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lunes, 23 de septiembre de 2013

los seis músicos de guadalupe



Si habéis estado alguna vez en Guadalupe, tal vez os hayáis fijado en las dos grandes puertas de bronce que guardan el acceso a la iglesia del monasterio, y en las figuras repujadas en medio relieve que representan diversos pasajes de la vida de Jesús, desde la Anunciación del ángel a María hasta la Resurrección. 

Son dos paños por puerta y en cada paño aparecen tres escenas distintas. Entre ellas me llamó la atención la escena de la Coronación de la Virgen, y especialmente las figuras de los seis  músicos instrumentistas.


Como se puede ver, hay tres músicos en cada lado y están realizados de manera algo tosca, a pesar de que la obra está fechada en la segunda mitad del siglo XIV o principios del XV. Además, dos ángeles sujetan la corona de María, que aparece sentada en un trono, con su hijo en su regazo y un cetro en su mano derecha.

Al igual que las dos figuras que portan la corona, las seis figuras están dotadas de alas de tamaños y formas variables en función de los espacios que quedan tras ellos. No estamos, por tanto, ante la representación de simples músicos, sino ante ángeles que hacen sonar sus instrumentos en honor de María y de su hijo.

Si empezamos por nuestra izquierda podemos ver un ángel que toca una flauta doble. Este tipo de flauta, también conocida como aulós estaba hecha de caña o de marfil y solía tener un sonido muy agudo. Al parecer, este instrumento fue muy utilizado durante  la Antigüedad y la Edad Media, pero después cayó en desuso. A su lado, un ángel toca un arpa, instrumento también muy utilizado desde muy antiguo en numerosas regiones de Europa. El arpa que vemos es pequeña y por tanto, podía ser sujetada sobre un brazo, la mano y el hombro, mientras que con los dedos de la otra mano se pulsaban las cuerdas, hechas de tripas. Durante la época medieval, este tipo de arpa acompañó frecuentemente a juglares y trovadores. Posteriormente, este instrumento evolucionó hasta alcanzar mayor complejidad y una gran altura y por ello, era colocada en el suelo.

Bajo estos dos personajes podemos ver un músico que hacer sonar las cuerdas de un instrumento de cuerda que podría ser muy bien un laúd, instrumento de origen árabe muy popular durante el medievo. Se puede apreciar con claridad que en su mano derecha sujeta una púa. Con el tiempo se abandonó el uso de la púa y se emplearon con más asiduidad las yemas de los dedos, con las que se obtenían más variedad de sonidos. 

Simétricamente a estas tres figuras, a nuestra derecha, aparecen otros tres músicos que portan instrumentos muy similares a los descritos con anterioridad.  Así, el arpa que sujeta el ángel de rostro desfigurado se encuentra algo desdibujada, pero no parece presentar grandes diferencias. A su lado, un flautista toca en esta ocasión una flauta recta, mucho más común y habitual que la de doble caña. Y por último, en la parte inferior un ángel sostiene una viola de arco, también conocido como vihuela, viela o rabel, considerado como el precursor del violín actual. Como en este, el sonido se obtiene al frotar un arco sobre sobre varias cuerdas de tripa situadas sobre la caja de resonancia, hecha de madera.


Jose Ramón Mélida, uno de los arqueologos que descubrió el teatro romano de Mérida consideró este conjunto de hojas de bronce como una obra importante de la industria medieval española, en la que no abundan los bronces, pero una obra mediocre desde el punto de vista artístico en la que el barbarismo y la tosquedad de la factura le da cierto aspecto arcaico. Tal vez tuviera razón, pero que queréis que os diga. A mi estos músicos me gustan...

domingo, 1 de septiembre de 2013

las juderías de cáceres.


La existencia de dos juderías en Cáceres dan cuenta de la importancia que, en determinados momentos, tuvieron los judíos en dicha ciudad. La más antigua, la Judería Vieja se encontraría situada en el lado este, entre las murallas almohades y la parte alta de la ciudad. Al parecer, dominando la ciudad se encontraban también la alcazaba y la mezquita, sustituidas más tarde por la Iglesia de San Mateo y el palacio de las Veletas. La forma más fácil de acceder al barrio judío era a través del llamado Arco del Cristo, la antigua puerta romana donde todavía se aprecian perfectamente los sillares empleados en su construcción. 

Samuel Rodriguez Carrero, (Extremadura; caminos de cultura) del que he recibido la mayor parte de la información y de las fotografías utilizadas en las entradas que sobre las juderías extremeñas publiqué el pasado mes de Enero, lo explica muy bien en el siguiente párrafo;

La primitiva, construida intramuros, en una zona escarpada y bajo la protección de algunos palacios, se encontraba en lo que actualmente es el Barrio de San Antonio (en una de las placas del barrio, se ha pintado la Estrella de David, como recuerdo a la presencia de judíos en sus calles). El nombre se debe a la ermita dedicada a este santo, erigida sobre lo que fuera la sinagoga del lugar. Nuevamente se compone de varias calles y cuestas estrechas, que desembocan en dos plazuelas, una donde se encuentra la ermita, y otra donde han ubicado una Estrella de David en el enlosado. A la judería se accede por las calles de Hernando Pizarro, del Moral, de Pereros, Rincón de la Monja y el callejón de Don Álvaro. Las dos primeras también se consideran parte de la judería, y en una de ellas (la del Moral), hay una especie de corrala donde una misma entrada da a un patio donde varias casas tienen cabida (muy del sabor de las juderías más típicas). En el callejón de Don Álvaro, por su parte, nuevamente hay un arco de ladrillo, del que tampoco sé su datación, pero que nuevamente recuerda la señalización tradicional de los barrios hebreos sefardíes.


Ciudad antigua de Cáceres.
La Judería Vieja se encontraba intramuros, entre la muralla y
la zona más alta de Cáceres.
La ermita de San Antonio ocupa parte del solar donde estuvo la sinagoga.
El Arco del Cristo, una de las antiguas puertas de la muralla romana,
es el acceso desde el este al casco antiguo de  la ciudad  y a la judería .
También se le conoce como Arco del Río, por  su proximidad
a la Ribera del Marco.
El barrio judío tuvo que adaptarse a la topografía del terreno,
muy irregular y con pronunciadas pendientes. 

La otra judería, la Judería Nueva, se encontraba en el lado opuesto de la ciudad y fue construida extramuros, sobre un terreno mucho más llano y abierto. Tal vez por ello, estas calles han perdido el encanto y el sabor que poseen las callejas empedradas de casas bajas de la otra judería.

La Judería Nueva, por su parte, se ubicó junto a la Plaza Mayor. Se compone principalmente de las actuales calles Paneras y de la Cruz. Otro arco da acceso a la primera, separándola de la plaza (éste sí que supongo que es posterior a la expulsión judía de España, pero entiendo que es muy posible que sustituyese a otro anterior). Las calles vuelven a ser estrechas y algo empinadas, localizándose la sinagoga de esta otra aljama donde hoy se levanta el Palacio de la Isla, cuya entrada se encuentra cerca de la Plaza de la Concepción, abriéndose sin embargo la capilla palaciega a la calle de la Cruz, seguramente como hiciera antaño la sinagoga.

La Judería Nueva estaba situada junto a la Plaza Mayor.
Calle Cruz. Judería Nueva.

Una vez ubicadas ambas juderías en la actual ciudad de Cáceres, queda por determinar la razón de la existencia de dos juderías. Esto es lo que Samuel  Rodriguez opina de ello;

Según algunos estudiosos, la existencia de dos juderías se debía a que la Judería Vieja era la original, construida al abrigo de la desaparecida Alcazaba musulmana, junto a las murallas. Al llegar la década de 1.480, con la correspondiente expulsión de los judíos de Sevilla, Córdoba y Cádiz, y aumentar éstos el número de sefardíes en muchas localidades extremeñas y españolas en general, se decidió por parte de los Reyes Católicos separar a todos los judíos en juderías señalizadas, dando lugar en Cáceres a la Judería Nueva, donde se reunió a todos los judíos que entonces estaban en la otrora villa. 

Ahora bien, me decanto más por otra versión, según la cual las dos juderías se mantuvieron hasta la expulsión de los judíos de España, por el simple hecho de que la construcción de juderías a partir de 1.483 en las localidades que recibían judíos andaluces, se debe a que en esas poblaciones los judíos vivían dispersados por diferentes calles de la ciudad. Trujillo es un ejemplo: los judíos vivían dispersados, pero al llegar la ola de judíos andaluces, se reunió a todos ellos, tanto los que ya vivían allí, como a los nuevos, en la Judería. Ahora bien: en Cáceres ya existía una judería, y ya estaban allí reunidos los judíos del municipio antes de que llegaran los judíos andaluces. No tendría, desde mi punto de vista, sentido que los judíos del Barrio de San Antonio fueran movidos a la Judería Nueva, pues no se encontraban dispersos. Desde mi ver quizás la construcción de la Judería Nueva se debió al aumento de población hebrea por la llegada de los andaluces, pero no tiene por qué significar que la Judería Vieja quedara entonces vacía, sino que posiblemente ambas coexistieran.

Poco que añadir, por tanto, a las palabras de Samuel. Eso si, agradecerle una vez más que nos ayude a entender los vaivenes de nuestro pasado. Cada vez estoy más convencido de que para entender el presente, es preciso conocer (aunque solo sea por encima) la historia de los pueblos y ciudades de nuestro alrededor...

Más sobre juderías extremeñas:


juderías
Hace unos días pude leer un articulo en un diario regional en el que se informaba de la creación de una página web a través de la cual se podía hacer un recorrido virtual por 24 juderías situadas en territorio español. Entre ellas se incluían las juderías extremeñas de Cáceres, Plasencia y Hervás. 









la judería de badajoz.
Sin embargo, de la judería de Badajoz se conoce muy poco a pesar de que albergó durante cierto tiempo un buen numero de familias de origen hebreo. Según diversos historiadores, la judería ocuparía las traseras de lo que hoy conocemos como Plaza Alta.





la mezuzá de trujillo.
En resumen, la judería ocuparía la práctica totalidad del lado suroriental de la Plaza Mayor. A excepción de la calle del Gurría, el resto de la judería ha sido bastante alterada con el paso de los siglos. La calle del Gurría, sin embargo, mantiene ese sabor hebreo, con arcos tanto de entrada como de salida a la misma