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viernes, 15 de noviembre de 2013

los acueductos de mérida.


Para los no entendidos, entre los que me incluyo, los acueductos romanos que han llegado a nuestros días son, simplemente, grandes obras de ingeniería, que proporcionan un enorme atractivo a aquellas ciudades que han sabido conservarlos. En ese sentido, podemos considerar que Mérida es una ciudad afortunada, puesto que se encuentra entre las escasas ciudades que cuenta en la actualidad con dos acueductos. (Desconozco si hay alguna otra localidad que conserve dos monumentos de este tipo.)

Es cierto que ninguna de estas dos grandes obras se conservan integramente y que una de ellos nos ha llegado bastante modificada, pero ambas presentan particularidades que los hace casi únicos.

De los dos acueductos de Mérida, el Acueducto de los Milagros es, sin duda, el más monumental. Fue construido en el siglo I d.C. y abastecía de agua a la urbe romana desde la presa de Proserpina. Esta obra salvaba, por tanto, una distancia de más de once kilómetros, aunque en su mayor parte eran conducciones subterraneas. Su altitud máxima, 25 metros, la alcanza sobre el cauce del arroyo Albarregas. En la actualidad se conservan 73 pilares.

Como decía, este acueducto tiene algunas peculiaridades que lo hacen distinto. Una de ellas es el empleo del ladrillo para la construcción de los arcos. Igualmente original es el empleo de hileras de ladrillos intercaladas con los sillares de granito. Como se puede ver en las distintas fotografías, esta técnica constructiva confiere al monumento una alternancia de colores muy característica.

La tercera particularidad, y tal vez la más importante, es que está dotado de una triple arcada. Al parecer, estamos ante el único acueducto romano de la península que presenta tres niveles de arcos. (La geometría de los acueductos romanos en Hispania. Carlos Rubio Bardón.). El monumental acueducto de la ciudad portuguesa de Elvas tiene, en algunos de sus tramos, hasta cinco niveles de arcos, pero fue construido a partir del siglo XVI.






En esta imagen se puede observar el uso de ladrillos en la construcción de
 los arcos y la alternancia de cinco hiladas de ladrillo y cinco hiladas de sillares.
Ademas, los sillares presentan agujeros, según la cartelería existente
en el lugar, dejados por las garras y tenazas utilizadas para su transporte.

La otra conducción emeritense que ha llegado a nuestros días, el Acueducto de San Lázaro, lo ha hecho, sin embargo, bastante modificada respecto al original. Durante el siglo XVI se desmontó el acueducto romano que surtía de agua ese sector de la ciudad y se construyó uno nuevo. De la obra original apenas se conservan tres pilares, en las proximidades del circo.

En los carteles informativos correspondientes a este monumento se explica que los constructores del nuevo acueducto utilizaron un método bien diferente en la conducción del agua. En lugar de conducir el agua por canales elevados, tal y como habían ingeniado los romanos, utilizaron tuberías de cerámica o de plomo e impulsaban el líquido a presión, por medio de sifones. Esto evitaba la utilización de grandes pendientes y alturas.

Sin embargo, la obstrucción de los caños a causa de la cal, provocó, con el tiempo, que se fueran añadiendo más tuberías, con el consiguiente incremento de altura. El resultado es un muro corrido con dos niveles de arcos, de geometría muy distinta.  Como se puede ver en las siguientes fotografías, los arcos inferiores tienen mucha menos luz que los del nivel superior.

Tajamares construidos para contrarrestar la fuerza de las crecidas del arroyo
 Albarregas.  En este punto, fue  necesaria la utilización de tres pisos de arcos,
con objeto de salvar el cauce de este curso de agua.
Según las fuentes consultadas, del acueducto romano original
solo quedan algunos pilares en las proximidades del circo.
Sin embargo, la presencia de sillares de granito  hace  pensar que este arco
sobre el cauce del Albarregas fue levantado en época romana.
Antiguas cañerías de desagüe.
El acueducto de San Lázaro presenta, en cuanto a la geometría, dos tipos de
arcos.  Además, el empleo de distintos materiales y técnicas  hace  posible
distinguir varias etapas constructivas. 

Estos continuados incrementos de altura tuvieron como resultado el peculiar aspecto que tiene en la actualidad y además, le dieron a este acueducto una particularidad importante, ya que todos los acueductos de doble arcada que han llegado a nuestros días en la península están construidos siguiendo el modelo de dos círculos secantes y el cuadrado que circunscribe al circulo situado en la parte inferior. Solo el acueducto de San Lázaro incumple esta regla. (La geometría de los acueductos romanos en Hispania. Carlos Rubio Bardón.)

Modelo que siguen los arcos de las canalizaciones de dos niveles.
 El acueducto de San Lázaro, sin embargo, no lo cumple.

3 comentarios:

  1. Hoy andamos los dos por Mérida, quizás en algún momento nos hemos cruzado. Estos acueductos los vi pero no detenidamente ya que el tiempo no daba para más. Ahora con tu entrada y tu información me has complementado mi visita.

    Feliz fin de Semana!

    Besos

    http://ventanadefoto.blogspot.com.es/

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  2. serie muy interesante, con bonitas fotos.
    un abrazo

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  3. Muy interesante la información.
    Gracias por el artículo.

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