Páginas

miércoles, 1 de diciembre de 2010

el mudéjar extremeño.

Como sin duda sabéis, hace unos días el flamenco y la dieta mediterránea fueron proclamados por la UNESCO Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. La influencia árabe en ambos es, a mi juicio, casi tan definitiva como la impronta que dejaron en los pueblos de empinadas callejas y casas blancas, en la toponimia de nuestra geografía o en la piel morena y cabello rizado de algunos de nosotros... Y como no, en la arquitectura de muchos de los palacios, fortalezas e iglesias que embellecen nuestros pueblos y que han llegado a nuestros días en desigual estado de conservación.

Llerena, Zafra, Guadalupe, Galisteo, Hornachos, Alía, Capilla, Azuaga, Puebla de Alcocer...La lista de poblaciones extremeñas que aun conservan, en mayor o menor medida, muestras de Arte Mudéjar sería casi interminable. Este Arte se caracteriza, a grandes rasgos, por el uso para la consecución de los edificios del yeso, de la escayola y sobre todo del ladrillo, y por estar hecho por los mudéjares, más tarde llamados moriscos, que no eran otros que los habitantes de origen musulmán que habían permanecido en territorio cristiano tras la ocupación de estos.

Dicho estilo constructivo permaneció en la península durante varios siglos y nos dejó joyas como los Reales Alcázares de Sevilla o el Monasterio de Guadalupe e incluso viajó a través del Atlántico de la mano de alarifes moriscos que se fueron a hacer las Américas.

Los alarifes o albañiles tuvieron bastante movilidad por todos los territorios que forman la actual Extremadura e iban con sus familias allá donde un noble quisiera hacerse su palacio o estuviera prevista la construcción de una iglesia. Por ser mano de obra barata y eficiente y por los resultados estéticos que ofrecían sus edificios, los alarifes no serían tan mal vistos y tan mal tratados por los cristianos como el resto de los mudéjares. Eso si, como la mayoría de ellos, se aferrarían con uñas y dientes a sus costumbres, a su religión, a su música o a su modo de vestir...Hubo momentos en que fueron respetados, siempre formando parte de las clases más inferiores, pero a partir de 1502 se intentó por todos medios la cristianización de los moriscos. El siguiente fragmento refleja bien la situación:

"... y si con fingida humildad usaban de algunas buenas costumbres morales en sus tratos, comunicaciones y trajes, en lo interior aborrecían el yugo de la religión cristiana, y de secreto se doctrinaban y enseñaban unos a otros en los ritos y ceremonias de la secta de Mahoma. Esta mancha fue general en la gente común, y en particular hubo algunos nobles de buen entendimiento que se dieron a las cosas de la fe, y se honraron de ser y parecer cristianos, y destos tales no trata nuestra historia. Los demás, aunque no eran moros declarados, eran herejes secretos, faltando en ellos la fe y sobrando el baptismo, y cuando mostraban ser agudos y resabidos en su maldad, se hacían rudos e ignorantes en la virtud y la doctrina. Si iban a oir misa los domingos y días de fiesta, era por cumplimiento y porque los curas y beneficiados no los penasen por ello. Jamás hallaban pecado mortal, ni decian verdad en las confesiones. Los viernes guardaban y se lavaban, y hacían la zalá en sus casas a puerta cerrada, y los domingos y dias de fiesta se encerraban a trabajar. Cuando habían baptizado algunas criaturas, las lavaban secretamente con agua caliente para quitarles la crisma y el oleo santo, y hacian sus ceremonias de retajarlas, y les ponían nombres de moros; las novias, que los curas les hacían llevar con vestidos de cristianas para recibir las bendiciones de la Iglesia, las desnudaban en yendo a sus casas y vistiéndolas como moras, hacían sus bodas a la morisca con instrumentos y manjares de moros..."

Luis del Mármol Carvajal.

Finalmente, en abril de 1609, Felipe III decretó la expulsión de los moriscos. Muchos de ellos tuvieron que marchar. Pero otros, los que se habían cristianizado y habían adoptado nombres y apellidos castellanos, permanecieron aquí, entre nosotros. Y aquí quedaron también, el uso del aceite de oliva ante la grasa de cerdo que usaban los cristianos, o su música, que siglos después daría paso al flamenco al mezclarse con la música popular y con la de los gitanos. Y por supuesto, quedaron retazos de su arquitectura, de la cual afortunadamente todavía podemos disfrutar, distribuida a lo largo y ancho de Extremadura y de amplias zonas de la península ibérica.

Monasterio de Guadalupe.
Castillo de Nogales
Alía. Cáceres.
Ermita del Humilladero. Guadalupe. Cáceres.

Castillo de Capilla.
Portada de la iglesia de Santa Ana. Magacela.
Castillo de Puebla de Alcocer.








7 comentarios:

  1. Que bien escribes, no me cansaré de decírtelo, ha sido toda una sorpresa para mi, y muy grata por cierto, jeje. Muy interesante lo que cuentas, habrá que ir más a menudo por tu tierra "de adopción". Besitos familia!

    ResponderEliminar
  2. La impronta árabe en nuestra cultura y en nuestra esencia como Pueblo es, desde luego, definitiva. Como bien dices, desde el arte hasta la gastronomía, pasando por las grandes construcciones o las misma cultura del agua.
    De nuevo, excelente lección de historia.
    Un saludo, Jesús ( y Viva el Betis, por supuesto !!)

    ResponderEliminar
  3. Actualmente cuando se cumplen 400 años de las expulsión de los moriscos, en Aragón se estan realizando diferentes actividades para dar a conocer una cultura que tuvo mucho que decir en esta tierra.
    Todos estamos mezclados, aunque a algunos no les guste.
    Una entrada muy interesante
    Saludos
    Cristina

    ResponderEliminar
  4. Bueno, me alegro que os guste.

    Efectivamente, Cris, en Aragón hay abundantes y buenos ejemplos de mudéjar, no en vano como sabes, ha sido reconocido como Patrimonio de la Humanidad. Aquí el tiempo, las guerras y el abandono han hecho que algunas de ellas hayan llegado en bastante mal estado.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Con la expulsión de los moriscos Felipe III se cubrió de gloria. Unas gentes que vivían aquí nada menos que 9 siglos! Tuvo que ser dramático.
    En cuanto a su estilo arquitectónico no es de los que me llaman la atención -soy muy fan del románico- pero me encanta ver sus influencias en obras que supuestamente no son mozárabes.
    Muy bonita la entrada Jesús.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Que educativo y además acompañado de buenas fotos.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. muy interesante lo que cuentas, y las fotos me gustan mucho,un besote a toda la familia de Nuria de Almendralejo

    ResponderEliminar