Páginas

sábado, 27 de junio de 2009

jerte. cáceres

Una de las rutas senderistas más conocidas y transitadas del norte de Cáceres, trancurre dentro de la Reserva Natural de la Garganta de los Infiernos. Muy cerca de la pequeña población de Jerte parte esta ruta que discurre entre bosques de castaños y robles, cantuesos y helechos para llegar finalmente al lugar conocido como Los pilones. El agua, que baja impetuosa de la montaña, ha erosionado y modelado a lo largo de miles de años la roca. El resultado es una espectacular sucesión de saltos y pozas que suponen un verdadero gozo para la vista.


Otras muchas rutas transcurren por todo el valle. Entre ellas es de destacar la de Carlos V, llamada así por que al parecer este fue el recorrido que utilizó el séquito que condujo al poderoso Emperador al que sería su último retiro; el monasterio de Yuste. "Ya no queda más puerto que subir sino el de la muerte" dijo el hijo de Juana I de Castilla, Juana la Loca, cuando culminaron el puerto de Tornavacas. En esta y en otras localidades de la zona aún se conservan vestigios de aquellos tiempos, como la casa donde se alojó el Emperador. En Cuacos de Yuste se encuentra la casa de Juan de Austria, su hijo natural, mientras que en Garganta la Olla se halla la conocida como casa de las Muñecas, casa de citas bastante frecuentada por algunos componentes del séquito de Carlos y que se distingue por su color azul y la muñeca tallada que aparece en su fachada.

Todas las poblaciones del valle del Jerte y de la Vera conservan inmejorables muestras de su arquitectura tradicional de balcones y vigas vistas de madera, adobe y piedra. Todo ello bien merece una estancia de varios días en esta bella comarca rebosante de historia y naturaleza.

puebla de alcocer. badajoz.







La lejanía, su dificil acceso y el olvido hicieron que la comarca donde se asienta esta localidad recibiera, de manera algo peyorativa, el nombre de "la Siberia extremeña". Desde luego la primera impresión que recibe el viajero que se adentra en estas tierras es la de encontrase ante un lugar duro e inhóspito. Quizás no pensaran lo mismo los habitantes de la ciudad romana de Lacimurga y Mirobriga ni los árabes que posteriormente edificaron sobre las cotas más altas torres defensivas y de vigilancia.

Sobre uno de esos promontorios se alza el castillo de Puebla de Alcocer y más abajo, resbalando sobre una ladera, la villa del mismo nombre. Merece la pena el esfuerzo que supone recorrer sus murallas o subir a la torre del homenaje pues las vistas que desde ella se divisan son impresionantes. Al sur se puede contemplar el inmenso embalse de la Serena y las llanuras donde pasta la oveja merina, de cuya leche se obtienen exquisitos quesos. Al norte feraces montes recortan su silueta, acogiendo entre la maleza ciervos, jabalíes y otros mamiferos, mientras planean por el cielo cigüeñas, aguilas, buitres leonados o negros.



Al pie del castillo un restaurante, respetuoso con el entorno, ayuda al viajero a retomar fuerzas y a seguir disfrutando a traves de sus ventanales de la Siberia y la Serena. Dicen que en Puebla estuvo enterrado Pedro I el Cruel y que aquí nació en 1826, eso si está perfectamente documentado, un gigante que llegó a alcanzar 2,34 m. y que fue tristemente exhibido en circos y fiestas. Recorriendo las calles de la localidad se puede encontrar una plaza que recuerda al desdichado personaje y admirar las casas solariegas que en otro tiempo aquí se levantaron. Años después la emigración a los pueblos de colonización que surgieron tras la puesta en riego de las Vegas del Guadiana dejaron casi vacías las calles de esta singular población.

Esparragosa de Lares y la casa del santero desde el castillo.

domingo, 7 de junio de 2009

villanueva de la serena.badajoz.


Nadie sabe a ciencia cierta por que en el escudo de esta ciudad de más de 22.000 habitantes aparece una sirena y por qué este personaje mitológico se ha convertido en el símbolo de esta localidad. La leyenda dice que en aguas del cercano Guadiana, hace ya mucho tiempo, vivió una bella joven que atraía a los mozos con sus melodiosos cantos. La imagen corresponde a la sirena que desde 1583 vigila atenta, desde lo más alto de la sede del Ayuntamiento, el devenir de los villanovenses.

Muy cerca, justo enfrente, se encuentra la aguerrida estatua del conquistador de Chile, Pedro de Valdivia, hidalgo obstinado y peleón, cuya vida noveló con gran acierto la escritora Isabel Allende en su libro "Inés del alma mía" y cuyo lugar de nacimiento se disputan Villanueva, Campanario y Castuera. Es sin embargo menos conocido que en el cercano convento de San Benito pudo alojarse el insigne gramático Elio Antonio de Nebrija, uno de los más importantes maestros de la corte literaria que estableció Juan de Zúñiga, maestre de la Orden de Alcántara, a caballo entre Zalamea y Villanueva. Quién sabe si fue aquí donde compuso el andaluz su célebre "Gramática".

Largo tiempo anduvieron por estas tierras los monjes guerreros de la Orden de Alcántara. Es por ello por lo que aparece en su escudo una cruz verde, junto con la sirena, el castillo de la Encomienda y un lema que proclama "Puerta de la Serena" a esta ciudad que ha cambiado su vocación ganadera por la agricultura y los servicios.


Mientras tanto, en el cercano Parque de la Constitución y bajo la parroquia de la Asunción, desde hace generaciones los niños juegan mientras padres y abuelos ven desperezarse a esta ciudad con sabor a pueblo que poco a poco va convirtiéndose en ciudad con sabor a capital.

miércoles, 3 de junio de 2009

santa cruz de la sierra.cáceres


Pese a estar situado al pie de la Autovía Madrid-Lisboa, muy cerca de Trujillo, Santa Cruz es un lugar, uno más, donde parece haberse parado el tiempo. El casco urbano, pequeño pero bien conservado y las numerosas cruces de piedra que por él hay repartidas o su coqueta plaza mayor no son más que un aperitivo de lo que el viajero puede encontrar en la "montaña mágica" a cuyo pie está situado. Me he tomado la licencia de bautizar así a este promontorio que domina la penillanura y que se puede ver desde muchos kilometros de distancia. Y es que, no se me ocurre otro calificativo para este lugar que cuenta en su base con un convento agustino del siglo XVII, en la actualidad abandonado y con los restos de un castillo árabe y un aljibe en su cima. Entre ambos, un camino empedrado sube, entre muros de piedra y exuberante vegetación, hacia lo más alto.


Numerosas chozos de pastores construidos, según la información que he podido recoger en diversas páginas web, sobre los restos de un castro prerromano, jalonan la parte baja del recorrido. Al pie de alguna choza, se han tallado sobre la roca unos bebederos para cerdos u otros animales...¿o esos huecos servían a los vetones para moler el grano con la ayuda de un bolo de granito? Quizás alguien pueda aclarar más sobre este punto. Llama la atención también la gran cantidad de pilas y pilones de piedra que hay repartidas por todo el camino. El viajero que siga subiendo, entre parajes de enorme belleza, pronto descubrirá la razón de la profusión de estas. Ahí dejo una imagen pero el secreto debe ser descubierto "in situ". Eso si, mejor un día de primavera para disfrutar del bosque mediterraneo en todo su esplendor y de la inmensidad que desde su punto más elevado se divisa.


Y todavía hay algunas curiosidades destacables en este curioso lugar: La primera es que aquí nació Ñuflo de Chaves, conquistador y fundador de una ciudad en Bolivia que tiene el mismo nombre que su lugar natal. La segunda es una estela funeraria romana empotrada en la fachada de una casa en la que aparece el nombre de Viriato. No, no es el famoso lusitano que tuvo a los romanos en jaque. Este nombre fue al parecer frecuente y pudiera describrir a un hombre viril.(Celtiberia.net) Y por último, las jarras de cerveza helada y los abundantes aperitivos que sirven en el mesón Ñuflo de Chaves, uno de los dos bares de Santa Cruz, que calmará la sed y repondrá las fuerzas del viajero despues de la estimulante jornada.