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martes, 19 de noviembre de 2019

un paseo por el berrocal de trujillo.




Un paseo por el berrocal de Trujillo te asegura unas vistas extraordinarias de esta ciudad, un buen número de fotografías -algunas de las cuales saldrán bien aunque solo sea por una cuestión de probabilidad- y numerosos vestigios de tiempos pasados; impresionantes altares rupestres, antiguos molinos de viento, pinturas esquemáticas, un precioso lavadero con más de cien pilas de granito, etc. 

A todo ello hay que sumar aire puro, cielos limpios, verdes paisajes y por supuesto, recortada en el cielo extremeño, la omnipresente figura azul de la Sierra de Santa Cruz, la montaña mágica llena de interrogantes y secretos. ¿Qué más se puede pedir?

Lavadero de finales del siglo XIX, (formado por más de cien pilas de granito)
 de impresionante valor etnográfico.
La Molineta. Molino de viento. Mantuvo sus aspas y maquinaria
hasta el siglo XIX. Probablemente fue construido sobre una
gran construcción anterior.
Altar rupestre. Gran bolo granítico utilizado como altar rupestre.
Calcolítico y Bronce Final. Los escalones tallados en dicho bolo
permiten acceder al punto más alto. Las vistas desde este punto son
 sencillamente, espectaculares. 
A la izquierda de ese gran altar se aprecia otro más pequeño,
provisto de estrías longitudinales en posición vertical. Es fácil apreciar
por todo el lugar numerosas lagaretas y otras intervenciones humanas
en la roca.
Y al sur, la inconfundible Sierra de Santa Cruz, poblada de
altares rupestres y otros muchos interesantes restos arqueológicos.
El paisaje berrocaleño, a veces duro y desprovisto de arboleda, muestra
sin embargo reductos de vegetación autóctona.
Extramuros de la ciudad amurallada de Trujillo, nos esperan imágenes
espectaculares, como esta. 
La Sierra de Santa Cruz se asoma entre los tejados trujillanos,
recordándonos siempre su presencia.




Más información en estos artículos de 2012  y 2015 respectivamente:


molinos de viento. trujillo. cáceres.
A primera vista podría parecer un torreón de origen árabe o medieval puesto que nada indica la utilidad que tuvo en su momento. Y tal vez lo fuera, ya que la construcción se eleva sobre una gran plataforma construida en piedra provista de enormes contrafuertes.




Los altares rupestres son manifestaciones del arte rupestre que habitualmente suelen pasar desapercibidas siendo, desde mi punto de vista, una de las más emocionantes; simplemente, me resulta sobrecogedor pensar que sobre esas piedras nuestros antepasados realizaban sus rituales, ceremonias y sacrificios en sus intentos de comunicarse con el más allá. 

2 comentarios:

  1. Estuve en Trujillo, pero desde la distancia no puede ver nada más que lo que podía observar desde la ventanilla del autobús.

    Son muy bellas esas imágenes.

    Besos

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  2. Trujillo me gusta de todas formas, me encanta verlo. Un beso.

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