El pasado mes de julio, mientras circulábamos a eso de las siete de la mañana en dirección a Córdoba, tuvimos la suerte de presenciar una escena simple, cotidiana y a la vez atávica; varios hombres conducían un gran rebaño de ovejas por la carretera en sentido Zalamea de la Serena. Como digo, un acontecimiento común y sin más trascendencia que, sin embargo, nos pareció algo hermoso, diría que casi mágico. Tanto, que no pude resistir la tentación y tras coger la cámara, saqué la cabeza por la ventanilla del coche e hice la fotos que ahora podéis ver.
No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río. Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.
Ante este escenario alguno hubiera quemado el claxon de su auto en lugar de hacer las fotos. Quizás esa carretera formaría parte de una antigua cañada por la que circulaban en su desplazamientos.
ResponderEliminarOtra cosa que destacaría es lo beneficioso que es la presencia de este rebaño combatiendo posibles incendios al limpiar los campos.
Saludos.