No está claro de donde procede el actual nombre de Extremadura, una tierra olvidada y a menudo menospreciada. Algunos historiadores opinan que quizás proceda del término con que se conocía en los reinos cristianos a los territorios situados al sur de dicho río.
Desde aquí solo pretendo hacer un pequeño homenaje a la tierra donde ahora vivo. De ella es mi mujer y en ella han nacido también mis dos hijas.

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martes, 20 de septiembre de 2016

los locos del arte rupestre.



El pasado fin de semana tuve la suerte de coincidir con un grupo de personas que tienen la extraña pero sana afición de recorrer las sierras extremeñas en busca de las pinturas que dejaron hace miles de años los hombres que habitaron estas tierras. Uno de ellos, Jaime, tiene su campo de acción en las espectaculares y abruptas cordilleras del Geoparque de las Villuercas. Otros tres, Casimiro, Juanjo y Jesús, han puesto su punto de mira en las preciosas sierras donde termina la comarca de la Serena y empieza la provincia de Córdoba.  Alejandra y Alejandro, sin embargo, salen cada fin de semana a la Sierra de San Serván y a las sierras limítrofes. 

Lo más curioso de todo es que gracias a ellos, y a algunos otros que no tuve el gusto de conocer, el número de abrigos que se han descubierto en los últimos años ha ido creciendo de forma increíble. Dicho de otra manera, la contribución que estas personas prestan a la sociedad cada vez que salen al campo y descubren un abrigo inédito, es sencillamente impagable. 

Ni que decir tiene que cada vez que hacen un nuevo hallazgo se produce inmediatamente su notificación a los responsables de la Junta de Extremadura, para su posterior estudio y catalogación.

Vaya desde aquí, por tanto, mi reconocimiento a estos "locos" que cada fin de semana se dedican a subir por esos escarpados pedregales o por esos estrechos senderos olvidados e invadidos ya por la maleza, en busca de un nuevo abrigo que contribuya a esclarecer a los investigadores el sentido que nuestros ancestros quisieron dar a su obra.

Vaya también desde aquí mi agradecimiento a Hipólito Collado Giraldo, a José Julio García Arranz y a las demás personas que colaboraron en la puesta en marcha del Congreso 100 años de Arte Rupestre en Extremadura, por haberme permitido conocer a este grupo de gente tan especial y haber compartido con ellos la experiencia de contemplar los enigmáticos dibujos que todavía podemos ver en algunas de nuestras sierras.




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