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domingo, 22 de abril de 2012

hornachos. badajoz.


Hornachos es uno de los lugares donde es más perceptible la huella que los moriscos dejaron en Extremadura, ya que durante cientos de años acogió una de las morerías más numerosa. Pero en 1609,  tras varios siglos de estancia, los moriscos tuvieron que partir hacia el norte de África, provocando un importante vacío cultural, económico y social y dejándonos a su vez una valiosa herencia.  Lógicamente el tiempo ha borrado gran parte de esa herencia aunque todo allí gira en torno a ellos; todo te lleva a la historia de los mudéjares que resistieron la presión de las autoridades eclesiásticas cristianas hasta que finalmente fueron expulsados. Muchos marcharon, pero otros, ya convertidos y con apellidos castellanos, se mezclaron con los cristianos viejos...

Un recorrido por Hornachos no debería obviar los siguientes edificios y construcciones:

La iglesia. Fue construida tras la puesta en marcha por parte de las autoridades cristianas de una campaña para convertir al cristianismo a los rebeldes moriscos, y está dedicada a la Purísima Concepción. Los propios moriscos intervinieron en su construcción. Es considerada por los especialistas como una joya del arte mudéjar, pero esto no es una excepción de Hornachos. Los moriscos dejaron en la comarca de Tierra de Barros varias iglesias mudéjares de gran interés.

Una joya del mudéjar.

El pósitoEste edificio, utilizado durante muchos años como almacén de grano, actualmente acoge bajo sus bóvedas de ladrillos un centro de interpretación de la cultura morisca. En su interior varios paneles explicativos ilustran sobre diversos aspectos de esta cultura y sobre la curiosa historia de los piratas de Hornachos y la República morisca de Salé.  En él se exponen también las copias de varios manuscritos árabes religiosos del siglo XV, escondidos sin duda por el temor de sus propietarios ante la prohibición por parte de las autoridades de la tenencia de libros. Estos escritos fueron encontrados en el año 2003, tras la realización de una obras en una vieja casa hornachega.

Centro de Interpretación.
Copia de manuscrito árabe.

El castillo. Construido por los árabes en un lugar privilegiado, fue ocupado posteriormente por los monjes guerreros de la Orden de Santiago. Hoy día se encuentra bastante deteriorado pero debió ser una fortaleza inexpugnable. Bajo su flanco oeste se extienden los tejados rojos de Hornachos y la interminable llanura de Tierra de Barros.



El convento. El perro de San Roque si tiene rabo, por lo menos el que acompaña al santo que aparece en el interior del convento franciscano de San Ildefonso. Este edificio fue levantado para acoger a los monjes encargados de la conversión de los moriscos, conservándose todavía en su interior algunos frescos originales y antiguas imágenes. La fachada principal, como otros lugares de Hornachos, luce el orgulloso y prepotente escudo de Carlos V.

San Roque y su perro.
El escudo de Carlos V.

Las fuentes y los escudos. Repartidas por el casco urbano y por sus alrededores existen varias fuentes de evocadores nombres y de muy antigua construcción; la fuente de los Moros, la fuente de los Cristianos, el pilar de Palomas, la fuente de los Cuatro Caños...Me llamó mucho la atención la existencia de otros escudos de Carlos V tallados en piedra en las cabeceras de  dos de estas fuentes. Creo que esto debería ser interpretado como una demostración de poder ante los moriscos. Curiosamente en ambos es notorio que la parte superior, correspondiente al águila bicéfala, es bastante más reciente que el resto del escudo.


Las imágenes que aparecen sobre estas líneas corresponden a la fuente de los Cuatro Caños. Debajo, el pilar de Palomas, llamado así por estar situado en el camino que llevaba a la cercana localidad. El agua llegaba a él desde el Valle de los Moros, conducida a través de canales y acequias, de los que todavía quedan algunos restos.




Estas acequias conducían el agua desde la Fuente de los Moros hasta el pilar antes mencionado. En  su recorrido a través del Valle de los Moros regaban también las huertas moriscas arrebatadas a la sierra mediante terrazas y bancales. El microclima con ausencia de heladas (o al menos con menor probabilidad) que presenta este valle permitía el cultivo de ciertas especies sensibles a ese elemento meteorológico, como el naranjo o el limonero. Desconozco si se ha hecho algún estudio genético sobre los cítricos que actualmente podemos ver en el Valle de los Moros para comprobar si son descendientes de los árboles frutales que cultivaron los propios moriscos...

Fuente de los Moros
Noria en el Valle de los Moros.

domingo, 15 de abril de 2012

ana solo de zaldívar.


Normalmente, cuando vamos a Don Benito, aparcamos el coche en el mismo lugar y luego nos acercamos al centro a pie. Mira, me suele decir Anabel cuando ya estamos bien cerca de la plaza; esa es la calle que está dedicada a Ana Solo de Zaldívar, una tía de mi abuela. Y entonces yo me propongo indagar sobre esa pariente lejana de mi mujer, que mereció que una calle de su localidad llevara su nombre. Pero, por un motivo u otro, no fue hasta unos días cuando me propuse averiguar quién había sido aquella mujer...

Lo que más llama la atención al adentrarse en la vida y obra de Ana María Solo de Zaldívar (Don Benito, 1858- ¿...?) es la relevancia que alcanzó en los círculos intelectuales y sobre todo, las avanzadas ideas que tenía sobre la mujer y su educación, teniendo en cuenta la época que le tocó vivir. Estas ideas, y las de otras mujeres que trabajaron junto a ella, sin llegar tal vez a integrarse en el feminismo pueden considerarse, al menos en algunos aspectos, cercanas a este movimiento, como veremos enseguida.

Ana María desempeñó durante toda su vida una importante labor docente impartiendo diversas materias, primero en Don Benito y después en Madrid, donde ocupó la dirección de varias instituciones. Con posterioridad alcanzó la dirección de la Escuela Normal de Málaga, en la que tuvo como alumna, entre 1906 y 1910, a Victoria Kent, feminista que desempeñaría más adelante un destacado papel en la vida política. Finalmente, en 1910, dejó Málaga, ciudad donde también existe una calle con su nombre, y fue nombrada directora de la Normal de Granada. (Las Escuelas Normales se crearon con el fin de formar a los futuros maestros. Al parecer, los medios con que contaban estas instituciones eran generalmente muy escasos, principalmente por la inestabilidad política de aquellos años y por el nulo interés de los políticos. Esta escasez no impidió, sin embargo, que realizaran una importante labor en la formación de docentes.)

Además, Solo de Zaldívar escribió diversos libros de textos sobre Gramática y Aritmética y participó de manera activa en varios periódicos y revistas, llegando a fundar y dirigir una publicación periódica.

Fue, como vemos, una mujer adelantada a su tiempo, no solo por su brillante trayectoria profesional sino por la inquietud que mostró en pos de conseguir una posición mejor para la mujer, por entonces relegada a las tareas del hogar y considerada intelectualmente inferior al hombre. Si ya sería complicado para una mujer del siglo XIX llegar a donde lo hizo Solo de Zaldívar, podemos imaginar los muros contra los que chocaría en sus pretensiones. Lo que ahora nos parece lógico, por aquellos años no lo era en absoluto. Por ello, siendo ya directora de la Normal de Málaga, se veía en la necesidad de afirmar, en conferencias y artículos, que si la mujer presentaba menores aptitudes era debido a la escasa educación recibida, ya que normalmente, aquella que empezaba los estudios, era obligada a dejarlos a muy temprana edad. La educación era, por tanto, el medio que haría llegar a la mujer al mismo nivel que el hombre...

Sin embargo, mientras ella se situó en una postura más conservadora y defendía que la mujer debía alcanzar cierto nivel educativo para aplicar estos conocimientos en la formación de sus hijos, otras mujeres, incluso de su misma organización, tenían posiciones más progresistas y reivindicaban una educación que les permitiera mantener una familia.