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miércoles, 2 de noviembre de 2022

risco de la villuerca.




Huyendo de los monstruitos, zombis y otros horrores que invadieron nuestras calles este pasado puente, fuimos a parar a la cima del Risco de la Villuerca (1595 metros de altitud), donde comprobamos que el otoño, al menos allí arriba, ya había hecho acto de presencia; los bosquetes de robles y castaños ya presentaban las tonalidades rojizas y amarillentas propias de las hojas próximas a caer, y numerosas castañas, envueltas en sus correspondientes erizos, aparecían sobre el asfalto de la sinuosa pista que permite el acceso a la antigua base militar instalada en la cima. Para nuestra alegría llovía con bastante intensidad. 

Lógicamente quedamos -una vez más- impresionados ante el tremendo paisaje que se extendía bajo nosotros; manchas de caducifolias, collados, alargadas cordilleras y valles aparecían entre las cuerdas de lluvia y la niebla  Así mismo, entre valles y nubes bajas, Navezuelas, Cañamero, el embalse del Fresno y por supuesto Guadalupe y la inconfundible mole del monasterio. A lo lejos, más allá de Navezuelas, nos pareció que emergía el peñón bajo el que dormita Cabañas del Castillo, mientras que hacia el sur se adivinaban algún embalse y las vegas del Guadiana conformando parte de la Serena y la Siberia.




No estuvimos allí arriba mucho rato -desde los casi 1600 metros de altura del pico más elevado de las Villuercas, la lluvia y el fuerte viento se hacían notar bastante- pero sí el tiempo suficiente para darnos cuenta de que entretanto (y aunque) el mundo sigue su paso, haríamos bien en -usando ese término tan de moda- en relativizar más a menudo, o al menos intentarlo.





3 comentarios:

  1. Un buen lugar donde alejarse de monstruitos y disfrutar de unas magnificas vistas.

    Saludos.

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