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viernes, 6 de enero de 2023

nebrija, godoy, wellington, enrique cuarto...




¿Qué tienen en común Nebrija, Godoy, Wellington o Enrique IV? Varias cosas. En primer lugar, que tuvieron una estrecha relación con Extremadura, pero también que todos ellos aparecen representados en los medallones que adornan los cuatro flancos de la Plaza Mayor de Salamanca. Y por supuesto, que fueron personajes relevantes y en algunos casos, decisivos y/o determinantes -para bien o para mal- en su época.

Bueno, en realidad la imagen de uno de ellos, Manuel Godoy, dejó de estar presente hace algún tiempo. El pacense pasó a la Historia como amigo de los franceses y como traidor, y alguien decidió que no se merecía tal honor. Por el contrario el Duque de Wellington tuvo un papel primordial en la toma de Badajoz en 1812, en manos de los franceses, y la posterior expulsión de las tropas napoleónicas de la península ibérica. Por ello, aun siendo extranjero, ocupa un lugar junto a lo más granado de nuestra Historia.

 

Medallón donde estuvo representado el pacense Manuel
Godoy, Príncipe de la Paz.

Lord Wellington, militar inglés que
 tuvo un importantísimo papel en
 la derrota de Francia en la Guerra de
 la Independencia y en la liberación de
Badajoz, entre otros acontecimientos.

Menos conocida es la prolongada estancia de otro de estos personajes, el andaluz Antonio de Nebrija, en el territorio que hoy conocemos como Extremadura, donde escribió la primera Gramática en lengua castellana tras abandonar la Universidad de Salamanca. La docencia le absorbía todo su tiempo y no estaba bien pagada y por ello no dudó en unirse al noble y mecenas placentino Juan de Zúñiga, junto al que pasó una de sus etapas más prolíficas. Gata, Alcántara, Villanueva de la Serena, Zalamea de la Serena y Brozas son las poblaciones donde principalmente residió el gramático lebrijano en su periplo extremeño.


Antonio de Nebrija. 

Cartel explicativo. Exposición
 "Nebrija, el ideal humanista" 
Universidad de Salamanca.


En memoria de Antonio de Nebrija.
 Universidad de Salamanca.


Por su parte Enrique IV, hermanastro de Isabel La Católica, permanece enterrado en Guadalupe, desdichado en vida y afectado por la enfermedad, olvidado tras su muerte. Al menos su figura aparece en uno de los medallones de la hermosa plaza salmantina, muy cerca de los Reyes Católicos, presentes igualmente en la Plaza Mayor de la antigua Helmántica y muy relacionados también con Extremadura. Recordemos la afición de Isabel por desmochar torres a diestro y siniestro por todo el territorio y por visitar el Monasterio de Guadalupe, y la inclinación de Fernando por los afrodisiacos, los cuales -dicen las malas lenguas- causaron su muerte en Madrigalejo (Cáceres) cuando se dirigía al citado monasterio. 


Enrique IV.

Reyes Católicos.

Asimismo, el rey Carlos I, nieto de los Reyes Católicos y dueño de un imperio donde no se ponía el sol, eligió un escondido valle cercano a Cuacos de Yuste para morir. Años más tarde, Felipe II elegiría Badajoz como base para invadir Portugal y hacerse así con el trono portugués en detrimento del Prior de Crato. Durante este episodio moriría Ana de Austria, su cuarta esposa, a causa de una epidemia de gripe.


Carlos I.

Felipe II.

Y por último, aunque no menos importantes, Hernán Cortés y Francisco Pizarro, nacidos en Medellín y Trujillo respectivamente, héroes de carne y hueso que volvieron de las Indias convertidos en dioses y cargados de riquezas, de los cuales por mi parte hay poco que comentar y escribir porque, como suele decirse, doctores tiene la iglesia...

Hernán Cortes y Pizarro, tanto monta. 

Hernán Cortés. 

Francisco Pizarro. 

1 comentario:

  1. Muy documentado y ameno este blog. Mi enhorabuena a Jesús López, su autor. Pedro Sáenz Almeida.

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