Hace un tiempo pude advertir al pie de las murallas del castillo de Montánchez lo que me pareció un grupo de piedras de molinos inacabadas. No era la primera vez que veía algo así pero en esta ocasión, lo extraordinario radicaba en que estas piedras se hallaban parcialmente talladas aunque todavía no habían sido extraídas y separadas de la roca madre. Lógicamente, al llegar a casa busqué información pero no pude encontrar nada sobre el curioso conjunto, suponiendo que alguien ya las habrá estudiado y/o esbozado alguna teoría sobre ellas. Nos quedamos con la incógnita de saber si verdaderamente son piedras de moler y el motivo de que no se finalizara su extracción.
Esto me recordó que meses atrás, esta vez gracias a mi amigo David Prado, pude ver un par de piedras de moler abandonadas en el precioso paraje dombenitense de la Serrezuela. En esta ocasión estas piedras si se encontraban algo alejadas del lugar de extracción. Sin duda, su destino era algunos de los molinos del río Ortiga, aunque finalmente fueron abandonadas después del arduo trabajo de extraer las piezas sin que llegaran nunca a cumplir la función para las que fueron talladas...
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