquí también las huestes napoleónicas dejaron su huella y más tarde las desamortizaciones hicieron el resto.  Es imposible no citar a Luis Bello cuando en su "Viaje a las Escuelas de España" escribió "con las vitelas de los libros de San Benito se han hecho muchos pares de botas de Alcántara."

Puente romano de Alcántara y Presa del Embalse
de José María de Oriol. 

Alcántara y su Puente Romano.  

Conventual de San Benito. Siglo XVI. Alcántara. 


Tras Alcántara, después de avanzar 250 kilómetros aproximadamente por la provincia cacereña y cruzarla de oeste a este, el río Tajo prosigue su inexorable camino hasta el océano, ejerciendo de frontera natural con Portugal varias decenas de kilómetros. Es el final del recorrido extremeño, siendo Cedillo y Herrera de Alcántara las últimas poblaciones que roza antes de hacer lo propio por tierras portuguesas, hasta finalmente hacerse grande formando el mayor estuario de Europa Occidental. No hay mejor final que acariciar Lisboa.

Torre de Belem. Lisboa.

Puente 25 de Abril y Santuario. Almada.

Monumento a los Descubrimientos. Lisboa. 




martes, 19 de agosto de 2025

parís, medellín, badajoz, olivenza, gévora... y la isla de trocadero.



Probablemente muchos de vosotros habréis visitado el Arco del Triunfo en Paris y reparado en que aparecen cinceladas en sus paredes algunas poblaciones extremeñas, como Medellín, Gévora, Badajoz u Olivenza. Pues bien, el motivo de que estas localidades figuren en dicho monumento es fácil de imaginar. Francia consideró que determinados episodios bélicos -ocurridos durante la  invasión de España y Portugal en 1808 por parte del ejercito napoleónico- supusieron grandes victorias. Igualmente se puede leer Plaisance, que rápidamente asociamos con Plasencia, aunque en esta ocasión se refiere a una intervención francesa en Haití. 






Para más inri, Trocadero, uno de los lugares parisinos más visitados por los turistas y desde donde se obtienen las mejores vistas de la Torre Eiffel, recibe su nombre debido a otra victoria francesa, ocurrida en suelo español, concretamente en el término de Puerto Real (Cádiz), enmarcada en uno de los episodios más vergonzosos de la Historia de España; me refiero a la entrada en la península, en 1823, con la total complicidad del rey borbón Fernando VII, de los Cien Mil Hijos de San Luis. (Además, como curiosidad, hay que señalar que la variedad de lechuga francesa por excelencia se conoce como lechuga Trocadero)

Plaza del Trocadero. Paris. 

Torre Eiffel, desde la plaza del Trocadero. Paris. 

Pero refresquemos un poco, aunque brevemente, aquella etapa. Resulta que en 1820, Rafael del Riego, un experimentado militar liberal que, como otros muchos españoles, había arriesgado su vida en no pocas ocasiones para expulsar a los ejércitos napoleónicos, fue el protagonista de un pronunciamiento en Las Cabezas de San Juan, (Sevilla) cuando se dirigía con sus tropas a América. El motivo, "los buques podridos" donde debían embarcar, y el cariz absolutista del rey Fernando y el hecho de que este no hubiera jurado la Constitución de 1812. 

El caso es que este pronunciamiento, no sin la oposición de los partidarios de Fernando VII, dio lugar al Trienio Liberal, durante el cual el rey se vio forzado a aceptar la Constitución. Finalmente, en 1823, el rey -felón para unos y deseado para otros- y sus partidarios recurrieron a la ayuda francesa para volver a instaurar el absolutismo y dejaron el paso expedito al contingente francés, conocido como los Cien Mil Hijos de San Luis. 

En Agosto de ese mismo año, refugiados los constitucionalistas dentro del sistema abaluartado de Cádiz, tuvo lugar la batalla de la Isla de Trocadero, tras la cual los franceses tomaron un fuerte allí existente, transformándolo posteriormente para bombardear la ciudad, a la cual entraron tras su rendición el 3 de octubre.  

Isla de Trocadero. (Puerto Real. Cádiz).
Al fondo San Fernando. 

Restos del Fuerte de San Luis. Una vez tomado por los franceses, fue 
utilizado para bombardear Cádiz. 

Isla de Trocadero. (Puerto Real. Cádiz).


Murallas de Cádiz, ciudad donde se refugiaron las Cortes
hasta su rendición, tras la Batalla de Trocadero.

Según los expertos, la victoria francesa en Trocadero fue definitiva para los intereses del rey, terminando con el Trienio Liberal y dando paso a un tiempo de terror y muerte para el bando liberal. El mismo Riego fue ejecutado en la horca, así como otros muchos liberales. Igualmente algunos ilustres extremeños como José María Calatrava, Fernández Golfín y Muñoz Torrero fueron perseguidos y exiliados.  

Un fraile venda los ojos del almedralejense Fernández Golfín antes de
ser fusilado. "Fusilamiento de Torrijos y sus compañeros
en las playas de Málaga". 

Tras la muerte de Fernando VII, la lucha entre absolutistas y liberales, carlistas e isabelinos, prosiguió durante buena parte del siglo XIX, llenando inútilmente de sangre los campos y las calles de pueblos y ciudades. 

miércoles, 13 de agosto de 2025

grafitos perdidos en la sierra de la ortiga. don benito.



Allá por 2011, escribía sobre un edificio rural que hizo las veces de cuartel durante la Guerra Civil, situado en la Sierra de la Ortiga de Don Benito, lo siguiente: "Los "graffitis" que hace aproximadamente 75 años dibujaron los milicianos republicanos resisten el paso del tiempo, las inclemencias y los derrumbes, mostrándose como importantes testimonios de una guerra fratricida que nunca debió ocurrir. Pero, ¿por cuanto tiempo?" 

Y efectivamente, estos "graffitis", o mejor dicho, grafitos, ya no existen. Según me informa mi amigo Dovane Antonio, las lluvias de los últimos años han derribado el tejado y los muros de adobe donde se hallaban dichos dibujos, bastante simples pero con un contenido y valor histórico impresionante. Por tanto, ahora se encuentran enterrados bajo los escombros y el entramado de cañas y travesaños de madera que conformaban la cubierta. 

Enorme pérdida la de estos dibujos, a la que también se ven abocados numerosos grafitos y esgrafiados existentes en castillos, ermitas y otros edificios, -algunos con varios siglos de antigüedad-, si las autoridades competentes en esta materia no lo impiden.



Un torero de nombre Juan Español torea con un  mapa de España
una caricatura de "Hitler, el hijo de puta". Debajo
se puede leer: "Entra en Madrid si tienes cojones"
Cuartel republicano de la Sierra de la Ortiga. Don Benito.
Guerra Civil española.

"Entra en Madrid si tienes cojones"
Cuartel republicano de la Sierra de la Ortiga. Don Benito.
Guerra Civil española

En este grafito se puede leer "... palabras de desmoralización
será considerado como fazioso." El principio de la frase no se distingue,
pero se adivina. Cuartel republicano de la Sierra de
la Ortiga. Don Benito. Guerra Civil española. 

Imagen tratada digitalmente por Dovane Antonio. Este tratamiento
permite leer "España libre" sobre el mapa que hace las veces de capa 
de torear.


Aspecto de una de las dependencias del cuartel
republicano en el año 2011, en el cual ya
se apreciaba su deterioro casi irremediable. 

Escalera exterior y patio. Enero de 2011.