A pesar de la marcada vocación ganadera y agrícola que tradicionalmente ha tenido la mayor parte del territorio extremeño, en determinados momentos hubo ciertos focos de industrialización que deben ser destacados, tanto por el crecimiento demográfico y económico que produjeron, como por las muestras de arquitectura industrial y minera que estos proyectos dejaron.
Entre estas extrañezas industriales yo señalaría un eje en cuyos extremos estarían las localidades de Logrosán y Villanueva de la Serena, unidas entre sí por la vía férrea Talavera de la Reina-Villanueva de la Serena. No debería olvidarse tampoco el Plan Badajoz, mediante el cual se produjo una gran transformación agrícola y paisajística de amplias zonas del Valle del Guadiana, aunque entre sus objetivos se contemplaba también la industrialización de la zona de actuación.
Estas son algunas de las muestras de arquitectura industrial que todavía hoy podemos encontrar en la zona indicada:
Minas de fosforita de Logrosán. Estas minas proporcionaron durante décadas el fósforo que la agricultura demandaba tras la revolución industrial que se produjo en Europa durante el siglo XIX. En concreto, la extracción de mineral comenzó en 1863, produciendo, a medida que crecía el volumen de fosforita extraído, un gran aumento de la población en Logrosán y en otras localidades cercanas. Finalmente, la mina cesó su actividad en 1946. Recientemente han sido puestas en valor, encontrándose abiertas al público algunas galerías del Pozo María.
Castillete de la mina de Logrosán. La función de esta estructura era extraer, mediante un sistema de poleas, el mineral del interior de la mina. |
Interior de la Mina Constanaza. Logrosán. |
Fosforita. El auge de la agricultura, a raíz de la revolución industrial, propició una alta demanda de fertilizantes. De este mineral, se obtenían abonos fosfatados. |
Ferrocarril Talavera de la Reina-Villanueva de la Serena. "De este eje ferroviario se puede decir todo lo que se quiera menos que se trataba de una obra gratuita e innecesaria. Un sueño irrealizable." Esto es al menos una de las conclusiones a las que llega Cipriano Juárez Sánchez-Rubio en su artículo "El ferrocarril Talavera de la Reina- Villanueva de la Serena. Un sueño irrealizable", en el cual hace un completo estudio de las causas que llevaron al fracaso de este proyecto que pretendía unir el valle del Tajo y del Guadiana. La dificultad de la accidentada ortografía del tramo que transcurría por las Villuercas, las guerras, las crisis económicas, la dilatación en el tiempo de las obras fueron, según este autor, las principales causas de que de este sueño no tuviera final feliz. Una pena, porque, copio textualmente, "el ferrocarril proyectado era de gran utilidad pública y rentable tanto en la primera como en la segunda etapa de sus etapas de construcción. Su valor indirecto siempre se ha considerado sobradamente compensador y productivo. La rentabilidad le proviene de ser la infraestructura viaria más eficaz para la explotación y comercialización de los fosfatos de Logrosán y otros minerales de la zona que recorre. También por la potencialidad agrícola-ganadera-forestal, las mercancías, el tráfico de viajeros, su contribución a la mejora de los productos de regadío del Plan Badajoz, abreviar las relaciones entre Madrid y Huelva, y facilitar el acceso peregrino al santuario de Guadulupe."
Actualmente, un buen número de estaciones abandonadas y los viaductos sobre los ríos Guadiana y Guadalupejo son las muestras más visibles del trazado extremeño, reconvertido en Vía Verde para disfrute de senderistas y ciclistas.
Viaducto de Guadalupe. Construido para salvar el profundo valle del río Guadalupejo, tiene una altura máxima de 58 m. y una longitud de 230 m. |
Túnel en las proximidades de Guadalupe. El tren nunca llegó a circular por el tramo Guadalupe-Logrosán. |
Elemento ferroviario en las proximidades del Viaducto de Guadalupe. |
Estación de Logrosán. En la actualidad, como el resto de las estaciones que jalonaban el trazado, se encuentra en un lamentable estado de abandono total. |
Se refería Cipriano Juarez Sánchez-Rubio en el párrafo anterior a la importancia que el fracasado proyecto ferroviario hubiera tenido para la comercialización de los productos obtenidos en las zonas donde se llevó a cabo el Plan Badajoz, el cual suele entenderse como un plan exclusivamente agrario. Yo, sin embargo, no quiero dejar de mencionarlo porque la historia reciente del territorio conocido actualmente como Vegas Altas no se puede entender sin este plan, y ni mucho menos, el paisaje abierto de arrozales, maizales o frutales que se extiende por los márgenes del Guadiana. Es cierto que como os decía, el objetivo fundamental del Plan Badajoz fue el de repoblar y revitalizar una de las provincias más extensas y pobres de España. Esto debía hacerse por medio de la construcción de grandes presas y embalses, de la creación de extensas zonas de regadíos y de la supresión de amplias zonas adehesadas.
Pero según algunos autores, los creadores de esta ambiciosa idea habían concebido que el Plan debía ayudar también a la industrialización de la zona por medio de la llegada de fábricas de maquinaría agrícola, empresas transformadoras, secaderos, desmotadoras, cementeras, etc. A la vista está de que si bien la primera parte del proyecto fue bastante satisfactoria, la industrialización apenas se llevó a cabo, si exceptuamos la construcción de las grandes presas, con todo el movimiento de trabajadores, materiales, maquinaria e infraestructuras que ello conlleva.
Pero según algunos autores, los creadores de esta ambiciosa idea habían concebido que el Plan debía ayudar también a la industrialización de la zona por medio de la llegada de fábricas de maquinaría agrícola, empresas transformadoras, secaderos, desmotadoras, cementeras, etc. A la vista está de que si bien la primera parte del proyecto fue bastante satisfactoria, la industrialización apenas se llevó a cabo, si exceptuamos la construcción de las grandes presas, con todo el movimiento de trabajadores, materiales, maquinaria e infraestructuras que ello conlleva.
La construcción de varias presas posibilitó la sucesiva puesta en riego de 100.000 hectáreas. La última gran presa fue terminada en 1990. |
Fabrica de jabones y glicerina de Villanueva de la Serena. Lo único que queda de esta antigua fábrica es la casa que el industrial José Gallardo hizo construir para vivienda de su familia. El resto desapareció durante las dos o tres décadas últimas, levantándose en su lugar varios bloques de pisos.
La fábrica, en origen un pequeño taller artesanal, fue fundada hacia 1880 y alcanzó un gran esplendor durante la Primera Guerra Mundial, gracias a la gran demanda de glicerina, utilizada en la fabricación de explosivos. La muerte de Gallardo en 1920 y la paralización de la producción durante la Guerra Civil provocaron un paulatino declive hasta el cierre definitivo del complejo industrial a mediados del siglo XX.
La casa de la Jabonera es el único edificio que se conserva de la enorme fábrica. Al parecer, se debe a Aníbal González, el arquitecto de la Plaza de España de Sevilla. |
Detalle de la casa de la Jabonera, restaurada recientemente. En la actualidad acoge una Concejalía y diversos actos culturales. |
Fabrica de superfosfatos de Villanueva de la Serena. Fue construida hacia 1928, tras un incendio en las instalaciones de la fábrica de Logrosán, y tras altibajos importantes, sobre todo durante la Guerra Civil, cerró definitivamente en 1968. No he podido encontrar mucha más información escrita. Si he oído, de boca de personas de cierta edad, que esta fábrica, junto con la fábrica de jabones, supuso para Villanueva de la Serena un gran impulso demográfico y la construcción del barrio conocido actualmente como Barrio del Pilar o Barrio Nuevo.
Una vez agotado el mineral que se extraía en las minas de Logrosán, la fábrica utilizó fosforita procedente del Sahara, por entonces bajo el Protectorado español. Al parecer, este mineral era extraído a cielo abierto y por tanto, resultaba menos costoso, pero no llegaba a España de forma regular. Ello, unido a la obsolescencia de las instalaciones y a otros factores, llevó a Explosivos Río Tinto y a S.A. Cros a determinar el cierre de la fábrica.
Una vez agotado el mineral que se extraía en las minas de Logrosán, la fábrica utilizó fosforita procedente del Sahara, por entonces bajo el Protectorado español. Al parecer, este mineral era extraído a cielo abierto y por tanto, resultaba menos costoso, pero no llegaba a España de forma regular. Ello, unido a la obsolescencia de las instalaciones y a otros factores, llevó a Explosivos Río Tinto y a S.A. Cros a determinar el cierre de la fábrica.
La fabrica de superfosfatos de Villanueva de la Serena., desde la Carretera de Circunvalación. |
La fabrica de superfosfatos de Villanueva de la Serena, desde la estación de ferrocarril. Precisamente, la llegada del tren tuvo mucho que ver en el gran crecimiento que tuvo la localidad |
Desde entonces siempre habíamos tenido aparcada esta excursión hasta que por fin, hace unos días nos acercamos a Campillo de Deleitosa y recorrimos casi en su totalidad el acueducto de 5 Km de longitud, que discurre a media falda de la garganta Descuernacabras.
vía verde del guadiana.
Cruzando la comarca pacense de las Vegas Altas discurre en gran parte, por donde antaño lo hiciera el ferrocaril, la Vía Verde del Guadiana. A través de ella, es posible cubrir un total de 57 km. a pie o en bicicleta, desde Villanueva de la Serena a Logrosán.
Hoy día está prácticamente despoblado y en ruinoso estado pero, en la década de los sesenta del pasado siglo, constituía un importante nudo ferroviario que llegó a tener cerca de 900 habitantes. Diez años más tarde empezó su declive y la mayor parte de sus habitantes tuvo que emigrar
Hoy día está prácticamente despoblado y en ruinoso estado pero, en la década de los sesenta del pasado siglo, constituía un importante nudo ferroviario que llegó a tener cerca de 900 habitantes. Diez años más tarde empezó su declive y la mayor parte de sus habitantes tuvo que emigrar
vegas altas del guadiana.
"Nos dieron una vaca lechera, los aperos de labranza y una parcela. Todo ello a pagar en un montón de años y en pequeñas cuotas. Si, pero había que pagarlo.-continúa María - Lo peor que podía pasar es que se muriera la vaca. Cuando se ponía enferma, mi madre se pasaba el día sentada delante de la vaca, llorando."
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