No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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viernes, 8 de julio de 2011

la trashumancia. uno.



Algunas pinceladas.

Desde tiempo inmemorial, el hombre se movió detrás de las grandes migraciones de los animales de los que se alimentaba y se vestía. Después, cuando aprendió a domesticar a esos animales, se trasladaba con ellos, de norte a sur y viceversa, para el aprovechamiento de los pastos. Aquí, en la península ibérica, este movimiento estacional entre los pastos de invierno y los de verano fue una constante que, como veremos más tarde terminaría transformando el paisaje, la sociedad y la economía de enormes extensiones de tierra de lo que conocemos hoy día como Extremadura.

Celtiberos, romanos y visigodos practicaron este pastoreo nómada, que se llamaría más tarde trashumancia, recorriendo, por tanto, ancestrales rutas que comunicaban las brumosas y verdes montañas de la meseta con los valles del sur, de pastos ricos y abundantes. Pero fueron los árabes, según diversas teorías, los que dieron el impulso definitivo a la trashumancia. En concreto se atribuye a la tribu beréber de los Beni-Merines la introducción en la península de una raza de oveja procedente de las montañas del Atlas. Esta raza poseía unas especiales características que hizo muy rápida su adaptación y tomó su nombre de esta tribu: la oveja merina.

Posteriormente, tras la creación de la Mesta, se regularizó la trashumancia y se crearon cañadas, cordeles, veredas y coladas para el traslado del ganado. Esta organización con el tiempo alcanzó un poder insospechado gracias a los reyes castellanos que se vieron muy beneficiados en el plano económico, por ejemplo, a través de los portazgos o pagos por derechos de paso.

Para la creación de las cañadas y otras vías pecuarias se utilizaron los antiguos caminos que los pueblos prerromanos habían abierto a través de las sierras, pero también las antiguas calzadas romanas. Este es el caso del puente romano sobre el arroyo Caganchez, muy cerca de Medellín. Este puente formaba parte de la calzada que unía Mérida y Medellín pero fue incluido por los mesteños como parte de la Cañada Real Leonesa y por tanto tuvo que ser rehabilitado para el paso del ganado.


Igualmente ocurrió con la calzada romana del Puerto del Pico (Avila), que fue utilizada durante siglos por los rebaños trashumantes ya que coincide durante unos kilómetros con la Cañada Leonesa. El ganado pasaba el verano en los agostaderos de la cara norte del macizo de Gredos y durante los meses fríos bajaba a los invernaderos de Extremadura.

Tal importancia alcanzó la trashumancia en determinadas épocas que se levantaron puentes para salvar ríos y castillos para guardar el paso del ganado. En el lugar conocido ahora como Puente del Congosto (Salamanca) se levantó, a finales del siglo XIV un puente sobre el Tormes y una fortaleza al pie de dicho río para vigilar la Cañada Soriana Occidental. Posteriormente este enclave daría lugar al nacimiento de un pequeño núcleo de población que todavía pervive.

Una de las causas del gran auge que llegó a alcanzar la trashumancia fue la excelente calidad de la lana de la oveja merina. Hay que tener en cuenta que la lana fue un bien muy apreciado durante muchos siglos y una fuente muy significativa de ingresos para Castilla. En Malpartida de Cáceres todavía se conserva un antiguo lavadero de lanas del siglo XVIII. Este bonito ejemplo de arquitectura industrial, estaba situado lógicamente al pie de una vía pecuaria y fue muy importante en su momento.


Pero la trashumancia no solo se refiere al ganado ovino. El ganado equino y bovino tuvo también una gran importancia y aún es posible ver en algunas zonas de Avila, a comienzos del verano, el paso de las reses hacia los prados de Gredos para pasar la estación cálida. Los vaqueros, montando a caballo y entre los piornos conducen hábilmente a las reses en un espectáculo de una increíble belleza que nos transporta a otros tiempos y que afortunadamente se sigue repitiendo año tras año...


4 comentarios:

  1. Cañadas, formas de vida, paisajes, sabores, gentes recias con sabidurías ancestrales.
    Una entrada y unas fotos de nuestra historia.
    Un abrazo
    Cristina

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  2. ¡cuanta cultura y tradiciones se nos van perdiendo por el camino!

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  3. Creo que poca gente es consciente de la verdadera importancia que llego a tener la trashumancia. Sin duda las entradas que dediques a la trashumancia contribuirán a difundir su valor cultural. Un día, cuando andaba buscando otra cosa, me topé con el puente romano de Cagánchez y me quedé alucinado al descubirlo allí medio olvidado, rodeado de regadíos...como un testigo mudo de una hitoria olvidada. Me ha encantado volverlo a encontrar aquí! Un saludo!

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  4. Hola Cris. En definitiva, Cultura.

    Hola Atanasio. Tienes toda la razón. Muchas de las señas de identidad de muchas comarcas se adquirieron a través de los siglos gracias a la trashumancia, algo que no es suficientemente valorado.

    Saludos y hasta pronto.

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