No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

SEGUIDORES

lunes, 25 de abril de 2011

ícaro.


Seguro que todos conocéis la leyenda de Ícaro, el joven que quiso volar tan alto que provocó que el calor del sol derritiera las alas de cera que Dédalo, su padre, había confeccionado para él. Hoy he descubierto que en Plasencia hubo también un Ícaro y que éste, como el griego, tuvo un desgraciado final de viaje.

Esta tarde, hojeando "Viage a España" de Antonio Ponz, me ha llamado la atención la historia que cuento a continuación. No sé si habéis visto u oído hablar de la sillería del coro de la Catedral de Plasencia. Pues bien, este coro, tallado en madera de nogal allá por el año mil quinientos y poco, presenta extrañas, obscenas e irreverentes escenas que, sin embargo, pasan desapercibidas para la mayoría de los visitantes. Dice la leyenda que el autor de estas figuras murió cuando, para escapar del encierro al que había sido sometido en la propia catedral, ideó un artilugio con el que poder volar.

"El asunto es, que lo que creemos fabuloso en Dédalo, fue un hecho verdaderamente sucedido en Plasencia. Voló un hombre y voló un gran trecho.

Es opinión que el tal avechucho fué el que hizo la sillería del coro de la catedral. (...) Atravesó trepando por los vientos toda la ciudad, desde el castillo hasta la Dehesa de los Caballos, medio quarto de legua distante de Plasencia. La causa de este vuelo la cuentan de dos maneras.

Dicen uno, y son los del populacho, que lleno de vanidades el artífice de la sillería prorrumpió en gran blasfemia (...) , que habiéndole puesto en una de la torres aguzó el ingenio hasta encontrar el modo de salir volando.(...) Pasmados todos cuando le vieron, le conjuraron, y cayó haciéndose pedazos en la Dehesa de los Caballos, no habiendo permitido Dios que tal blasfemo quedase sin castigo.

Otros aseguran que habiendo consumido muchos millares, más de los que debía percibir durante dicha obra, le citaron sus acreedores ante la justicia y temeroso de que le prendieran se retiró a sagrado, en el que estuvo más de un año, siendo su habitación la torre de la iglesia (...) y cuando hubo compuesto su artificio, dió el famosos vuelo.(...)

Para escapar determinó dos cosas, comer poco para adelgazarse y que todo su alimento fuera de aves, a las que mandaba llevar con sus plumas hasta que juntó gran porción. Pesaba la carne de las aves peladas y luego sus plumas y sacaba por computo fixo que para sostener dos libras de carne eran necesarias quatro onzas de plumas.(...) Averiguada dicha proporción pegó con cierto engrudo seis libras de plumas a los pies, cabeza y brazos y a todas las demás partes del cuerpo, dexando hechas dos alas para llevarlas en las manos , y remar con ellas: así se arrojó este emplumado al viento."

Antonio Ponz. Viage de España. Tomo VII.

Ya conocéis el final. Rodrigo Alemán, que así se llamaba el intrépido tallista, no tuvo, digamos, un buen vuelo, y se estrelló con todo el equipo en las afueras de Plasencia. Habréis advertido que ya por aquellos años los presupuestos se hacían principalmente para rebasarlos y que al igual que ahora, los acreedores no solían tener buenas intenciones.

No sé si las aventuras y desventuras del Ícaro extremeño son ciertas o si lo que refiere Ponz se trata simplemente de una leyenda. Aunque supongo que eso es lo de menos...



3 comentarios:

  1. De éstas y otras cosas tenemos que hablar la próxima vez que coincidamos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Curiosa leyenda, especialmente por los meticulosos cálculos para calcular las plumas que necesita un hombre para volar. Y lo asombroso, sea cierto o no, que nos se estrellase justo al saltar del torreon. Habrá que ver esa sillería del coro de la catedral. Un saludo!

    ResponderEliminar