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miércoles, 14 de marzo de 2018

el hombre que sabe hacer fuego.


Tengo la suerte de haber subido recientemente a la sierra con un singular serradillano, José María Gómez Sánchez, y de comprobar in situ las habilidades que ha ido adquiriendo en cuanto al modo de vida de las culturas antiguas y su integración en el medio natural.

Lo más curioso es que José María es autodidacta y que muchos de sus conocimientos proceden de la observación y la experimentación. Subir con él a la sierra es, por tanto, descubrir secretos de las plantas y las piedras que solo él conoce. Aun así, la tradición oral, los libros e internet tienen un peso importante en su mochila porque estamos sobre todo, ante un hombre curioso, ávido de conocer y de recrear experiencias.

Las habilidades de José María son muchas. Una de ellas es la de imitar el proceso de fabricación de armas y utensilios cotidianos de las culturas prehistóricas con materiales de reciclaje u obtenidos de la propia sierra. Así, a partir de elementos de los más diversos -tendones de ciervos, resina natural, huesos, ramas, botellas de cristal o diferentes tipos de piedras- y gracias a la habilidad con que los maneja, consigue instrumentos que bien podrían aparecer en cualquier museo antropológico o de la Prehistoria (hachas, bramaderas, flechas, raspadores o arcos).

Elaboración de una flecha con tendón de ciervo,
resina y punta tallada de cristal.

Fruto de esta curiosidad y del ensayo ya comentado, este sorprendente e interesante personaje es capaz también de obtener pigmentos similares a los que utilizaban en la Prehistoria para pintar las paredes de roca y para dejar impresas en ellas su ideas y sus anhelos. Igualmente José María tiene la habilidad de guiar a los más curiosos hasta esos recónditos abrigos y de mostrar e interpretar las preciosas y enigmáticas pinturas que adornan sus paredes desde hace miles de años.

Obtención de pigmentos naturales 

Vivir en un entorno tan agreste como Monfragüe supuso para el hombre un duro proceso de supervivencia y de adaptación al medio en el que tuvo que emplearse a fondo. El conocimiento de las utilidades de la flora y el comportamiento de la fauna, el aprovechamiento de los recursos o el paso de las estaciones y sus consecuencias fueron fundamentales a la hora de este proceso de adaptación. El uso del fuego -saber hacerlo, mantenerlo y transportarlo- fue seguramente un paso definitivo para que la especie pudiera perpetuarse.

Sorprendentemente, José María es capaz de hacer fuego utilizando las mismas técnicas que las que  usaban nuestros antepasados, únicamente mediante el golpeo de una piedra rica en hierro sobre un trozo de sílex o gracias a la enérgica frotación de una rama sobre madera. En el primer caso se trata de conseguir que las chispas que se producen hagan arder un material inflamable (yesca). En el caso de la fricción sobre madera hay que lograr que el calor generado inflame la yesca. El resultado es, de cualquier forma, espectacular...

El fuego es para Aristóteles uno de los cuatro elementos
principales de la Naturaleza.
Fotografía cedida por José María Gómez.
Con su fiel acompañante, Marley. 
Soliforme. Sierra de Santa Catalina. Serradilla. Cáceres. 

                                               Más sobre José María Gómez Sánchez:

El lince con botas. Talla, flecha, huesos, fuego.
En Facebook: Culturas primitivas
Durante una de sus demostraciones en el Centro de
Interpretación de Serradilla.
Fotografía cedida por José María Gómez Sánchez.