"En recuerdo de todos aquellos que perecieron en la Playa de Streedagh cuando los buques de la Armada, La Lavia, La Juliana y Santa María de Visón naufragaron durante la gran tempestad de 21 de Septiembre de 1588" reza en un pequeño y discreto monolito situado en la playa del mismo nombre, un lugar expuesto a los vientos, salvaje y aislado. A pocos metros también se puede observar, sobre un murete de piedra, un desgastado mapa en bronce de la gran Isla de Irlanda. En dicho mapa están señalados los puntos donde tuvieron lugar otros naufragios y los nombres de los veintitrés malogrados buques pertenecientes a la Gran Armada que, durante el reinado de Felipe II, se hundieron frente a las costas de Irlanda del Norte y de la Republica de Irlanda, cuando pretendían volver a la península ibérica, tras un frustrado intento de cambiar el curso de la monarquía inglesa.



Cuentan las crónicas que durante estos naufragios perecieron ahogados decenas de españoles y que otros muchos pudieron llegar a tierra firme, donde fueron masacrados por las tropas inglesas. Afortunadamente, algunos salvaron su vida gracias a la ayuda de numerosos irlandeses, enemigos acérrimos de Inglaterra, que se arriesgaron en grado sumo en dicha empresa, como por ejemplo, el noble Brian O´Rourke, -cuyo castillo tuvimos la oportunidad de visitar-, ejecutado por prestar protección a un oficial español.


Realmente, la debacle de la Gran Armada, bautizada por los ingleses en tono irónico como la Armada Invencible, se debió a incompetencias de los mandos y sobre todo a los fuertes temporales atlánticos y no a la destreza o fuerza de los enemigos que, sin embargo, pasaron a la Historia como vencedores de aquel episodio bélico. El investigador y escritor Esteban Mira Caballos lo explica muy bien en su blog y más concretamente en el artículo "Mentiras de los ingleses sobre la derrota de la Armada Invencible":
"Es cierto que los ingleses ganaron a España la batalla de la información. Fueron ellos los que llamaron a la armada española “Invencible” y fueron ellos los que difundieron el estereotipo de que David había derrotado a Goliat. Pero estudiosos contemporáneos han desmentido esta circunstancia. De hecho, se enfrentaron 150 naves españolas contra 180 o 190 navíos ingleses. Pero descartando los buques auxiliares, España combatía con 65 galeones frente a más de un centenar de naves gruesas de la armada inglesa. Por tanto, primera mentira: era falso lo de la aplastante superioridad de la Armada Invencible.
La armada española nunca fue derrotada directamente en su enfrentamiento con la inglesa. Un cúmulo de circunstancias, la mayor maniobrabilidad de los buques ingleses y varios errores tácticos propios nos llevó a esa derrota. Varias tormentas, ocurridas los días seis, diecinueve y veintidós de septiembre terminaron por desaparejar la armada. No pocos navíos se vieron obligados a arribar a puertos escoceses e irlandeses, corriendo los tripulantes una suerte muy dispar. Algunos fueron acogidos por familias escocesas y regresaron meses después a España pero la mayoría de ellos fueron robados y asesinados, mientras el resto de las naves sufrían hambrunas por falta de víveres, frío y epidemias. En total, de los ciento treinta buques regresaron sesenta y seis y de los treinta mil hombres embarcados tan solo diez mil. De poco sirve decir que la mayor parte de las pérdidas se produjeron por tormentas y accidentes no por combates."
El caso es que, durante el regreso de la fallida misión, la bella costa oeste irlandesa fue testigo del naufragio de parte de la flota española y que en determinados puntos se han levantado monumentos recordatorios de dicho hecho. El monolito que nosotros pudimos ver y fotografiar, en español, gaélico e inglés, se halla en la Playa de Streedagh (Condado de Sligo). Sin embargo, las huellas que este episodio histórico dejó son numerosas a lo largo de toda la costa. Sería bonito volver y, entre Guinness y Guinness, recorrer las hermosas playas, en busca de ellas.