No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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martes, 15 de noviembre de 2022

maquetas

Antes de que existieran drones y tecnología 3-D, las maquetas tenían gran utilidad. Incluso hoy día pueden resultar muy útiles durante la visita a un museo o cualquier centro expositivo. Así, recuerdo por ejemplo, la maqueta del Museo Romano de Mérida, mediante la cual nos podemos hacer una idea muy aproximada de la fisonomía de la antigua ciudad identificando a través de ella los elementos más significativos que han llegado a nuestros días; Acueductos de los Milagros y San Lázaro, el famoso puente para cruzar el río Anas, las imponentes murallas, el Foro, el Teatro y el Anfiteatro, etcétera.






Igualmente, en Badajoz podemos encontrar un interesantísimo grupo de maquetas, concretamente en el Museo Luis de Morales. En esta ocasión, los maquetistas se centraron en los últimos años de la invasión napoleónica, mostrándonos en primer lugar escenas de gran realismo referentes a la Batalla de La Albuera, (mayo de 1811) y también enfrentamientos en las inmediaciones de la iglesia y la plaza de esta localidad. 







Así mismo, como no podía ser de otra manera, la sala consta de elementos que nos narran la entrada de las tropas inglesas en Badajoz, a través del Baluarte de la Trinidad en abril de 1812. Los más interesados en este periodo sabrán que el asedio final se produjo de noche y que cientos de soldados treparon por los cascotes de un flanco ya derruido por la artillería, encontrando a su paso todo tipo de obstáculos dispuestos por los franceses y solo guiados por los fogonazos procedentes de las armas enemigas. Desde el foso que rodeaba la ciudad amurallada,  numerosas barcazas apoyaban a la infantería. 

Impresionante trabajo, como veis, que consta de decenas de soldados de plomo y multitud de pequeños detalles que nos ayuda a entender mejor esos momentos cruciales en el desarrollo de la cruenta y larga guerra y que debemos a la pericia y buen hacer del grupo "Recreaciones Históricas en Miniatura".





Y sin salir de la provincia de Badajoz, el yacimiento protohistórico de Cancho Roano (Zalamea de la Serena), cuyo Centro de Interpretación cuenta con una maqueta interactiva que representa con gran detalle el singular edificio. Magnífico lugar, rodeado de bellísima dehesas de encinas el que escogió la elite ¿tartesia? para instalarse.




Otra de las ciudades extremeñas que cuenta con maqueta es Cáceres. Situada en el interior del Palacio de Carvajal, esta nos ayuda a tener otro punto de vista de la hermosa ciudad monumental durante sus momento de mayor esplendor, de sus palacios, iglesias y murallas. Lamentablemente, los cristales protectores dificultan la toma de fotografías. 




Por último, después de un largo viaje hacia el sur, encontramos en Cádiz una excepcional -por su antigüedad y dimensiones- maqueta. Realizada en 1777 por el militar Alfonso Jiménez en madera de caoba y marfil, por iniciativa del rey Carlos III y situada en el Museo de las Cortes de Cádiz, muestra con detalle la ciudad del siglo XVIII y lo poco que afortunadamente ha cambiado en muchos aspectos su trazado y su fisonomía.





En definitiva, maquetas, pequeñas -o grandes- obras de arte que a menudo pasan desapercibidas y que, sin embargo, pueden ser de gran ayuda en nuestras visitas a museos y centros de interpretación.

miércoles, 2 de noviembre de 2022

risco de la villuerca.




Huyendo de los monstruitos, zombis y otros horrores que invadieron nuestras calles este pasado puente, fuimos a parar a la cima del Risco de la Villuerca (1595 metros de altitud), donde comprobamos que el otoño, al menos allí arriba, ya había hecho acto de presencia; los bosquetes de robles y castaños ya presentaban las tonalidades rojizas y amarillentas propias de las hojas próximas a caer, y numerosas castañas, envueltas en sus correspondientes erizos, aparecían sobre el asfalto de la sinuosa pista que permite el acceso a la antigua base militar instalada en la cima. Para nuestra alegría llovía con bastante intensidad. 

Lógicamente quedamos -una vez más- impresionados ante el tremendo paisaje que se extendía bajo nosotros; manchas de caducifolias, collados, alargadas cordilleras y valles aparecían entre las cuerdas de lluvia y la niebla  Así mismo, entre valles y nubes bajas, Navezuelas, Cañamero, el embalse del Fresno y por supuesto Guadalupe y la inconfundible mole del monasterio. A lo lejos, más allá de Navezuelas, nos pareció que emergía el peñón bajo el que dormita Cabañas del Castillo, mientras que hacia el sur se adivinaban algún embalse y las vegas del Guadiana conformando parte de la Serena y la Siberia.




No estuvimos allí arriba mucho rato -desde los casi 1600 metros de altura del pico más elevado de las Villuercas, la lluvia y el fuerte viento se hacían notar bastante- pero sí el tiempo suficiente para darnos cuenta de que entretanto (y aunque) el mundo sigue su paso, haríamos bien en -usando ese término tan de moda- en relativizar más a menudo, o al menos intentarlo.