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domingo, 17 de julio de 2011

la trashumancia. tres.

El legado.

Son numerosas las construcciones relacionadas con el pastoreo que aún se pueden ver a lo largo y ancho de las dos provincias extremeñas. Las que siguen a continuación se encuentran en Campanario (Badajoz), en Benquerencia de la Serena (Badajoz), en Alcántara (Cáceres) y en Villareal de San Carlos (Cáceres). Algunas de estas construcciones se encuentran en pésimo estado. Otras por suerte están siendo recuperadas.


La trashumancia también tuvo, sin embargo, algunos efectos no deseados. El principal, sin duda, fue la transformación del paisaje. Algunas comarcas, como la Siberia y la Serena en Badajoz o Tajo-Salor en Cáceres sufren todavía los efectos de la deforestación, causada principalmente por el sobrepastoreo. Fue tal el abuso que se cometió por parte de la nobleza y la iglesia, dueños en muchas ocasiones de los enormes rebaños y de la tierra, que tuvieron que hacerse Ordenanzas que regulara el apeo de encinas y árboles de ribera. A la vista está que la todopoderosa Mesta ganó en la mayoría de las veces esta partida.

Pero fueron tal vez más numerosos los efectos positivos. Entre estos efectos podríamos citar el indudable intercambio cultural entre regiones en épocas en que el transporte era lento, inseguro y penoso. El enriquecimiento léxico-semántico fue otra consecuencia de la trashumancia. Hay poblaciones, como Campanario en la provincia de Badajoz, que son islas lingüísticas donde se habla un castellano nada común entre los pueblos vecinos.

Diversos estudios han constatado también un intercambio entre ecosistemas, dado que el ganado transportaba semillas dentro de su estomago o adheridas en la piel que posteriormente colonizarían nuevos territorios, lo cual favoreció claramente a la biodiversidad. Por otro lado, es obvio que el pastoreo produce otros beneficios al medio ambiente como la disminución del riesgo de incendios o el mantenimiento del nivel de materia orgánica del suelo.

Y por supuesto no podemos olvidarnos de la gastronomia. Dos de los platos extremeños más típicos, las migas y la caldereta, son de indudable origen pastoril, y algunos de los quesos extremeños más afamados, como la torta del Casar o de la Serena siguen utilizando la flor del cardo como cuajo y, por supuesto, la leche de la oveja merina en la elaboración de estos exquisitos quesos.


Parte de ese legado cultural probablemente permanecerá para siempre con nosotros sin que seamos conscientes de ello. Pero lamentablemente, muchas de las costumbres y tradiciones que nos legó la trashumancia se van perdiendo a la vez que, no olvidemos que estamos en la época de las prisas y del exceso de información, rapidamente vamos adquiriendo otras...

4 comentarios:

  1. Muchos pensamos (lo leí no recuerdo dónde) que la pérdida de todo este saber campesino, tradiciones, costumbres, remedios, saberes, etc. es la mayor pérdida del siglo XX.

    ¿...?

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  2. Creo haber oido algo parecido de boca de V.M. Pizarro(Ciudad dormida) el dia del encuentro de blogueros en el Convento de la Coria de Trujillo.
    Cada vez somos más urbanitas, incluso los que viven en los pueblos, y por ello se van perdiendo, como bien dices, tradiciones y costumbres.

    Gracias, Jose Manuel y hasta pronto.

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  3. Discutible- Por si te interesa mi blog sobre la trashumancia
    http://teson-ilustrados.blogspot.com/
    Saludos
    Santiago Bayon Vera

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  4. Muy interesante, opino como vosotros, cada vez somos más urbanitas y vamos perdiendo la tradiciones y lo que nos une al pasado.
    Saludos

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