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viernes, 20 de diciembre de 2013

el viaje de antonio ponz por las villuercas.


Ya os he hablado alguna vez del castellonense Antonio Ponz (1725-1792), el abate que recorrió España, dejando escritos diecisiete tomos sobre dicho viaje. Esta colección, en la cual describió los aspectos más diversos y llamativos que encontraba a su paso, recibió el nombre de "Viage de España en que se da noticia de las cosas más apreciables y dignas de saberse que hay en ellas".

Hace días, releyendo los tomos dedicados a Extremadura, reparé en su paso por las Villuercas y me pareció que podía ser interesante transcribir en este blog algunos de los pasajes que escribió tras su estancia en esta comarca extremeña.

Ponz accedió a las Villuercas desde el Puente del Arzobispo, población situada en la actual provincia de Toledo, encontrándose con un territorio muy accidentado, de exuberante vegetación y apenas poblado. Precisamente, lo que más llamó la atención del ilustrado fue la escasa población que habitaba aquellas agrestes sierras y el mal aprovechamiento que se hacía del monte. Igualmente, Ponz quedó maravillado por la belleza de aquellos valles y montañas casi vírgenes, y así lo refiere en varias ocasiones. No es difícil imaginar que, por aquellos tiempos, las Villuercas sería  una enorme extensión de cerrados bosques apenas alterados por el hombre. Solo en las proximidades de las pequeñas y humildes poblaciones aparecían olivares, viñas y frutales.

Esto fue lo que Antonio Ponz escribió sobre sus primeras horas en las Villuercas;

Al cabo de una llanura entre encinas, y sembrados, se empiezan a subir los altos cerros de la cordillera de Guadalupe. El primero, y segundo son muy elevados, y fragosos, entre los cuales hay un terreno interrumpido de lomas, y frondosos, aunque estrechos valles, que parece convidar a hacer allí muchas poblaciones. Toda la tierra está vestida de carrascas, madroños, romero, y otros géneros, de arbustos inútiles en aquella soledad. El segundo de esos altos cerros está coronado de grandisimos robles y es donde se encuentra el Hospital, que llaman del Obispo. En lo antiguo fue casa de recreación del rey D. Pedro; y el rey D. Enrique, su hermano la destinó para hospedaje de peregrinos. (...) Al presente se halla en decadencia esta obra pía, aunque todavía se da algún socorro a los pobres que pasan por allí.

Las tres leguas de camino desde el Hospital hasta Guadalupe son, como las antecedentes, montuosas, solitarias, tierra fecunda de su naturaleza; pero sin provecho para los hombre. Se concluye esta jornada de desierto con una baxada hasta el monasterio, de las más terribles que he visto. El monte, a cuyo pie está situada la villa y el monasterio, tiene cultivo de olivos, sembrados, viñas, castañares, etc.

Allí, en la Puebla permaneció varios días, durante los cuales recorrió el interior del Monasterio e hizo numerosas anotaciones sobre las distintas dependencias del edificio y sobre los innumerables tesoros artísticos que se encontraban en su interior. Sin embargo, la abundancia de datos y descripciones hace aconsejable dejar este capitulo para otro momento puesto que en esta ocasión prefiero centrarme en los aspectos físicos y geográficos   

El monasterio generalmente tiene poca regularidad en sus habitaciones, patios, escaleras,
 claustros, etc. Antiguamente debió ser fortaleza como se dexa ver en sus diferentes torres.
Guadalupe es villa de seiscientos vecinos según lo que se reputa, y
la mayor parte de ellos dependen en una manera u otra al monasterio de
Monges de la Orden de San Geronimo.

A pesar de la ya referida soledad y aspereza de sus sierras, al abate castellonense le agradó bastante la comarca. Los vinos le parecieron excelentes, así como la caza, de excelente sabor. Igualmente le ocurrió con el clima, que le pareció templado, que parece que lo más del año es una primavera. No menos entusiasmo muestra cuando describe la feracidad de su suelo puesto que no hay un palmo de tierra que no sea fructífera en su vasta extensión, produciendo hasta el esparto en las hendeduras de las peñas, sin que los fríos, nieves, o escarchas embaracen su fertilidad. 

Antonio Ponz quedó también muy impresionado por el relieve apalachiense de las Villuercas (relieve caracterizado por estar formado por una sucesión de sierras paralelas), Él, lógicamente, lo describe de otro modo y dejó escrito que lo más encumbrado de dichas sierras son dos puntas, que, como queda dicho, se nombran Villuercas, distantes una legua del monasterio. De ellas, como cabeza de toda la cordillera, salen varios ramales de cerros, que extendiéndose desigualmente por diversos lados, forman esta frondosa e intrincada serranía, de las más famosas de España, y aun de las más útiles, si se cuidara, y cultivara su suelo perfectamente. 

...lo más encumbrado de dichas sierras son dos
puntas, de las que salen varios ramales de cerros...

Además, Ponz nos dejó una detallada descripción de las plantas medicinales y de las especies arbóreas que poblaban sus montes y sus riberas. Igualmente detalló los peces que nadaban en sus ríos, la fauna salvaje que se escondía en sus espesas masas boscosas o la riqueza minera que escondía su subsuelo.

Castaños, encinas, quexigos, robles, fresnos, pinos, avellanos, son plantas que produce la naturaleza en las cumbres y laderas, no faltando donde quieren cultivarlo, todo género de frutales para el sustento de sus moradores. Alisos, tilos, aloros, durillos, aceres, mostazos, sauces, y otras infinitas especies de árboles y arbustos cubren las orillas de sus ríos y arroyos. 

Las yerbas medicinales son muchas, y de notable virtud; se encuentran vicentóxico, espinacardi, carquesa, el eléboro, o verdegambre. Los bosques o espesuras son por algunas partes impenetrables, y sirven de abrigo a los venados, ciervos, corzos, jabalíes, cabras montesas, y así mismo a los lobos, y a otros animales carniceros. Hallase por todo gran copia de caza menor.

En lo más elevado de las Villuercas tienen su origen quatro ríos. Dos de ellos, que son Guadalupe y Ruecas, corren el primero acia Oriente y el segundo hacia mediodía y van a desaguar al Guadiana. Los otros dos corren hacia el norte y son el Ibor y el Almonte, que desaguan acia el Tajo, recibiendo antes gran número de arroyos. Son abundantes de truchas de exquisito sabor, pescándose también en ellos barbos, cachuerlos, bogas, etc. Los mismos peces, a excepción de las truchas se pescan en los que caminan al mediodía.

Es constante, según la opinión de algunos que hay en estas sierras minas de plata, hierro, piedra alumbre, vitriolo, y que a la vista de Logrosán hay una de esmeraldas. Tampoco faltan mármoles de diversa especie, particularmente negro con vetas blancas, y otras piedras que admiten pulimento...

...castaños, encinas, quexigos, robles, fresnos, pinos, avellanos, son
plantas que produce la naturaleza en sus cumbres...
...alisos, tilos, aloros, durillos, aceres, mostazos, sauces, cubren
 las orillas de sus riso y sus arroyos...
...según algunos hay en estas sierras minas de piedra alumbre,
hierro,  plata,  vitriolo, y que  a la vista de Logrosán hay  una de
esmeraldas...

Tras su estancia en Guadalupe, el abate se dirigió a Talavera la Vieja, pasando por Navalvillar de Ibor, Castañar de Ibor y Bohonal. Naturalmente, apenas dejó atrás la localidad, Antonio Ponz se encontró con la Ermita del Humilladero. 

Desde Guadalupe se sube caminando acia poniente por la ladera de un monte junto al más alto de esos cerros, que llama las Villuercas, y se encuentra por este camino un famoso acueducto por donde van las aguas a la villa y monasterio. En lo alto, distante un cuarto de legua de Guadalupe hay una ermita de arquitectura gótica, magnifica en esa clase y de las más gentiles que he visto, dedicada a la Santa Cruz. Está situada en medio de la loma entre las dos altas cumbres de Villuercas, a la izquierda, y a la derecha de Altamira. Se continua en estas cuatro leguas por un territorio lleno de copiosos arroyos, que todos van a juntarse con el río Ibor, cuyo origen es al lado de las Villuercas, y corre a unirse con el Tajo, no lejos del puente de Almaraz, por espacio de siete u ocho leguas, en las cuales cría truchas. 

...una ermita de arquitectura gótica magnífica en su clase y de las más
 gentiles que he visto...

Tras ello abandonó la comarca por la cuenca de los Ibores, encontrando, entre Guadalupe y Navalvillar, algunos lugares casi despoblados, solo cubiertos de monte baxo pero también mil arroyuelos que van al río Ibor y fuentes en cuyas márgenes son frondosisimas de alisos, robles, quexigos, encinas, alcornoques y otros muchos árboles. Posteriormente, en las cercanías de Castañar encontró altísimos nogales, castaños, cerezos y otra suerte de frutales y más adelante un valle dilatado, y muy espeso de inútiles árboles que le condujo a Bohonal, pueblo pequeño.

Finalmente, ya en la comarca de Campo Arañuelo, el escritor recaló en Talavera la Vieja, actualmente bajo las aguas del pantano de Valdecañas, donde quedó asombrado ante la gran cantidad de antiguallas romanas que en dicho lugar había. Así, pudo ver, además de multitud de fragmentos con inscripciones, una muralla de hormigón y dura cal que cercaba el pueblo, un acueducto de argamasón, tres figuras de piedra berroqueña de bueyes, terneros o berracos (vetones) y sobre todo las ruinas de un templo del que se conservan en pie cuatro columnas, que conserva arquitrabe y cornisa y sobre las que hay un arco de piedra...

...un templo del que se conservan en pie cuatro columnas, que conserva
 arquitrabe y sobre las que hay un arco de piedra...

Realmente, el territorio al que Ponz se refería como serranía de Guadalupe corresponde actualmente con el recién creado geoparque Villuercas-Ibores-Jara, que abarca las tres comarcas que dan nombre al citado geoparque. Por tanto, los más conocedores de estas comarcas se habrán dado cuenta que el viajero y escritor entró por la Jara, recorrió las Villuercas hasta Guadalupe, donde permaneció varios días, y abandonó la sierra por la cuenca del río Ibor...

viernes, 15 de noviembre de 2013

los acueductos de mérida.


Para los no entendidos, entre los que me incluyo, los acueductos romanos que han llegado a nuestros días son, simplemente, grandes obras de ingeniería, que proporcionan un enorme atractivo a aquellas ciudades que han sabido conservarlos. En ese sentido, podemos considerar que Mérida es una ciudad afortunada, puesto que se encuentra entre las escasas ciudades que cuenta en la actualidad con dos acueductos. (Desconozco si hay alguna otra localidad que conserve dos monumentos de este tipo.)

Es cierto que ninguna de estas dos grandes obras se conservan integramente y que una de ellos nos ha llegado bastante modificada, pero ambas presentan particularidades que los hace casi únicos.

De los dos acueductos de Mérida, el Acueducto de los Milagros es, sin duda, el más monumental. Fue construido en el siglo I d.C. y abastecía de agua a la urbe romana desde la presa de Proserpina. Esta obra salvaba, por tanto, una distancia de más de once kilómetros, aunque en su mayor parte eran conducciones subterraneas. Su altitud máxima, 25 metros, la alcanza sobre el cauce del arroyo Albarregas. En la actualidad se conservan 73 pilares.

Como decía, este acueducto tiene algunas peculiaridades que lo hacen distinto. Una de ellas es el empleo del ladrillo para la construcción de los arcos. Igualmente original es el empleo de hileras de ladrillos intercaladas con los sillares de granito. Como se puede ver en las distintas fotografías, esta técnica constructiva confiere al monumento una alternancia de colores muy característica.

La tercera particularidad, y tal vez la más importante, es que está dotado de una triple arcada. Al parecer, estamos ante el único acueducto romano de la península que presenta tres niveles de arcos. (La geometría de los acueductos romanos en Hispania. Carlos Rubio Bardón.). El monumental acueducto de la ciudad portuguesa de Elvas tiene, en algunos de sus tramos, hasta cinco niveles de arcos, pero fue construido a partir del siglo XVI.






En esta imagen se puede observar el uso de ladrillos en la construcción de
 los arcos y la alternancia de cinco hiladas de ladrillo y cinco hiladas de sillares.
Ademas, los sillares presentan agujeros, según la cartelería existente
en el lugar, dejados por las garras y tenazas utilizadas para su transporte.

La otra conducción emeritense que ha llegado a nuestros días, el Acueducto de San Lázaro, lo ha hecho, sin embargo, bastante modificada respecto al original. Durante el siglo XVI se desmontó el acueducto romano que surtía de agua ese sector de la ciudad y se construyó uno nuevo. De la obra original apenas se conservan tres pilares, en las proximidades del circo.

En los carteles informativos correspondientes a este monumento se explica que los constructores del nuevo acueducto utilizaron un método bien diferente en la conducción del agua. En lugar de conducir el agua por canales elevados, tal y como habían ingeniado los romanos, utilizaron tuberías de cerámica o de plomo e impulsaban el líquido a presión, por medio de sifones. Esto evitaba la utilización de grandes pendientes y alturas.

Sin embargo, la obstrucción de los caños a causa de la cal, provocó, con el tiempo, que se fueran añadiendo más tuberías, con el consiguiente incremento de altura. El resultado es un muro corrido con dos niveles de arcos, de geometría muy distinta.  Como se puede ver en las siguientes fotografías, los arcos inferiores tienen mucha menos luz que los del nivel superior.

Tajamares construidos para contrarrestar la fuerza de las crecidas del arroyo
 Albarregas.  En este punto, fue  necesaria la utilización de tres pisos de arcos,
con objeto de salvar el cauce de este curso de agua.
Según las fuentes consultadas, del acueducto romano original
solo quedan algunos pilares en las proximidades del circo.
Sin embargo, la presencia de sillares de granito  hace  pensar que este arco
sobre el cauce del Albarregas fue levantado en época romana.
Antiguas cañerías de desagüe.
El acueducto de San Lázaro presenta, en cuanto a la geometría, dos tipos de
arcos.  Además, el empleo de distintos materiales y técnicas  hace  posible
distinguir varias etapas constructivas. 

Estos continuados incrementos de altura tuvieron como resultado el peculiar aspecto que tiene en la actualidad y además, le dieron a este acueducto una particularidad importante, ya que todos los acueductos de doble arcada que han llegado a nuestros días en la península están construidos siguiendo el modelo de dos círculos secantes y el cuadrado que circunscribe al circulo situado en la parte inferior. Solo el acueducto de San Lázaro incumple esta regla. (La geometría de los acueductos romanos en Hispania. Carlos Rubio Bardón.)

Modelo que siguen los arcos de las canalizaciones de dos niveles.
 El acueducto de San Lázaro, sin embargo, no lo cumple.

sábado, 9 de noviembre de 2013

cuarto encuentro de blogueros de extremadura


Por cuarto año consecutivo se va a celebrar en Trujillo (Cáceres) un encuentro entre blogueros extremeños. Dicho encuentro tendrá lugar el día 23 de noviembre, como siempre en la sede de la Fundación Xavier de Sala y tendrá como tema central  la dehesa, sin duda el ecosistema más representativo de Extremadura. Tal y como afirman sus organizadores, "se ha elaborado una inolvidable experiencia donde se podrán sumergir los sentidos en el paisaje de la dehesa."

Además, dicho encuentro va a servir también para promocionar el Festival de las Grullas (30 de noviembre en el Parque Periurbano de Moheda Alta, en Navalvillar de Pela, Badajoz). 

Como veis, este encuentro promete. Si queréis asistir, podéis hacer la inscripción a través del siguiente correo electrónico; extremadurablogs@gmail.com

Cartel promocional del Festival de las Grullas 2012.
El baile de las grullas.
Atardecer en la dehesa.

sábado, 19 de octubre de 2013

árboles singulares y casi singulares de extremadura.

                           


Hoy jueves nos hemos levantado con la noticia de que la encina La Nieta, un árbol con una edad estimada de 500 años, ha sufrido graves daños. Supongo que es ley de vida y que al final, la edad acaba pasando factura. Pero es probable también que las podas drásticas a los que tradicionalmente se someten a este tipo de árboles, junto con otra serie de cuidados culturales inadecuados, hayan precipitado el desplome de parte de su estructura.

Hace ya algún tiempo, concretamente en junio de 2010 me acerqué a Torre de Santa María con el único propósito de admirar y fotografiar este gran ejemplar, declarado árbol singular de Extremadura. Pero la decepción que me llevé fue mayúscula. La encina estaba rodeada de matorrales y pastos secos, y como se puede ver en la fotografía, un tendido eléctrico pasaba muy cerca de la copa. Además grandes heridas de poda afeaban su tronco...

Recordemos que, resumiendo, se consideran árboles singulares aquellos ejemplares o formaciones vegetales que sean representativos por su rareza numérica, dimensiones excepcionales o por su interés histórico o cultural. Recordemos también que están protegidos a todos los efectos.

Desconozco el número exacto de árboles o conjunto de árboles acogidos actualmente a esta protección. Creo que son o eran 35. La última declaración, si no me equivoco, tuvo lugar en 2005. Lo que ocurre es que, de vez en cuando, algún viejo ejemplar llega al fin de sus días.

La Nieta. Torre de Santa María. Cáceres. Junio de 2010.
La  Nieta. Torre de Santa María. Cáceres. Junio de 2010.
La Nieta. Torre de Santa María. Cáceres. Octubre de 2013. En esta
 imagen se puede apreciar  el desgajamiento de parte de su estructura.
La Nieta. Torre de Santa María. Cáceres. Octubre de 2013. La rotura del
tronco ha provocado también la rotura de algunas ramas inferiores.

La verdad es que lo de los árboles singulares es una de mis asignaturas pendientes. Unas veces porque paso por su lado sin darme cuenta, léase cedro de Gata, y otras simplemente, por dejadez. El caso es que me encantaría recorrer el Valle del Ambroz visitando esos preciosos y viejos castaños que tantas veces he visto en fotos o patearme alguna vez las Hurdes, en busca de los escasos tejos que quedan en Extremadura. 

Mientras tanto, para matar el gusanillo, esta tarde me he acercado a Don Benito, para fotografiar dos grupos de árboles que se encuentran en la Avenida del Pilar de esta población. Se trata de un numeroso grupo de palmeras que adornan los 600 metros de longitud que mide el bulevar que discurre por el centro de la citada avenida, al final de la cual destacan dos grandes melias o cinamomos. Al parecer, la edad de ambos grupos, es superior a los cincuenta años. Según la Resolución de 7 de julio de 2005 que los catalogaba como árboles singulares de Extremadura, las palmeras más altas tenían una altura de 15 metros. La misma altura alcanzaba, ese mismo año, el cinamomo de mayor tamaño. 

En el libro Arboles Singulares de Extremadura (Consejería de Agricultura y Medio Ambiente. Junta de Extremadura. 2004) escrito por Alberto Gil Chamorro (desdeeltorreon.blogspot.com) y coordinado por José Manuel López Caballero (elvuelodelonocrotalo.com), podéis encontrar una valiosa información sobre los árboles declarados singulares antes de 2004. No aparecen, por tanto, ni los cinamomos y palmeras de Don Benito, ni los olmos de la ermita de Belén.

De verdad, si queréis saber más sobre estas maravillas, no dejéis de pinchar el enlace que os conducirá a este precioso libro. Os aseguro que vais a disfrutar con las tremendas fotografías que lo ilustran. Para los más perezosos, decir que algunos de estos árboles están situados en el casco urbano y otros en la dehesa o en las sierras, que pueden ser autóctonos o alóctonos, que se presentan como ejemplares sueltos o formando bosquetes, que pertenecen al grupo de las coníferas o al grupo de las frondosas, y por último que algunos tienen carácter ornamental, mientras que otros tienen, o tuvieron en su día, uso forestal o ganadero. 

Cinamomos de la Avenida del Pilar. Don Benito. Badajoz.
Observese la estratégica situación de los contenedores.

Detalle del tronco de un cinamomo de la Avenida del Pilar de Don Benito. Badajoz.

Palmeras de la Avenida del Pilar. Don Benito. Badajoz.

Encina LaTerrona. Zarza de Montanchez. Cáceres.

El almez del  Huerto del Horanzo. Villarreal de San Carlos. Cáceres.

Olmos de la Ermita de Belén. Cabeza del Buey. Badajoz.

Como veis, el inventario de árboles singulares es largo. Sin embargo, a mi me han venido a la memoria algunos otros que, por los motivos que sean, no están incluidos en dicha inventario. Por eso, he confeccionado una pequeñas lista, los árboles casi singulares, donde caben algunos árboles que tienen, a mi juicio, ciertas peculiaridades y que he podido fotografiar y contemplar a lo largo de los doce años (más uno) que llevo por estas tierras.

Así, a bote pronto, y rebuscando en mis antiguos archivos de fotos, se me ocurren cinco o seis árboles o grupos de árboles que merecerían estar en dicha lista. A algunos, como los olivos de Santa Lucia del Trampal, los he elegido por su marcado carácter simbólico y por la belleza que aportan al lugar.

Otros, como la higuera del palacio de Carvajal de Cáceres o los castaños de San Martín de Trevejo, han entrado en esta relación, por la edad que han alcanzado y por las hermosas protuberancias de sus troncos.

Igualmente, me han  venido a la memoria los robles de la Dehesa Boyal de Garciaz, por el beneficio que, desde siempre, han aportado a los vecinos de esta población, y por la rareza que supone pasear por una dehesa de hoja caduca.

Por último, no quería olvidar a algunos naranjos y frutales de las huertas moriscas de Hornachos, por lo que supone para todos nosotros la conservación de las antiguas variedades locales...

En realidad, hubiera sido más fácil incluirlos por el mero hecho de acompañarnos en nuestro viaje...


Olivos de la ermita de Santa Lucia del Trampal. Alcuescar. Cáceres.

Castaños del bosque de los Ojestos. San Martín de Trevejo. Cáceres.

Higuera del palacio de Carvajal. Cáceres.

Higuera del palacio de Carvajal. Cáceres. 

La huerta morisca de Hornachos. Badajoz.

Robles de la Dehesa Boyal de Garciaz. Cáceres.

Robles de la Dehesa Boyal de Garciaz. Cáceres.



el jardín de las antigüedades
Hay un jardín en Mérida, escondido y desconocido por la mayoría de los turistas, que recibe el sugerente nombre de "jardín de las antigüedades". Este lugar fue creado a principios del siglo XVIII por el historiador Agustín F. Forner y Segarra y por fray Domingo, un fraile del Convento de Jesús, para preservar las numerosas muestras arqueológicas que ofrecía el subsuelo emeritense.


Pero yo me quedo unos segundos observando sus gruesos y tortuosos troncos, los huecos que el paso del tiempo ha ido socavando en ellos, las rugosidades de la corteza y las caprichosas formas que esta ha ido adquiriendo...


encina la terrona. cáceres.
Atendiendo a la definición expuesta anteriormente está claro que la Encina La Terrona tiene bien merecido pertenecer a este grupo puesto que supera con creces las características exigidas. Lo más llamativo sin duda es la edad que se le atribuye, 800 años, convirtiéndola en la encina más longeva. En cuanto a su tamaño, resulta espectacular.

martes, 8 de octubre de 2013

parque nacional de monfragüe. cáceres.


El pasado fin de semana nos acercamos al Parque Nacional de Monfragüe, con el fin de observar y ver la berrea de los ciervos. Para quien que no lo conozca, Monfragüe es el único Parque Nacional existente en la Comunidad Autónoma extremeña. 

Uno de los grandes atractivos de este Parque es la observación de aves y mamíferos. Entre las primeras destaca la gran abundancia de buitres leonados, aunque también hay especies más difíciles de ver para los ojos menos expertos, como la cigüeña negra, el buitre negro, el águila imperial y otras rapaces. Entre los mamíferos sobresalen jabalíes, zorros y ciervos.

Precisamente, en estas fechas tiene lugar la berrea del ciervo y mucha gente acude para oír y ver las peleas de  los machos disputándose a las hembras. Nosotros pudimos oír los berridos bastante bien y, con la ayuda de unos prismáticos y de un telescopio, vimos a los ciervos en la lejanía. Sin embargo, nos dijeron que este año la berrea se había adelantado bastante, y que por eso los machos estaban, aparentemente, bastante tranquilos.

Al día siguiente, mientras realizábamos una pequeña ruta de senderismo, tuvimos la suerte de toparnos con un grupo de ciervas que se escondía entre la maleza. Durante unos segundos quedaron paradas ante nosotros y pude hacerles algunas fotos. Después desaparecieron con gran rapidez y sigilosamente, se perdieron en el monte.



Dentro de Monfragüe existen varias rutas senderistas perfectamente señalizadas, pero la forma más fácil y cómoda de conocer el Parque es recorrerlo en coche, parando en los distintos miradores habilitados para la observación de la fauna. Precisamente, desde uno de esos miradores pudimos ver y fotografiar a un grupo de cuatro ciervas que habían bajado al río para beber.

Algo más tarde nos dirigimos al Salto del Gitano, un cortado rocoso que cae hacia el río Tajo, ante el cual se reúnen habitualmente numerosos aficionados a la fotografía de Naturaleza para observar las evoluciones de las aves. Se puede considerar casi de visita obligada porque es, tal vez, el punto más emblemático del Parque. Especialmente llamativo es el gran número de buitres leonados que desde allí se pueden ver, posados sobre los peñascos, o sobrevolando los roquedos, el bosque mediterráneo y las verdosas aguas del Tajo. 

Otros puntos de interés, igualmente muy visitados, son el Castillo Villarrreal de San Carlos (el único núcleo de población que existe dentro del parque). Además, muy cerca de Villarreal se encuentra el almez del Huerto del Horanzo, un enorme árbol al que se le calcula una edad aproximada de 150 años, que fue declarado árbol singular de Extremadura en el año 2004.

El Castillo de Monfragüe es de origen árabe. Los
 conquistadores cristianos realizaron posteriores reformas.
Villarreal de San Carlos fue  fundado a finales del siglo XVIII,
con el fin de repoblar la zona y de proteger
a los viajeros de los saltadores de caminos.
El buitre leonado es una de las aves más abundantes
que viven en el P.N. de Monfragüe.
La principal diferencia con el buitre negro es el color
de su plumaje, mucho más claro. Además, el buitre leonado anida
en farallones rocoso de difícil acceso, mientras
que el buitre negro hace sus nidos en grandes árboles.
Los buitres pasas gran parte del día planeando, atentos a los
blancos alimoches y a los destellos metálicos de los
cuervos, que son los primeros en llegar a la carroña.