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domingo, 27 de octubre de 2019

eljas. sierra de gata. cáceres.





Eljas es una de las tres poblaciones donde todavía se conserva la Fala, esa lengua viva de origen incierto que tan agradable resulta al oído de los visitantes. Dicen los estudiosos que la Fala tiene rasgos gallegos, portugueses e incluso leoneses. En cualquier caso -y sin entrar en más complicaciones- solo oír a los vecinos en su vida cotidiana hablar "u lagarteiru" ya merece una visita. Pero además, como la mayoría de los pueblos de la Sierra de Gata, Eljas tiene bonitos rincones, restos de arquitectura popular bastante interesantes y callejuelas por las que pasear tranquilamente hasta llegar a la parte más alta. Allí nos esperan los dos torreones del castillo que han sobrevivido al paso del tiempo, las guerras y el expolio, uno cilíndrico y el otro prismático, y algunos lienzos de murallas.

Lógicamente, este castillo, que perteneció a la Orden de Alcántara junto a los de Trevejo y Santibañez el Alto, conoció tiempos mejores y durante siglos fue un importante enclave defensivo. A partir del siglo XVII la fortaleza cayó en desuso, llegando a nuestros días muy desfigurado. Una pena porque la cantería de las dos torres nos hace imaginar una potente fortificación de gruesas murallas, cuyo interior acogería caballerizas, tahonas, aljibes, los diferentes aposentos y una gran Torre del Homenaje. De este sistema amurallado solo se conservan algunos lienzos, reutilizados como cementerio, según era costumbre.





La Fala se habla también en San Martín de Trevejo y en Valverde del Fresno, formando un atractivo triángulo que no es más que una muestra de la sorprendente diversidad de paisajes, costumbres y arquitecturas de la provincia de Cáceres. 





sábado, 19 de octubre de 2019

museo wolf vostell-los barruecos.








Justo hace un año estuvimos visitando con unos familiares el Museo Wolf Vostell de Malpartida de Cáceres. Nunca me cansaré de repetir que tener un museo de esas características es un lujo para Extremadura. Por eso, cuando viene algún familiar a vernos, procuramos llevarlos allí. 

Aquel fin de semana de octubre tuvimos la suerte de coincidir con una exposición temporal en el exterior del museo, que nos sorprendió gratamente. Además, el atardecer nos ofreció unas imágenes de los Barruecos tremendas.

Pues eso. Un lujo. 





viernes, 11 de octubre de 2019

las sirenas de la serena.



Desde muy antiguo, el hombre ha creído en la presencia de hadas o damas de luz vinculadas a cursos y puntos de agua, las cuales atraían con sus cantos, su belleza y otras artes a los más incautos, para posteriormente causarles la perdición. Es posible por tanto, a falta de otras teorías contrastadas, que la relación de la comarca pacense de La Serena con los personajes mitológicos del mismo nombre, se deba a la creencia de que en algún paraje del río Guadiana o del río Zújar, existía un personaje de este tipo. Lógicamente, en su origen esta figura debió ser una lavandera, una molinera o algún otro personaje femenino que habitaba las riberas de los ríos antes citados, ante cuyos encantos caerían rendidos los viajeros. Posteriormente, el imaginario popular convertiría este ser real en ser de leyenda.

El caso es que en la comarca pacense de La Serena hay varios representaciones destacables de sirenas, aunque no tantas como se podría suponer. Así presidiendo la portada del Ayuntamiento de Villanueva aparece una sirena de gran tamaño. A izquierda y derecha de dicha representación se puede leer que dicha obra "acabose en 1583, siendo Gobernador el señor licenciado Duarte de Laguna".


                          


Pero esta no es la única sirena que podemos encontrar en Villanueva, porque en el dintel de granito del edificio conocido como la vieja cárcel, situado en la calle Pósito nº 20, podemos ver también una representación de este tipo. En este ocasión estamos ante una figura de pequeño tamaño y aspecto jocoso que suele pasar desapercibida para la mayoría de los transeúntes. 




Por último, cabe mencionar la sirena que, desde hace años, vigila los juegos de los cientos de niños que juegan y han jugado en el villanovense Parque de la Constitución, y también las conversaciones de madres, padres, abuelas y abuelos. Dicha figura, obra del escultor Perfecto Corbacho, preside el animado espacio desde principios de los setenta del siglo pasado. 




Otro ejemplo muy destacable de representación de este mitológico ser, lo podemos encontrar en Castuera, en concreto en la monumental portada de cantería de la conocida como Casa de las Sirenas. Las fotografías muestran dos sirenas de aspecto risueño en posición horizontal, situadas simétricamente respecto a una gran concha central. Hay que señalar, como curiosidad, que ambas figuras carecen de brazos, mostrando en su lugar alas o aletas. Estamos, sin duda, ante una obra de arte de gran mérito y de enorme valor histórico, que nos lleva a tiempos, no tan lejanos, de hermosos sueños de grandeza.  






(La primera vez que supe de la existencia de hadas de luz en puntos de agua -ríos, arroyos, pozos, lavaderos, molinos, etcétera- fue gracias a Eloy Martos Núñez, catedrático de la UEX.)

lunes, 7 de octubre de 2019

arqueología experimental.




Tengo la suerte de tener en casa dos puntas de flechas talladas por mi amigo José María Gómez Sánchez. Una de ellas, además, la hizo una tarde que habíamos quedado con él para que nos enseñara las pinturas rupestres de la Sierra de Santa Catalina. Mientras caminábamos, José María nos iba contando las propiedades de las plantas que encontrábamos a ambos lados del sendero. A su vez iba tallando un trozo de cristal. Después, sentado bajo un panel de pinturas esquemáticas, le insertó una caña, le untó un pegamento natural fabricado por el mismo y le ató una fina cuerda. Finalmente me lo regaló. Toma es para ti, me dijo.

Desde entonces tengo esa punta de flecha como uno de mis más preciados tesoros.








Mas información:
Sorprendentemente, José María es capaz de hacer fuego utilizando las mismas técnicas que las que  usaban nuestros antepasados, únicamente mediante el golpeo de una piedra rica en hierro sobre un trozo de sílex o gracias a la enérgica frotación de una rama sobre madera. En el primer caso se trata de conseguir que las chispas que se producen hagan arder un material inflamable (yesca). En el caso de la fricción sobre madera hay que lograr que el calor generado inflame la yesca. El resultado es, de cualquier forma, espectacular...