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viernes, 8 de marzo de 2019

piedras pasaderas. idanha-a-velha



A la hora de vadear ríos y arroyos, la utilización de piedras ha sido una solución fácil, económica y relativamente frecuente a lo largo de la Historia. Sin embargo las piedras pasaderas sobre el río Ponsul, muy cerca de Idanha-a-Velha (Portugal), tienen cierta singularidad por varios motivos. El primero de ellos es el elevado número de piedras -colocadas en vertical- que conforman el conjunto, en concreto 43. El segundo, la gran distancia que salvan, 50 metros. A ello hay que añadir que estas piedras pasaderas (poldras en portugués, stepping stones en inglés) proceden de un asentamiento amurallado romano que actualmente recibe el nombre de Idanha-a-Velha.

Es decir, la tremenda muralla y los numerosos edificios con que contaba la ciudad romana fue una enorme cantera para los pobladores que posteriormente se fueron asentando. Basta un pequeño paseo por sus bonitas callejas para advertir que la mayoría de las casas han reutilizado sillares, lápidas y otros elementos, usándose también actualmente como bancos y maceteros. Incluso el castillo templario fue construido sobre un gran templo romano de planta rectangular dedicado a Júpiter.

Castillo templario levantado sobre un antiguo templo romano.

Sillares romanos formando parte de las casas.

Diversos elementos romanos utilizados actualmente como ornamentos.

Lógicamente, los que decidieron construir este rudimentario paso sobre el río Ponsul, utilizaron también algunos de los elementos constructivos de los muchos edificios e infraestructuras caídas en desuso tras algún periodo de decadencia de la ciudad. En este punto, sería conveniente añadir que este paso -siempre según la cartelería informativa- no parece ser muy antiguo, no pudiéndose relacionar con una antigua calzada romana aunque si con alguna vía medieval o posterior que uniera Castelo Branco e Idanha-a-Nova.


50 metros lineales y 43 piedras colocadas en posición vertical forman este
singular conjuto de piedras pasaderas.

Las piedras no están colocadas directamente
sobre el lecho del río. En esta imagen se aprecia
una sólida base de piedras, también procedentes
de la hermosa ciudad amurallada. 

Aquí en Extremadura también es relativamente frecuente encontrar piedras pasaderas en ríos no demasiado caudalosos, por ejemplo en el río Salor, muy cerca de la ermita de Nuestra Señora del Salor, un lugar precioso y muy recomendable, lleno de historias e Historia que refleja muy bien el paso de los hombres y la lucha por sobrevivir y adaptarse al medio... 


Pasaderas sobre el río Salor. Al fondo, la ermita.

Detalle de las piedras pasaderas sobre el Salor, muy cerca de Torrequemada.

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