Hace unos días pude leer un
articulo en un diario regional en el que se informaba de la creación de una página web a través de la cual se podía hacer un recorrido virtual por 24 juderías situadas en territorio español. Entre ellas se incluían las juderías extremeñas de Cáceres, Plasencia y Hervás.
Pero hubo más. Según algunos historiadores, se puede constatar la presencia de judíos en lo que hoy conocemos como Extremadura, al menos desde el siglo II d.C. en concreto en la ciudad de Mérida. Posteriormente se distribuirían por numerosos puntos de la geografía extremeña, desempeñando con frecuencia un importante papel en la sociedad.
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Hervás. Cáceres. |
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Hervás. Cáceres. |
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Calle Judería. Villanueva de la Serena. Badajoz. |
Como os decía, además de las ya mencionadas juderías de Cáceres, Plasencia y Hervás, en Extremadura existieron otros importantes núcleos. Así, en la actual provincia de Cáceres hubo presencia judía en Garrovillas de Alconetar, Alcántara, Valencia de Alcántara, Guadalupe, Coria, Plasencia, y en pequeñas poblaciones del norte, como Galisteo o Gata. Respecto a la provincia pacense, las juderías más importantes se ubicaron en Mérida, Badajoz, Medellín, Villanueva de la Serena, Llerena, Jerez de los Caballeros, Zafra, y en diversas poblaciones del sur.
Lamentablemete en algunas de estas ciudades no quedan apenas rastros de estas juderías. Así, en Villanueva de la Serena, solo una simple placa que indica el nombre de una calle recuerda que allí hubo un barrio judío. Pero en otras su huella es muy perceptible. En Valencia de Alcántara, por ejemplo, ha llegado hasta nuestros días una sinagoga de la que podéis obtener más información en el blog
Extremadura; caminos de cultura de Samuel Rodriguez Carrero. Igualmente es notable, entre otras, el estado de conservación de la judería de Hervás, bonita población situada en el valle del Ambroz y de la amurallada capital del Valle del Jerte, Plasencia.
Sería, por tanto, una nueva forma de visitar estos lugares; recorrer las callejuelas de sus viejos barrios buscando en ellos la huella judía, sin dejar de disfrutar, por supuesto, de las otras peculiaridades que cada una de ellos nos ofrece.