De vuelta a casa, tras una escapada que hace unos meses hicimos a Coimbra y Oporto, me llamó la atención una señal de tráfico que indicaba que la localidad de Crato se hallaba a corta distancia de la carretera general por la que circulábamos, de modo que decidimos desviarnos y aprovechar para hacer una parada. Un buen amigo me había hablado días antes de un monasterio situado en esa localidad y de su famoso prior, y por tanto, no quería dejar pasar la oportunidad de visitar un lugar que para mí, desprendía grandes dosis de enigmas e Historia. (De momento, adelantemos solo que hubo un prior de Crato que llegó a ser rey de Portugal por un breve periodo y que cabe la posibilidad de que actualmente, en la ciudad de Cáceres, existan herederos al trono portugués.)
Una vez allí pudimos comprobar que el monasterio de Flor da Rosas, sede en Portugal de la Orden de Malta, no se encuentra en Crato sino en en una freguesia cercana que conserva el aire y la belleza propia de los pueblos del Alentejo.
(En este punto, es conveniente señalar que la Orden de Malta se creó para prestar hospitalidad a los caballeros que acudían a las cruzadas y también para dar ayuda militar, y que en realidad, su verdadero nombre corresponde a Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.)
Una vez allí pudimos comprobar que el monasterio de Flor da Rosas, sede en Portugal de la Orden de Malta, no se encuentra en Crato sino en en una freguesia cercana que conserva el aire y la belleza propia de los pueblos del Alentejo.
(En este punto, es conveniente señalar que la Orden de Malta se creó para prestar hospitalidad a los caballeros que acudían a las cruzadas y también para dar ayuda militar, y que en realidad, su verdadero nombre corresponde a Orden Hospitalaria de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, de Rodas y de Malta.)
Freguesia de Flor da Rosas, donde se encuentra el monasterio que acogía la sede de la Orden de Malta en Portugal, |
Exterior del Monasterio de Flor da Rosas, Crato. Antonio de Portugal, prior de este monasterio, fue durante un breve periodo de tiempo rey de Portugal. |
Además, pudimos observar que en la actualidad el monasterio se halla muy transformado, pues ha sido convertido en una elegante y exclusiva Pousada (el equivalente a nuestros Paradores Nacionales). No obstante, todavía se pueden advertir sus grandes dimensiones y su marcado carácter defensivo, acorde a los convulsos tiempos en que fue construido, destacando en su interior el claustro, la gran iglesia gótica y la tumba de uno de sus priores.
Pero volvamos al famoso prior y a esa leyenda, de la que tal vez tenéis conocimiento, según la cual una familia de Cáceres tiene sangre real y es heredera del trono portugués. Pues bien, según parece, esa leyenda no es tal, sino un hecho histórico pues a finales de 1582, llega a Cáceres un niño desde Portugal que, según órdenes directas del todopoderoso Felipe II, debe ser educado sin tener contacto con ningún portugués y del que nunca debe ser revelada su procedencia ni su identidad.
Empecemos por el principio. Tras la muerte sin descendencia del rey Enrique I de Portugal, Felipe II ordena la invasión de Portugal y la expulsión de la península del Prior de Crato, (aspirante a la corona portuguesa por ser nieto y sobrino de reyes e hijo natural del infante Luis), que se había refugiado en Oporto huyendo de las tropas castellanas.Y es que, de alguna manera, Felipe II también tenía ciertos derechos al trono portugués, debido a la política matrimonial de los Reyes Católicos, sus bisabuelos.
El caso es que en 1580, se produjo la invasión de Portugal por parte de las tropas castellanas, entrando desde Badajoz por Elvas y llegando primero a Lisboa y luego a Coimbra y Oporto, donde se había refugiado Antonio de Portugal, Prior de Crato, acabando con sus pretensiones. Finalmente, el prior huyó a Francia y después a Inglaterra.
Es entonces cuando ese niño, hijo ilegitimo del prior, es enviado a Cáceres para que sea criado y educado bajo la tutela y supervisión del obispo Galarza, que incluso recibió la visita en su palacio del mismísimo Felipe II, interesándose por el estado de ese niño que en el futuro podía suponer un inconveniente y un peligro.
Por esos lugares he estado en dos ocasiones. Merece la pena ir a visitarlo.
ResponderEliminarBesos
¡ Que interesante y bonito ! Besitos.
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