Hay un jardín en Mérida, escondido y desconocido por la mayoría de los turistas, que recibe el sugerente nombre de "jardín de las antigüedades". Este lugar fue creado a principios del siglo XVIII por el historiador Agustín F. Forner y Segarra y por fray Domingo, un fraile del Convento de Jesús, para preservar las numerosas muestras arqueológicas que ofrecía el subsuelo emeritense. El lugar elegido fue precisamente el huerto del citado convento, actualmente Parador Nacional de Turismo. Hoy día la mayoría de la piezas forman parte del Museo de Arte Romano aunque todavía se pueden ver algunos restos romanos, visigodos y árabes e incluso restos de unas termas.
Pero tal vez no sean estos restos donde radica el encanto de este pequeño jardín situado en dos niveles, sino más bien en la originalidad de los distintos elementos vegetales y en las formas y volúmenes que presentan los setos. No he podido encontrar ningún dato sobre la fecha de su implantación ni sobre quién fue el autor de su diseño. He de decir que esperaba encontrar un espacio decimonónico y decadente pero encontré todo lo contrario; un jardín de estilo modernista que recuerda claramente, por sus ondulaciones y curvas, el estilo de Gaudí. Incluso me atrevería a decir que este jardín es único en su estilo y que probablemente no exista nada parecido en Extremadura.
De todos modos, no es esta la única sorpresa que guarda el Parador de Mérida, que ocupa el interior de un convento levantado en 1725 sobre una antigua basílica visigoda, construida a su vez sobre un edificio romano. Tal superposición de culturas ofrece curiosidades como las doce columnas que podemos ver en el bonito patio del Parador. Estas columnas son visigodas pero en algunas de ellas aún se pueden observar inscripciones árabes que indican que probablemente formaron parte de una mezquita. (Osea, que lo del reciclaje no es un invento del siglo XX.)
En algunas de las columnas existen también inscripciones de 1837, año en que fue rehabilitado el convento, bastante maltrecho después de la presencia francesa. (Gracias, Nadal) Pocos años después, tras la Desamortización, el edificio fue abandonado por los religiosos y fue utilizado como manicomio y cárcel..
Es lo que tiene Mérida. Entras en el Parador a tomar café y sales con un montón de fotos y pensando ya cual va a ser la próxima Entrada del blog.
He estado docenas de veces en el parador de Mérida y no conozco ese sitio.
ResponderEliminarRazón para volver.
Como siempre, una maravilla entrar en tu blog y descubrir cosas nuevas que están bien cerca y no se conocen por la mayoría. Muchas gracias! Intentaré pasarme la próxima vez que vaya a Mérida. Un saludo!
ResponderEliminarPues la verdad es que yo lo encontré de casualidad. No tenía ni idea de la existencia de este curioso jardín. Y ya digo, es pequeño pero merece un café y una visita.
ResponderEliminarUn saludo a ambos y gracias por comentar.
Hola Jesús!!!.Gracias por visitarme y comentar.
ResponderEliminarTienes un blog muy interesante.
Me gusta, y desde hoy me hago seguidor.
Gracias por permitir conocerte.
Un abrazo.
Me ha encantado esta entrada. Un jardín siempre me da paz y tranquilidad, sosiego y recogimiento.gracias por descubrirnoslo.
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